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La guía educativo-sanitaria de la Junta de Comunidades dedicó un apartado a los centros de Educación Especial, en la que se advertía de que el alumnado de este tipo de centros presenta una salud "delicada", y por lo tanto, se pide tener "especial esmero" en el seguimiento de las medidas de seguirdad e higiene recomendadas, como el control de temperatura, la ventilación, la desinfección y la separación de mesas.
Entre las indicaciones "con carácter general" que se ofrecen en la guía, se señala que la entrada y la salida se organizará para que un miemro del personal acompañe al alumnado en el caso de no tener autonomía suficiente para hacerlo. Los carros sólo podrán entrar en el centro si son necesarios para su movilidad, mientras sus ruedas y agarraderas deberán ser desinfectadas antes y después de entrar al centro. El personal externo deberá evitar entrar al mismo.
El personal administrativo de cada centro deberá evitar entrar en las dependencias donde pueda estar el alumnado y si se producen desplazamientos dentro del centro, se deberá contar con un horario y organización para evitar que los grupos coincidan. Además, se asignará un aseo por cada uno o dos grupos, si se puede, y se intensificará la limpieza y la desinfección. Igualmente, se recomienda potenciar la limpieza al llegar al centro, tras estornudar, sonarse, al cambiar de espacio, antes y después de comer y siempre que haya suciedad visible.
Entre otras medidas, se desaconseja el uso de gel hidroalcohólico para evitar que el alumnado lo consuma por accidente, así como no dejarlo accesible sin supervisión. También se desaconseja el uso de mascarilla en personas con discapacidad o en situación de dependencia que les impidar ser autónoma para quitársela, o quienes tengan alteraciones de conducta que hagan "inviable" su uso adecuado. El Gobierno regional anunció también que se haría pruebas serológicas a todo el alumnado en centros públicos y privados de Castilla-La Mancha.

La "variabilidad" en el alumnado es mucho mayor
Iván Herrán es director técnico de Plena Inclusión, y explica que uno de los puntos más complejos dentro de la Educación Especial es la "variabilidad" que existe entre el alumnado. En Castilla-La Mancha, hay unos 1.500 alumnos y alumnas, entre los que se cuentan personas con discapacidad intelectual, física y con alteración de conducta. O no. "Es una complejidad mayor para este tipo de medidas, debido a la diversidad de los alumnos. Nos encontramos con personas que puedan tener muchísimas necesidades de apoyo a personas que quizás no tengan ninguna dificultad", explica. De hecho, señala que el 70% de las personas con algún tipo de discapacidad recibe educación ordinaria.
Desde Plena Inclusión se han reunido con la administración de cara al inicio del curso, debido, precisamente a la complejidad que supone para este colectivo la vuelta al cole en plena pandemia sanitaria. En cuanto a la guía, explica que se han abordado los temas "más relevantes", pero que todavía se deben concretar cuestiones importantes, como el qué hacer con el alumnado que presenta alteraciones de conducta, que pueden presentarse por diversas razones: genéticas, trastorno del desarrollo o simplemente por su carácter conductual. Además, las alteraciones pueden ser leves o graves, continuas o esporádicas. "En el caso de que existan conductas continuas de agresión, no van a querer mantener las distancias ni tampoco utilizar la mascarilla y esto complica mucho la respuesta educativa que se pueda dar en estas circunstancias", asegura Herrán.
En resumen: el tema es complejo y no existen soluciones simples. Por eso, desde Plena Inclusión abogan por ahondar en la situación de manera "consensuada" en cómo se puede dar respuestas a estas personas. La realidad, señala Herrán, es que falta tiempo, porque el inicio de curso ya está prácticamente aquí. "Estamos en coordinación, pero todavía siguen existiendo muchas dudas sobre cómo dar respuesta a los alumnos. Todos nos merecemos una respuesta", afirma. Entre las dudas, explica, se encuentra, por ejemplo, cómo se podrá trasladar a alguien a su centro si no quiere usar mascarilla o qué pasará en el momento del comedor. "El documento no plantea como resolver estas problemáticas, necesitamos entrar más en detalle", explica. Por eso, esperan que la administración plantee una reunión y si no lo hace, lo harán ellos.
"No puedo mantener la distancia con mis alumnos"
Gema López es directora y docente del Centro Concertado de Educación Especial 'San Juande Dios'. Su equipo lleva trabajando desde junio en la planificación del inicio del nuevo curso escolar. Aunque valora las instrucciones y medidas que ha hecho públicas la Junta de Comunidades, explica que en realidad son "pocas" o "poco concretas" en muchos de los casos. Por ejemplo, en el caso de quienes acuden tanto a un centro de Educación Especial como a un centro ordinario. "Estamos teniedno reuniones para tomar las medidas necesarias en el caso de cada alumno". Y es que, explica, cada caso se debe tratar de manera individual, y también con las familias que "tienen algo que decir al respecto".
"Las familias tienen mucho miedo y se han mostrado muy inquietas", explica López. Además, la docente señala que no sólo las necesidades educativas son "muy complejas", sino que también pueden tener problemas de salud "muy graves" y por ello, se preocupan cómo va a ser el inicio de curso. ¿Qué pasará con la mascarilla? "Para la mayoría de ellos es recomendable incluso no llevarla para que no se agobien o porque no pueden quitársela si se agobian, puede llegar a ser muy problemático para ellos", señala López. Además, explica, está el problema de la distancia de seguridad. "No puedo mantener la distancia con mis alumnos", señala la docente.
"No podemos trabajar con ellos a un metro y medio, porque los dibujos han de ser de manera guiada, porque tenemos que lavarles las manos o cuando hay que cambiarlos, incluso tienen que intervenir dos personas para poder ponerlos en camilla. Esto también ocurre en el caso de los tratamientos con fisioterapia. Por eso, han recabado batas para poder desinfectarlas y así intentar minimizar los riesgos dentro del centro. "Una gran preocupación de las familias ha sido este tiempo sin tratamiento, porque necesitan tratamientos muy específicos, como ocurre con la fisioterapia por sus dificultades. Ha sido un periodo muy crítico porque incluso llegaban a ver empeoramiento en sus hijos. Son poblaciones muy vulnerables", concluye.