Tras casi tres décadas como activista, y cerca de toda una vida como refugiada política, la iraní Nilufaf Saberi ha comenzado una ronda de encuentros en la provincia de Toledo con estudiantes universitarios y de educación secundaria, así como con público general. Su objetivo: "desenmascarar a los extremistas islamistas”, explica en una entrevista con Toledodiario.es en la que tacha a estos grupos de “embusteros”.
“Las autoridades islamistas de Irán gastan mucho dinero en propaganda para dar buena imagen de lo que es el islam, quieren demostrar que puede ser moderno y es compatible con la democracia, pero esto no es una cuestión de religión, sino de una ideología fundamentalista que está en desacuerdo total con el siglo XXI, con los derechos de las mujeres o minorías sexuales”, alerta.
Saberi nació en Irán en 1966 y con 14 años huyó junto a su familia debido a una revolución social que consiguió derrocar a un monarca opresivo para instaurar un sistema dictatorial. “Con los islamistas salimos de Málaga para meternos en Malagón”, lamenta. Y es que, desde 1979 el país está dirigido por grupos islamistas radicales que alcanzaron el poder tras una revolución del conjunto de la sociedad contra la tiranía del que fue el último rey iraní, el sha Mohammad Reza Pahleví.
“Teníamos unas leyes fantásticas que defendían los derechos de las mujeres y en cuestión de días lo perdimos todo, es algo que ha pasado y seguirá pasando si no vigilamos el cumplimiento de los derechos humanos como base de toda democracia”, explica. Según la activista, “las democracias y la política tienen que estar al servicio de los derechos humanos y del feminismo”.
“Las potencias occidentales retiraron su apoyo al Sha y se lo brindaron a los islamistas con varios objetivos: evitar que el Sha modificara las condiciones abusivas de los contratos occidentales para la explotación de los recursos naturales iraníes y contener el avance del comunismo que estaba teniendo un auge muy grande en Irán". Para frenarlo crearon lo que denomina como “muro islamista” apoyando a los grupos extremistas de esta religión, recuerda Saberi.
Durante sus charlas, la activista da a conocer cómo se vive actualmente en el país: con pobreza, sin igualdad de género ni democracia, ni ningún tipo de libertad sexual o religiosa. Son muchas las protestas sociales que se organizan en Irán con el objetivo de acabar con el actual régimen “islamista radical” que las reprime con violencia. Numerosas mujeres han sido agredidas, e incluso asesinadas, por no llevar “bien puesto” el hiyab, un velo que todas las mujeres están obligadas a usar.
Tras toda una vida en España, Saberi no ha vuelto a Irán ya que el activismo es una de las muchas actividades calificada como “terrorista” por el Gobierno. “Consideran que desestabiliza la seguridad nacional, encarcelan incluso a activistas medioambientales”, destaca.“Desde 2014 doy muchas charlas sobre esta represión, principalmente sobre la situación de la mujer en la teocracia islamista de Irán, pero también sobre minorías sexuales, religiosas, étnicas y disidentes”, explica Saberi, quien ya fue víctima de esta ideología. “Mis padres fueron magos viajando por el mundo entero y actuando hasta en el palacio del Sha. Su ilusión era abrir una tienda de magia en Teherán con el fruto de todos esos años y lo consiguieron, pero a los pocos días estalló la revolución y se acabó la magia”, recuerda.
Tal y como relata en sus encuentros, “el nuevo gobierno prohibió todo tipo de espectáculos, de arte y de cultura, prohibieron hasta jugar al ajedrez”.
En este contexto comenzó la persecución de su familia. “En la locura de la revolución, los extremistas islamistas quisieron acabar con todo y con todos los que tuvieron algo que ver con el Sha, incluido mi padre”.
“El problema no es el islam como religión, sino el extremismo”
Saberi ha organizado su ronda de conferencias en la provincia de Toledo junto a Amnistía Internacional, organización con la que colabora para dar a conocer “la verdad sobre lo que ocurre en un estado islamista”. “Quiero difundir la importancia de luchar para conseguir derechos y recordar que una vez conseguidos hay que seguir luchando a diario para mantenerlos”.
Su mensaje ha llegado a los campus de la UCLM en Toledo y en Talavera de la Reina, y a los institutos 'Julio Verne' de Bargas y 'Juan Antonio Castro' de Talavera.
“Explico a nuestros jóvenes el peligro del totalitarismo, venga de donde venga”, detalla. Según Saberi, “el problema de Irán no es el islam como religión, sino el extremismo, cuando las ideologías se anteponen a los derechos humanos, se entra en dogmatismos y el ser humano como tal pierde sentido”.
La activista critica duramente a las democracias que pactan con este tipo de gobiernos. “España es demasiado amable con los extremistas islamistas, un gobierno misógino que sigue siendo su aliado a pesar de ser un sistema fascista que discrimina a todos los que no cumplen su ideología”.
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Desenmascarando “la amenaza real del fundamentalismo islamista”
Tal y como explica en sus charlas esta activista iraní, actualmente “no se pone el interés necesario en desenmascarar la amenaza real del fundamentalismo islamista que pone en peligro la paz mundial por conveniencias políticas ideológicas”.
Un peligro que da a conocer a los más jóvenes, quienes pueden sentirse atraídos por una ideología que ofrece beneficios económicos. “Los gobiernos liderados por el extremismo islamista invierten grandes sumas de dinero en propaganda y en la expansión de su ideología radical, que llega hasta nuestras democracias y conquista a los más pobres, donde hay hambre están naciendo musulmanes como setas… les dan un sueldo si viven con los preceptos del islam extremista”, destaca.
Según da a conocer Saberi, quien reside en Madrid desde que huyó a España en 1980, en “Irán hay escuelas donde se forma a jóvenes que luego mandan a otros países para expandir esta ideología pagándoles muy bien… serán capaces de inmolarse por lo que son una amenaza que no se está dando a conocer pero que ya tenemos encima”.
Por ello, “imponer cualquier ideología, da igual que sea nazi, comunista o islamista extremista, es un peligro porque el ser humano deja de tener valor ante quienes dirigen”.
"El activismo es muy sacrificado"
La conocida como la ‘ola verde’ fue la movilización social iraní que llevó a Saberi al activismo. “Fue en 2009 en contra del fraude electoral por el que salió de las urnas el conservador preferido del líder supremo, Jomeini… la gente se echó a la calle en unas protestas tan numerosas que, incluso a los iraníes que vivimos fuera de Irán, nos hicieron unirnos desde todas partes y en España creamos la Asociación Iraní por los Derechos Humanos”, recuerda una de sus fundadoras.
Tras ser vocal, secretaria e incluso presidenta, Saberi decidió dejar el colectivo para ejercer un activismo más libre. “El activismo es muy sacrificado, se paga con lo más valioso que tenemos en nuestra vida, nuestro tiempo, por ello decidí empezar a trabajar de manera independiente, así puedo denunciar sin tener que responder ante nadie”.
“Hemos conseguido demostrar que los islamistas son fascistas de ultraderecha que no tienen nada que ver con la ideología de izquierda”, celebra la activista quien destaca la importancia de la movilización social ante la política actual. “A los gobiernos les importan sus cuatro años de mandato para ganar de nuevo las elecciones, miran la economía a corto plazo”, alerta. “Sin embargo, el mandato de la gente de a pie es vitalicio, buscamos un mundo digno para las futuras generaciones más allá de los intereses económicos y políticos del momento”, asegura. “Sobre todo somos las mujeres quienes tenemos que actuar”, subraya.