
Imagen compartiva del río Tajo entre los puentes de Alcántara y Azarquiel en marzo y junio de 2025 / Lidya Wassmuth
Por odiosas que sean, las comparativas son inevitables. Este año, la de la imagen del Tajo a su paso por Toledo lo es aún más si cabe tras las crecidas que tuvo el río el pasado mes de marzo, cuando registró caudales históricos respecto a los datos de las últimas décadas, desde que se puso en marcha el trasvase, alcanzado cifras que no se veían antes de los años 80.
Una situación que evidenció "cómo se comportaba el río en estado natural" y que generó posteriormente varias 'playas' a la orilla del río con la bajada del caudal, como la que el Ayuntamiento de Toledo ha apostado por mantener en el entorno de Tenerías, así como también provocó distintos destrozos en la senda ecológica.
Las diferentes imágenes en el río y sus riberas en la capital castellanomanchega entre el inicio y el final de la primavera son notables. Pero aunque la sensación de estos días al ver el Tajo en distintos puntos pueda ser que circula mucha menos agua que otros años, los datos revelan que la media del caudal es la habitual e incluso superior a esta época de estiaje.
Esta percepción se debe a varios factores, según explica a este medio Raúl Urquiaga, investigador de la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss, que apunta que la crecida que experimentó el río este año fue tan grande -en comparaciones a los anteriores-, y se ha mantenido durante más tiempo del habitual, que "ha quedado una marca muy evidente, sobre todo en los carrizos que hay al borde del río".
Esta semana, el SAIH (Sistemas Automáticos de Información Hidrológica) de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) muestra que en la estación de la Casa del Diamantista, el caudal del río ha oscilado entre los 40 y los 50 m3 por segundo, cifra que casi coincide con el registro del año pasado pero que supera a los 35 m3/s que había en 2023, o los menos de 15 que marcaba en junio de 2022, 2021 o 2020.
Un caudal menor que antes del trasvase Tajo-Segura
"Está a unos niveles bastante aceptables. El caudal mensual medio histórico es de 25 m3/s. Tener más de 40 es una cosa excepcional, solo comparable a años como el 88, el 84 o el 82", confirma Urquiaga, que indica que el caudal está por encima de lo que es habitual en la situación que tiene el río desde que comenzó a aplicarse el trasvase Tajo-Segura, un elemento que afecta a su dinámica fluvial.
En este sentido, apunta que en los años anteriores al trasvase, sí era habitual que en esta época del año que el río llevase a su paso por Toledo caudales que rondaban los 50 m3/s o que alcanzasen incluso los 60 -como ocurrió en 1973-. Pero no solo el descenso del caudal ha de ser atribuido, en parte, a las trasferencias realizadas al Levante. También se debe a la reducción de aportaciones que ha venido recibiendo de forma natural el río Tajo por el cambio climático.
Otro de los factores que explican el cambio de percepción del caudal del Tajo tras la crecida del mes de marzo es la gran cantidad de materiales que movió el río, que ahora han quedado más expuestos en la orilla al bajar el caudal, lo que contribuye a la sensación de que hay menos agua.
Además, Urquiaga hace referencia al efecto que provoca también el cada más deteriorado azud de Santa Ana, por el que está pasando mayor cantidad de agua en el tramo que se rompió, lo que deja una lámina de agua más pequeña por encima del mismo y más cantidad de piedras a la vista.
Ya el año pasado, en el mes de agosto, la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss publicó un artículo para dar respuesta a la pregunta de si se estaba reduciendo de forma alarmante el caudal del río Tajo en Toledo. Lo hizo tras la publicación de un vídeo que se hizo viral en redes sociales y que alertaba de la escasez del caudal, con un cauce mermado.
“Lo que se observa este verano no debe alarmarnos, es natural salvo por la presencia de basuras y del trasvase Tajo-Segura", expuso la Cátedra, que detalló los datos con los que se contaban de años anteriores, similares a los que se registraban en el momento, y detalló el efecto que estaba provocando la brecha del mencionado azud que provocaron las lluvias torrenciales de septiembre de 2023.
Una crecida desde el Jarama
De otro lado, el investigador de la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss explica que la crecida que experimentó el río en marzo, cuando el SAIH llegó a registrar casi 550 m3/s -una cifra que no se alcanzaba desde el año 77-, no provino de la cabecera del río sino de las aportaciones que recibe el río Jarama y sus afluentes.
"Lo vimos muy claro en mayo. Aguas arriba de Aranjuez no tuvieron ningún efecto las lluvias de marzo porque todo el agua que cayó se acumuló en Entrepeñas y Buendía y no se hizo ninguna suelta especial", apunta sobre el impacto que pudiese generar en el caudal del río el agua acumulada en el curso alto del Tajo.