En la llanura toledana se divisan numerosos montes entre los que destacan aquellos cubiertos por un manto dorado. Se trata de trigo, cereal cuyo crecimiento en este tipo de territorios indica que bajo sus raíces descansan numerosos yacimientos, según explica el arqueólogo toledano Arturo Ruiz Taboada. “Todas las sierras tienen su poblado, de mayor o menor envergadura pero ninguno de ellos está excavado dentro de un proyecto de investigación”.
El también profesor de la Universidad Complutense de Madrid ha organizado la primera excavación de uno de estos restos en la provincia de Toledo donde, según estima, hay medio centenar de poblados de la Edad de Bronce. “Estamos en lo alto de la Sierra de Los Yébenes, que divide dos cuencas hidrográficas, el Valle del Río Algodor y la Mancha, un área de 1.500 kilómetros cuadrados donde hay 50 poblados”.
“Esto es mi tesis doctoral: comparar asentamientos de la Edad de Bronce aquí y en La Mancha, localicé y descubrí la mayoría de ellos. Son de la misma época, donde vivía el mismo tipo de gente, con la misma estructura de habitación o el mismo registro material”, explica.
‘Entre dos tierras’ es el nombre de la tesis doctoral de este arqueólogo toledano. Realizada a finales de los años 90, con la excavación en el municipio de Los Yébenes, ha pasado del papel a ser una realidad. El proyecto de Ruiz “pretende conectar dos territorios completamente diferentes que históricamente han estado representados por distintas culturas y en época contemporánea también: separan distintas provincias, en este caso Toledo y Ciudad Real”.
La tesis de Ruiz ha pasado a la práctica en el yacimiento de Los Yébenes, un poblado de hace 3.500 años, conocido cautamente como Montón de Trigo. “Tiene 150 metros cuadrados de superficie habitada, es uno de los más grandes”, explica mientras recorremos este espacio en el que actualmente Ruiz y su equipo de estudiantes en prácticas realizan la tercera y última campaña de excavaciones.
“Este tipo de asentamiento de hace 4 mil años es conocido superficialmente pero poco conocido a nivel de excavación arqueológica”, detalla el arqueólogo. “Los datos que estamos obteniendo aquí van a ser muy interesantes de cara a compararlos con otros yacimientos del entorno y con otros de La Mancha, Almería o Valencia”.
Las campañas de excavación se han realizado durante los meses de agosto de 2021, 2022 y 2023, con el objetivo de que estudiantes de Arqueología pudieran hacer sus prácticas y para que los hallazgos se pudieran estudiar en el laboratorio durante el curso escolar.
“Entre lo que hemos encontrado destaca un botón de marfil de una prenda normal, que se producía en el norte de África, por lo que refleja la existencia de una relación entre gente que establecía una red de intercambio y de comercio muy potente”, explica el arqueólogo.
Sin embargo, el hallazgo más importante ha sido la puerta de entrada al poblado. “Hemos acertado porque hemos encontrado la delimitación, el cierre del yacimiento, el pasillo de entrada al poblado”, asegura Ruiz.
Esta puerta “servía para estabular ganado, puntualmente como defensa ante inclemencias meteorológicas o ante un enemigo”.
Además, se ha encontrado una unidad de habitaciones, “una casa/cabaña”, una tinaja y hasta una mandíbula de ganado, hallada por uno de los estudiantes de arqueología mientras hablábamos con su profesor. “Nos explica que tipo de economía y alimentación tenían”.
Por su parte, la tinaja refleja “que estas comunidades tenían una economía orientada a la agricultura ya que, aunque fundamentalmente fueran sociedades ganaderas, utilizaban la agricultura como elemento subsidiario para complementar su economía”.
El arqueólogo espera que, durante las últimas semanas de esta campaña, encuentren tumbas ya que “en la Edad de Bronce no existían necrópolis como tal y los enterramientos eran dentro de las propias casas, bajo habitaciones o en muros”. “La cultura de la muerte, en cualquier sociedad da un montón de información”, asegura Ruiz. “Da idea de quién vivía aquí porque en un poblado se entierra gente representativa para la sociedad, no se entierra a todo el mundo, el resto de la gente no era enterrada se le daba a los carroñeros”.
“Ya tenemos la estructura del asentamiento pero no sabemos la organización interna de la sociedad y la muerte nos da bastante información al respecto”, añade.
Así, excavaciones como esta se convierten en fuente de conocimiento para toda la sociedad ya que arrojan luz al pasado de la humanidad. “Desde la Arqueología generamos mil páginas de historia, creamos cientos de libros y una estantería muy completa”.
De hallazgo histórico a oportunidad educativa
“Esto es un yacimiento en prácticas”, recalca el profesor de Arqueología en la Universidad Complutense de Madrid. “El problema de la arqueología en España es que no cuenta con medios suficientes para desarrollar investigaciones a medio/largo plazo, por tanto, este tipo de proyectos permite que el estudiante aprenda un montón de disciplinas dentro de la propia arqueología que en otro tipo de actividades arqueológicas, más relacionadas con el mundo profesional urbano, donde no tienen acceso a ellas”, detalla Ruiz.
Candela Lacosta, de 23 años, es una de estas estudiantes. “He estado en las tres campañas de Montón de Trigo porque lo que más me interesa es la Edad de Bronce y este proyecto es muy interesante ya que permite hacer todas las fases del proyecto arqueológico”, comenta esta alumna de Arqueología madrileña.
“Hacemos la excavación, después el trabajo de laboratorio con el estudio de los materiales y después seguimos excavando”, cuenta. “Eso permite tener una visión más general del yacimiento y entenderlo mucho mejor”.
Según Lacosta, “es muy importante hacer este tipo de prácticas”. “En las clases teóricas durante el curso se aprende sobre la metodología de excavación y arqueológica pero hasta que no estás en campo no aprendes realmente”, añade.
“El caso del Montón de Trigo es interesante porque es una manera de cerrar el círculo: el arqueólogo hace muchos años ubica un posible yacimiento, nosotros como estudiantes lo excavamos y aprendemos en él y luego es nuestra responsabilidad darlo a conocer ya que esto es patrimonio”, explica la estudiante. “Lo más satisfactorio es poder estar aquí y luego poder compartirlo”.
Un pasado con futuro
El Ayuntamiento de Los Yébenes colabora con las excavaciones del yacimiento Montón de Trigo cuyos hallazgos quedarán al descubierto. “Vamos a ver en qué condiciones lo podemos dejar este año, nuestro objetivo es dejarlo ya a la vista”, asegura el alcalde de la localidad toledana, Jesús Pérez.
Consistorio y arqueólogo trabajan ya en la redacción de un proyecto de restauración ya que este yacimiento “puesto en valor va a ser brutal”, asegura Ruiz.
“Esperamos que en un futuro podamos excavar más”, añade el arqueólogo quien lamenta la escasez de este tipo de proyectos. “Necesitan un aporte presupuestario potente, que las universidades nunca favorecen y las instituciones públicas en raras ocasiones, como es el Ayuntamiento de Los Yébenes, se prestan a ello”.