
Una de las calles de Mora (Toledo) que conduce a la Plaza de la Constitución durante el apagón energético, con la iglesia de Santa María de Altagracia al fondo / Diego Cervantes
La localidad toledana de Mora tenía marcado este fin de semana y este lunes 28 de abril en el calendario. Como cada año, han celebrado su Fiesta del Olivo, y el apagón energético no ha sido un motivo para interrumpir esta festividad que ha brillado con la luz del día y en la oscuridad, hasta que el municipio recuperó el suministro eléctrico.
El lunes, el Concurso de Migas se desarrollaba en el Parque las Delicias y el Concurso de Lanzamiento de chocho -hueso de aceituna- tenía su lugar en la Glorieta. Sin embargo, a partir de las doce de la mañana, la tecnología empieza a fallar.
Los datos móviles y la cobertura funcionan de manera intermitente y después descubren que no hay conexión eléctrica. A pesar de esto, nada se detiene. Los morachos y morachas se adaptan a esta nueva realidad para poner el broche final a la festividad que esperan cada año coincidiendo con el último fin de semana de abril.
Una fiesta ‘a oscuras’
La principal tienda de ultramarinos de la plaza de la localidad moracha se quedó sin luz a mediodía. No obstante, eso no le impidió desarrollar su actividad con normalidad. Solo podían cobrar en efectivo, pero no tuvieron problema en seguir dando servicio. Cuando anocheció y todo se quedó oscuro, los clientes empezaban a entrar con linternas y uno de los empleados hacía control de acceso en la puerta del establecimiento. “Pasamos de uno en uno”, pedía a los clientes la propietaria.
Al lado de esta tienda, estaban todos los chiringuitos que gracias a combustibles como el gas o el butano podían seguir cocinando. No importaba la oscuridad, la gente se seguía sentando en la terraza, cenando a oscuras pasadas las diez de la noche, algunos alumbrándose con las linternas del móvil o los más inusuales con velas que se habían traído de casa.
El apagón no mermó el carácter festivo de los morachos y morachas, sobre todo de los más jóvenes que, a las puertas de uno de los pubs del municipio que contaba con un generador para poder poner música, se negaban a marcharse a casa.
Un único foco iluminaba la calle Azucena -donde se encuentran todos los pubs de la localidad y donde el lunes de esta festividad pasan la mayor parte de la tarde la juventud-. Una única luz y un cántico que unía a todos los presentes al son de ‘El Olivarito’, el himno de la Fiesta del Olivo, declarada de Interés Turístico Nacional.
El apagón afecta a los negocios locales, la mayoría sin pérdidas
María José, que regenta una floristería, señala que “la luz volvió a las cuatro menos diez de la madrugada del martes. Lo sé porque no he pegado ojo en toda la noche. Yo por suerte no tenía flores en la cámara frigorífica, solo adornos verdes para decorar. Me han traído el género hoy. Si no sí que se hubieran deteriorado un poco las flores para el Día de la Madre”. Al mismo tiempo, su mayor incertidumbre “era el bar que tienen mi marido y mi cuñada, porque está en mitad de la carretera”, declara la artista floral.

María José, propietaria de una floristería en Mora a la que "por suerte" no ha afectado el apagón / Rodrigo Abad
Este bar-restaurante de carretera se encuentra a 10 kilómetros de Mora, en el término municipal de Turleque. Alfonsa, cocinera del bar nos cuenta que “la luz nos llegó cinco minutos después que en Mora. Hemos estado en el bar toda la noche sin pegar ojo, porque claro las alarmas no funcionaban y estando en mitad de la carretera, pues nos daba miedo que alguien pudiese entrar y desvalijarnos el bar”.
Esta cocinera moracha lamenta lo ocurrido. “El lunes de la Fiesta del Olivo solemos tener el bar lleno a la hora de comer, pero con el apagón, pues no ha venido nadie, con lo cual hemos perdido esas comidas, solo pudimos dar a una reserva de una mesa. El café tampoco lo podíamos servir, solo descafeinado y calentando la leche al fuego”. Por lo pronto no pueden hablar de pérdidas, pero asevera que es posible que mucha materia prima se haya descongelado y ya sea inservible.
