La sombra brilla por su ausencia en numerosas zonas de la ciudad de Toledo debido a una falta de arbolado que los expertos ya califican como un "problema histórico".
"Es una carencia heredada de muchas décadas atrás" ya que la planificación de plantaciones tiene un efecto "a largo plazo y hasta ahora se ha maltratado mucho porque no había nadie que supiera gestionar un arbolado urbano". Hablamos con los ambientólogos Eduardo Sánchez Butragueño y Enrique García Gómez quienes reconocen que la ciudad se encuentra en una oportunidad única para cambiar un "desastre" medio ambiental que ha dejado rehabilitaciones urbanísticas y nuevos barrios sin zonas verdes.
Es el caso de las reformas en el entorno del Alcázar de Toledo y el Palacio de Congresos, auténticos "hornos", según Sánchez. Ambos fueron reformados hace relativamente poco, teniendo en cuenta los avances de los diseños urbanísticos, “y no se planeó la plantación de ni un solo árbol”. “Todo el entorno del Palacio de Congresos es infernal y un buen ejemplo del efecto de isla de calor urbano: está todas las horas del día calentándose hasta temperaturas impresionantes, un calor que libera por la noche”.
El efecto de 'isla de calor urbano' es una de las principales consecuencias climatológicas de la ausencia de árboles en los espacios públicos. "Las ciudades con arbolado, al tener más superficie sombreada, por la noche no emiten ese calor que acumula el asfalto que provoca aumentos de temperatura de hasta 4 grados en las ciudades con respecto al campo que las rodea", explica Sánchez quien alerta: "la gente que vive en las ciudades cada vez va a sufrir noches más calurosas si su ciudad no está arbolada".
Este calor nocturno también puede derivar "en otras patologías como el insomnio que a su vez puede aumentar los riesgos laborales si se tiene que conducir, por ejemplo".
El caso "inconcebible" de La Legua
Los expertos coinciden en señalar que hay barrios cuyo ajardinamiento está mejor planificado. Según Sánchez, Valparaíso sería uno de ellos ya que "presenta una excelente cantidad de zonas verdes", algo muy generalizado en casi todos los barrios de nueva generación con una gran excepción: La Legua.
"Los nuevos desarrollos en la Legua se están haciendo de manera desastrosa, sin espacio, sin arbolado, sin posibilidad de disfrutar del barrio andando… Responde a un planteamiento del pasado aunque se desarrolle hoy", critica el experto quien considera que este tipo de planificación "es inconcebible porque es un barrio de reciente creación que se está desarrollando hoy en día y en el que literalmente no han dejado espacio para zonas verdes".
Tanto Sánchez como García, coinciden al justificar el caso del Casco Histórico. "Se asume porque son calles estrechas creadas en la Edad Media... hace dos milenios cuando no se pensaba en estas cosas".
Sin embargo, García considera que se pueden realizar ciertas mejoras en las plazas del barrio, "que podían tener más compañía vegetal".
Una política ambiental con beneficios en la salud
Según los expertos, son varias las razones por las que los árboles son una cuestión de salud pública. "La primera está ligada a la sombra, al refrescamiento, que lógicamente una sombra produce y que en las épocas de calor excesivo todo el mundo busca, como en los días que estamos sufriendo en las últimas semanas", subraya Sánchez. "Además está demostrado que la presencia de masas verdes beneficia a la salud mental de la población disminuyendo la ansiedad, la depresión o el suicidio".
Por otra parte, las concentraciones de árboles reducen el ruido absorben partículas contaminantes y mejoran la calidad del aire. "Un espacio urbano necesita de los árboles, y cuanto más grande es una ciudad más todavía, porque en invierno suavizan las heladas, son filtradores de partículas, son aliados nuestros contra la contaminación y son fijadores de diversidad de animales, aves o insectos", añade García quien considera que "aunque la crisis climática la tengamos aquí, con una buena gestión ganaremos en calidad seguro".
La renaturalización como solución
"Nos encontramos en un momento de optimismo ya que es la primera vez que en el Ayuntamiento hay una persona especializada en la gestión del arbolado, una técnica medioambiental. Hasta su llegada no había nadie en esta materia con lo cual las cosas se han hecho sin criterio, sin planificación, sin conocimiento", afirma Sánchez, también director de la Real Fundación de Toledo.
Por su parte, García también muestra positividad respecto al futuro "porque hemos llegado al punto más bajo posible". "Ahora tenemos la oportunidad de lo que hagamos, hacerlo bien, con más diversidad de especies, mayor idoneidad de cada una de las especies o variedades adecuadas a los sitios donde van a ir".
Y es que para García lo más importante no es la cantidad de árboles que se planten, si no su calidad. "Normalmente desde la política se habla de números pero esto no es tan importante ya que ahora tenemos árboles que no están sanos ni eran bien cuidados porque se ha gestionado muy mal". "Es un absoluto desastre", añade Sánchez, debido también a "una conjunción de políticas públicas y privadas". "A veces esos desarrollos privados se hacen así porque no existe una ordenanza municipal que obligue a la plantación de un porcentaje mínimo de árboles", explica.
Frente a esta "herencia horrible" en materia medioambiental existe solución: la renaturalización. "ya se hace en muchas ciudades y consiste en plantar en zonas ya urbanizadas", como podría ser el barrio del Polígono, "donde en el 90% de los casos es posible modificar las aceras y plantar porque hay espacio", Palomarejos o la propia cuesta de las Armas ya que cuenta con “aceras amplias donde habría perfectamente sitio para poner arbolado”.
Por el momento, el gran proyecto del Consistorio en este sentido es el Parque de la Vega "uno de los pulmones verdes de la ciudad", según el Ayuntamiento que ha diseñado un plan de actuaciones para su recuperación tras las heladas ocasionadas por el temporal de Filomena y que afectó a unos 150 árboles.
"Para paliar esta situación y con el objetivo de engrandecer y dar vida a uno de los parques más singulares de la ciudad", el Gobierno municipal prepara un proyecto para el Parque con cargo a los Fondos Europeos ‘Next Generation’ concedidos por el Gobierno de España a través del Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad que incluye plantación y la recuperación de las zonas verdes.
Las dificultades en estos jardines son mínimas respecto a la opción de renaturalizar zonas ya urbanizadas donde "pedimos casi magia", asegura García. "Queremos tener un ser vivo en las peores condiciones ecológicas posibles: suelos malos, con cableado o tuberías".
Además, el ambientólogo recuerda que Toledo tiene "una oscilación térmica anual de unos 50 grados fácilmente, en invierno se registran menos 7 grados y en verano llegamos a los 42 grados".
Tolón avanza un plan de arbolado y un proyecto para renovar el parque de la Vega