Hace más de 20 años que un grupo de vecinos y vecinas de Toledo decidió seguir los pasos de otras ciudades de España y organizarse para mostrar un patrimonio íntimo, pero lleno de historia: sus patios. La Asociación Amigos de los Patios de Toledo se presentó de forma oficial en el 2001 y lleva desde entonces trabajando en mantener estos espacios vecinales como una parte viva de la ciudad que cobra especial importancia durante la celebración de la fiesta del Corpus Christi.
Del 27 de mayo al 1 de junio, se han organizado visitas, excursiones, conciertos, exposiciones y hasta espectáculos de danza, además de jornadas de puertas abiertas de 18 a 20 horas. Aunque este sábado, 1 de junio, el horario se amplia desde las 18 hasta las 22 horas.
Fueron declarados Bien de Interés Patrimonial en el año 2015, precisamente por haber ayudado a documentar distintas formas de vida a lo largo de su historia. Durante generaciones, desde romanos a andalusíes, las distintas culturas que han pasado por la ciudad han enriquecido estos lugares de convivencia familiar y vecinal. La vida giraba en torno al patio, que se encuentra muchas veces, pero no todas, en el centro de la vivienda, con un número variable de estancias y de formas. Son, además, un climatizador ambiental natural, especialmente socorrido durante los cálidos meses de verano.
"Presentan diferencias de temperatura de 3 a 5 grados, principalmente por la frescura que otorgan las plantas", explica Alejandro García Arriaga, encargado del Departamento de Medioambiente del Consorcio de Toledo, institución pública que durante el Corpus Christi organiza excursiones con centros educativos para que su alumnado conozca estos espacios, patrimonio de su ciudad pero para la mayoría desconocidos. Así lo podemos comprobar en una de estas visitas, junto a estudiantes de 5º de Primaria del colegio concertado Medalla Milagrosa. Se trata de un grupo de 22 jóvenes, de los cuales solo dos viven en el Casco Histórico. Una de ellas tiene patio en su vivienda y es la única alumna a quien le gustaría seguir residiendo en este barrio y, concretamente, en una vivienda con patio.
"Me gusta porque hay muchas plantas", explica mientras otro de sus compañeros reconoce que a él también le gustaría tener patio en su casa "porque se pueden ver las estrellas". Sin embargo, a excepción de la estudiante que reside actualmente en el Casco, ninguno de los jóvenes se imagina mudándose a vivir a este barrio. "Vendría de excursión, pero no me gustaría vivir aquí", explica otra de las alumnas.
El desconocimiento de la casa tradicional toledana, por parte de la propia población y en especial de las futuras generaciones, es una de las principales razones por las que el Consorcio de Toledo y la Asociación Amigos de los Patios organizan visitas escolares y jornadas de puertas abiertas.
Los patios toledanos, patrimonio en peligro de extinción: desconocido por las nuevas generaciones y amenazado por los pisos turísticos
"El objetivo es principalmente educativo, que los niños no solo vean un patio como algo estético, sino que también aprendan sobre cambio climático, la función que tienen las plantas y la fauna, porque en el Casco no solo tenemos palomas, también muchos otros tipos de aves y animales que podemos encontrar también en estos patios", detalla el técnico medioambiental.
Andrés León, presidente y socio fundador de la Asociación Amigos de los Patios, fue uno de esos niños, actualmente especie en extinción, que se crio jugando en un patio toledano. "Siempre me ha gustado la actividad en los patios”, organizada de forma exclusiva gracias a colectivos vecinales de la capital, ya que el Ayuntamiento se ha limitado a dar algunas ayudas. “Nos dan una subvención que se ha ido mejorando, pero hemos estado muchos años con muy poco y, al principio, nada”.
Este toledano alerta sobre la crisis del futuro de estas residencias, y en especial de su centro neurálgico, el patio. "Se está perdiendo cada vez más”. No solo en la actividad diaria, sino también en las visitas que promueve la asociación. “Se pierde por los apartamentos turísticos. Cada vez son más turistas los que hay y los vecinos van desapareciendo", una tendencia que continuará, tal y como recogen los indicadores y las perspectivas de las nuevas generaciones.
Los hijos de quienes vivían en las casas con patio, ya fuese comunitario o particular, han dejado la zona histórica de Toledo. “Los propietarios viven cada vez menos aquí”. Antes de cada diez viviendas, en seis o en siete vivían sus propietarios. Luego se han ido quedando en dos, en una... Y gracias ellos, permanecen. Pero en cuanto desaparecen, el patio ya no abre. Y no va a volver a abrir, porque es difícil“, reconoce.