Para los feriantes que han venido hasta Mora el apagón también ha resultado complicado. La mayoría de las atracciones como los coches eléctricos o el icónico 'canguro' funcionan con electricidad, por lo que en el último día de la fiesta no han podido ponerlos en marcha. El encargado de una de las atracciones de coches eléctricos, que prefiere no decir su nombre, explica que “todos hemos perdido. El lunes es el día que más gente viene a nuestra atracción, calculo que habremos perdido unos tres mil euros, pero bueno no podemos hacer nada”.
En el caso de una de las panaderías de la localidad no han registrado pérdidas directas. Afrodisio Sotomayor y Mohammed Benmessaoud, repartidores de esta panadería que tiene también otros establecimientos en la capital toledana, señalan que “nuestras cámaras son de ultracongelado por lo que no ha habido ningún problema. Sí que nos hemos retrasado con la producción y el reparto. Normalmente, empezamos a las 2:30 de la madrugada a trabajar, pero como la luz no vino hasta las cuatro, pues no pudimos comenzar hasta las cuatro y media”.
Mora sigue con normalidad, pero viven con incertidumbre
Mariángeles, una vecina de Manzaneque -municipio a escasos kilómetros de Mora- entra en la floristería que regenta María José y comenta su preocupación: “Lo pasé muy mal. Estaba todo el día con el móvil en la mano, esperando a tener cobertura. Estaba muy nerviosa. Cuando llegó la noche y vi la oscuridad me dio mucho agobio. Menos mal que mi cocina es de gas y pude guisar algo para cenar, pero me fui a dormir intranquila”.
En Mora los martes tiene lugar el popular mercadillo donde los lugareños acuden a comprar fruta, prendas de vestir, encurtidos y otros bienes que tienen sus vendedores de confianza. Paseando por la Calle Prim y la Plaza de Talavera de la Reina de la localidad moracha -donde se ubica el mercadillo- se respira incertidumbre. Los vecinos de la localidad comentan y murmuran, hacen conjeturas acerca de teorías por las que ha ocurrido este apagón. Varias mujeres se congregan en torno al camión ambulante de embutidos y expresan su preocupación. “¿Va a volver a pasar?”, pregunta una anciana. “Bueno, si pasa ya sabes que yo tengo cocina de butano, te puedes venir a comer a mi casa”, le responde otra en tono jocoso.
Isabel, una joven moracha nos cuenta que para ella el lunes de la Fiesta del Olivo tuvo “un sabor agridulce”. “Fue un poco agobiante no poder comunicarte con tus amigos para poder quedar con ellos, y a nivel personal este el mejor día, ya que es fiesta local y estamos los del pueblo. A nivel nacional la situación fue mucho peor, pero en Mora creo que al estar en fiesta lo vivimos un poco descontextualizado”.
Y es así un sentimiento generalizado el que se ha podido escuchar en las calles de Mora durante la mañana tras el apagón. Coinciden en que al ser un día de fiesta no lo han vivido como en el resto de España, porque se han “distraído”, pero la incertidumbre de que este episodio vuelva a repetirse sigue latente.
El apagón se vivió “con miedo” en la residencia de mayores
Desde una de las residencias de mayores de la localidad, Juana, una usuaria de 81 años, destaca que se enteraron desde el primer momento del apagón porque “una persona de la calle vino a avisarnos”. “Nos dijo que había un apagón general de luz en toda España. No teníamos luz en la residencia, solo las de emergencia. Pero por suerte tenemos un ascensor de emergencia y nos pudieron subir la comida por él”.
Dado que era un día de fiesta local no tuvieron actividades lúdicas como el bingo o los bolos a los que suelen jugar. Juana destaca que ella se entretuvo porque, dice, “me acordé que tengo una linterna, así que me dediqué a hacer sopas de letras que me gustan mucho”. “La verdad es que pasamos un poco de miedo, porque nosotros como personas mayores hemos pasado muchas cosas y hemos vivido muchos acontecimientos, así que sí, tuvimos un poco de miedo, pero no podíamos hacer nada”.
Sin embargo, esta moracha elogia que desde la propia residencia el personal siempre estuvo atento a las demandas de los residentes y que eso les ayudó a tranquilizarse.