La ciudad de Toledo y otros municipios de la provincia como Ocaña o Consuegra, entre muchos otros, acogen parte del patrimonio que ha dejado la obra pública a lo largo de la historia en España, que abarca una “cronología amplísima e incuestionable”, además de una “amplia variedad tipológica”. Puentes, acueductos, calzadas, líneas ferroviarias, fortificaciones, presas, canales, puertos o faros son algunos ejemplos de estas edificaciones.
Es una de las cuestiones que se pusieron sobre la mesa en el I Congreso Internacional de Patrimonio Obra Pública y la Ingeniería Civil que se ha celebrado recientemente en Toledo, organizado por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y su demarcación en Castilla-La Mancha.
El objetivo, entre otros, ha sido el de “identificar, ensalzar y rentabilizar” el patrimonio de la obra pública en su entorno paisajístico para que se destinen recursos que permitan su protección y conservación a través de la rehabilitación. Y, de paso, impulsar el desarrollo económico y turístico y hasta la “vertebración” de la España vaciada.
El primer paso ya se ha dado. La identificación del patrimonio que necesita una actuación más “urgente” se ha recogido en un catálogo que presentaba el presidente del colegio profesional, Miguel Ángel Carrillo. Es una “llamada a la acción”, asegura.
“Hemos querido evidenciar las inversiones necesarias para que no perdamos este patrimonio español, que forma parte también de nuestro patrimonio cultural”. Ha sido un trabajo “colaborativo” de las 18 demarcaciones del Colegio Oficial de Caminos, Canales y Puertos del país.
Actuaciones para más de un centenar de obras
Son un total de 111 obras que requieren rehabilitación total o parcial y para las que se formulan propuestas de actuación. El presidente del colegio profesional anunciaba que el catálogo se presentará a las instituciones de los distintos puntos de España para “impulsar la rehabilitación”.
Y es que, recordaban durante el Congreso, “hablamos de un patrimonio que se vincula a una profesión con fuerte proyección internacional”. Hay que valorizarlo y, además, hacerlo con su “contexto” social, económico, histórico o paisajístico y rechazando su interpretación desde la mera “concepción monumental”.
Los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos tienen claro que este tipo de patrimonio tiene una “acusada dimensión funcional, salvo en contadas excepciones” que muchas veces se ve sometido a continuas transformaciones en las que no suelen primar los valores patrimoniales. De ahí que se pida “definir protocolos de intervención” porque hasta ahora “este ha sido un patrimonio escasamente valorado”.
Así llegaba el agua a Toledo en el siglo I
En Castilla-La Mancha, los ingenieros proponen una decena de actuaciones. Por ejemplo, reclaman recuperar el sistema hidráulico para el abastecimiento de lo que fue la ciudad romana de Toletvm que se extendía hasta el municipio de Mazarambroz. El sistema disponía de varios elementos desde la presa de La Alcantarilla, hoy parcialmente derruida, una torre de toma de agua y un canal que llegaba hasta la capital.
“Esta canalización es un ejemplo del asombroso desarrollo de la ingeniería hidráulica entre los siglos I y II d.C. Aunque el elemento más espectacular de la técnica romana se aprecia en el diseño de la estructura para cruzar el río Tajo. Tras salvar un desnivel aproximado de 100 metros entre la margen izquierda y la derecha, el agua llegaba finalmente a la ciudad de Toledo”, explican.
Una vez abocada el agua en la margen derecha del Tajo, se almacenaba en cisternas. Una de las más conocidas, muy visitada por los turistas son las 'Cuevas de Hércules'.
Por eso creen “imprescindible” iniciar el procedimiento para declarar como Bien de Interés Cultural todo el conjunto, con sus diferentes elementos: presa, conducciones generales, canales, obras de paso, torres acuarias y restos del sifón-acueducto. También sugieren proseguir con investigaciones y trabajos de arqueología “que permitan conocer más esta obra de ingeniería, y sería muy adecuado realizar una cartografía digital del sistema”. Después, restaurar, mantener y explicar a la ciudadanía a través de la señalética.
Ocaña y Consuegra
La Fuente Grande de Ocaña, en Toledo, pertenece al Ayuntamiento y se dedica a uso turístico. Es un Bien de Interés Cultural (BIC). Se está ejecutando, actualmente, la primera fase de rehabilitación integral del conjunto, pero cree que se debe trabajar también en la galería de captación de agua. Y es “necesario que se mejore la señalética y la información que el visitante recibe acerca de este importante ejemplo patrimonial de obra pública hidráulica”.
Se trata de un conjunto construido entre 1573 y 1578 para abastecer a una población de 3.000 habitantes y 15.000 caballerías, que cuenta con una fuente, un lavadero y un abrevadero.
La presa romana de Consuegra, en Toledo, centra también el interés de los profesionales. Es propiedad del Ayuntamiento y ahora no se utiliza, aunque sirvió para el abastecimiento humano y agrícola. También es BIC. Se conserva en un relativo buen estado pero se ha ido deteriorando por “el desarrollo de la agricultura en la zona”, así que se apuesta por su protección y por la divulgación en torno a esta obra de ingeniería romana. “Se debería valorar la compra de los terrenos inmediatos al muro, la eliminación de las construcciones agrícolas adosadas y la continuación de investigaciones arqueológicas que sigan aportando luz sobre la presa y el sistema de abastecimiento de Consabura”.
Además, creen que debería iniciarse una consolidación de los restos existentes así como desarrollar medidas para valorizar la infraestructura, integrando la obra en la visita al cerro Calderico, donde se encuentran el castillo y los molinos de esta localidad, muy frecuentados por los turistas.
No se sabe la fecha exacta de su construcción, entre los siglos I y IV d.C., pero es la obra de ingeniería hidráulica romana más importante existente en la cuenca alta del río Guadiana. También es la de mayor longitud de las conocidas en Europa y el norte de África, con una coronación original que se estima en cerca de 700 metros.
En 2007, el arqueólogo Santiago Rodríguez Untoria registró restos de muros que se han interpretado como parte del acueducto de Consabura. Se ha calculado que, aproximadamente, este acueducto aportaba a la ciudad, de unos 10.000 habitantes, un importante caudal de entre 2.000 y 3.000 m3 diario, con poco que envidiar a otras ciudades romanas.