Según detalla León, muchos de los apartamentos turísticos critican las jornadas de puertas abiertas porque "molestan" a quienes los han alquilado.
40, de los 150 patios toledanos documentados, abren sus puertas este Corpus
Las casa-patio toledanas tienen características singulares, ya que están condicionadas por las calles estrechas y las manzanas irregulares que conforman el Casco Histórico elevado sobre el resto de la ciudad patrimonio de la Humanidad.
Las jornadas de puertas abiertas de estos espacios patrimoniales comenzó en 1995 con la participación de ocho. Cinco años más tarde, gracias a un programa europeo, se convocó el primer concurso de patios ligado a la celebración de las fiestas del Corpus Christi. Aquel evento atrajo a 23 participantes y tuvo dos ediciones, aunque casi sin dotación económica, “solo cien mil pesetas”, unos 600 euros de ahora.
Fue entonces cuando León y otros vecinos decidieron tomar el relevo, adaptando los estatutos de la organización cordobesa a la realidad toledana. Y así, hasta hoy. “Esto lo viví de pequeño, y continuo de mayor”. De los 150 patios que tiene documentada la asociación, este año abrirán 40, particulares o de instituciones públicas, como el de la Empresa Municipal de Vivienda o el Centro Cultural San Clemente. Durante la fiesta del Corpus de este año, también se podrán visitar algunos de los patios conventuales, como el de Santa Clara. Es una mejoría respecto a otros años, pero no la mejor cifra de participación que ha visto la asociación.
"Los que abrimos los patios, lo hacemos de corazón, porque queremos la ciudad”
Marina es una de las vecinas que ha abierto su patio durante años. “Hablando con la gente que nos visita se aprende muchísimo y hay quien ha venido incluso de Pamplona todos los años a vernos”, describe al contar su caso. También habla de público extranjero que repite. “Esto es muy importante para Toledo, y para nosotros también. Los que abrimos los patios, lo hacemos de corazón, porque queremos la ciudad”, resalta la vecina del Casco Histórico toledano.
Ella deja que la gente entre en su patio, incluso fuera de las festividades, simplemente para mostrar su rincón de la vivienda. “Pero a veces, que yo sigo sin concebirlo, la gente viene y entra en tropel, incluso se quieren meter a la casa”, reprocha.
“Los patios han sido la vida de la ciudad. El pulmón, el lugar en el que se respira y también donde se coge agua. Siempre lo ha sido”, resalta León. Antes, recuerda, las mujeres casi no trabajaban fuera de su residencia. “Mi madre siempre con las vecinas, cosiendo, hablando y nosotros, los muchachos, jugando”, destaca. Pero todo eso ha ido desapareciendo. “Cada vez nos vamos encerrando más”, asevera. La televisión y los móviles, más allá de la vida en común.
La 'casa del buen amor' y el patrimonio oculto en los patios toledanos
El investigador y colaborador de elDiarioclm.es, Francisco García Martín, también es una de las personas que ha participado de forma activa en la apertura y concurso de patios durante el Corpus. Abre las puertas a este medio para mostrar una vivienda que oculta numerosos secretos y que muestran parte de la historia que se remonta a época visigoda.
La casa 'del buen amor', como se conoce a esta vivienda, es un escaparate de la historia toledana y también de la voluntad de las personas que han decidido trabajar para mantener en buen estado los edificios de la ciudad.
Entre sus paredes y suelos se han podido encontrar, en las sucesivas rehabilitaciones, elementos de origen árabe, mudéjar, renacentistas, o barrocos. Fue en 1936 cuando el edificio pasó a ser propiedad del Arzobispado de Toledo, tras la salida del último propietario, que fue fusilado en julio de ese año.
En el patio se guardan columnas de mármol genovés del siglo XVI, así como la copia de una tinaja de grandes dimensiones que fue encontrada durante las rehabilitaciones del inmueble. Una pieza de grandes dimensiones, de 70 centímetros de altura, con decoraciones que reproduce los nombres de Dios y cuyo original descansa en los almacenes del Museo de Santa Cruz. La familia también ha guardado restos del suelo original de mármol blanco y negro, que luego fueron reemplazados por pizarra.
Son solo algunos de los elementos que hablan en silencio desde los patios de las casas toledanas de la historia de una ciudad que pide a gritos no ser olvidada.