¿Cómo serán los teatros históricos en 2040? ¿Cómo tienen que adaptarse para sortear la crisis climática que no da tregua y convertirse en edificios cero emisiones? Representantes de veintitrés teatros públicos de toda España, que destacan por su arquitectura, historia y relevancia cultural, se han reunido por primera vez en Toledo para debatir sobre esta herencia patrimonial que, tras haber superado mil batallas, se enfrenta ahora a vertiginosos cambios tecnológicos y sociales.
Y sí, es enorme el desafío, pero hay muchas ideas para lograrlo. Los más de 60 profesionales inscritos en las I Jornadas Internacionales de Teatros Históricos han compartido muchas experiencias, con metas claras y alcanzables, que ya están en marcha, y han escuchado a expertos “sobre temas que nos preocupan de verdad”, asegura Francisco Plaza, director del toledano Teatro de Rojas y anfitrión del encuentro.
“Es muy difícil hablar de teatros históricos si no tenemos un mapa", afirma convencido de la necesidad de contar con una referencia, “porque no tenemos más que una aproximación de los que hay y necesitamos una fotografía de cómo están y de cuántos están en riesgo”.
Este mapa es un proyecto actualmente incipiente en el seno de la Red Española de Teatros. Un grupo reducido de voluntarios trabaja en un diagnóstico que aspira a realizarse de manera más academicista: identificar los que están cerrados y documentar correctamente sus valores artísticos y de gestión.
“A partir de este mapa se verá si es reeditable otro plan nacional de recuperación de teatros como el de 1985, que rescató del abandono a 52 coliseos de todo el territorio nacional", apunta Francisco Plaza.
La importancia de la coordinación institucional
En su opinión, es "importante" la coordinación institucional. "Nos afecta a todos, creadores y gestores, pero cuesta imaginar que esa experiencia pueda realizarse en un contexto muy diferente ahora, con todas las competencias en manos de las comunidades autónomas y en el que no hay manera de concitar un consenso político”.
El teatro y la cultura de este país le deben mucho a los promotores de aquella iniciativa que, varios de los invitados a este foro, señalan las dificultades de lograr una segunda edición.
El Plan Nacional de Recuperación de Teatros Históricos, con Javier Solana como ministro de Cultura, permitió la recuperación del coliseo toledano (1878) entre medio centenar de teatros del siglo XIX en toda España. “Una vez rehabilitados tuvieron una titularidad pública, algo determinante”, señala el gestor cultural Antonio Ripoll, para quien esta decisión cambió por completo el sistema de producción teatral realizado hasta entonces, proporcionando una clientela nueva y multiplicando el público que podía acudir a las representaciones.
Uno de los impulsores de aquella iniciativa, Jose Manuel Garrido Guzmán. Hasta 1989 fue director general de INAEM (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música) y subraya la colaboración política de la época recurriendo a un ejemplo de su formación como biólogo: “El mutualismo [interacción biológica entre dos especies donde ambas se benefician] fue la clave de las políticas publicas que se hicieron en los años 80 y 90. Fue un alarde de mutualismo como nunca ha existido en este país. Empujábamos todos en la misma dirección”. Hoy se muestra partidario de una revisión serena, pero profunda, de las instituciones que gestionan la cultura en España.
La colaboración de las comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos permitió en aquel momento, además de la rehabilitación arquitectónica de los teatros, el fomento de sus actividades culturales. “Ahora no se podría hacer. Para arreglar un teatro hacen falta cientos de papeles", asegura el director y Premio Nacional de Teatro Lluís Pasqual, recordando a quienes gobernaban entonces, “sin haber aprendido todavía la parte de postureo", el que hoy existe en las redes sociales. "Salíamos de una noche espantosa [la dictadura franquista] con una cierta dosis de ingenuidad”.