Un total de 1.786 personas de la provincia de Toledo han iniciado este año un tratamiento para dejar de fumar con alguno de los medicamentos (vareniclina y bupropión) que desde principios de este año están incluidos dentro de los fármacos financiados por el sistema sanitario público regional.
Según los datos registrados por el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), entre los meses de febrero y junio los profesionales de la sanidad pública han realizado un total de 2.947 recetas de estos tratamientos farmacológicos.
Aproximadamente el 90 por ciento de los pacientes que iniciaron el tratamiento farmacológico lo han hecho de la mano de sus médicos de Atención Primaria, que han expedido un total de 2.833 recetas para la dispensación de estos medicamentos tras la inclusión de los pacientes en el programa de deshabituación tabáquica.
La financiación de estos tratamientos farmacológicos forma parte de las acciones incluidas dentro del Plan Respira, estrategia puesta en marcha por el Gobierno de Castilla-La Mancha para la prevención y control del tabaquismo, y que contemplaba también el desarrollo de cursos específicos de formación para los profesionales, así como medidas de prevención y de sensibilización a la población.
Una de las herramientas sobre las que se sustenta el Plan Respira es la Vía Clínica para la Deshabituación Tabáquica de Castilla-La Mancha, en base a la cual se ha establecido un programa de despistaje de tabaco y un protocolo para la cesación tabáquica tanto en Atención Primaria como Hospitalaria.
Ligado a este programa y protocolo, el Plan incorpora la financiación de los tratamientos farmacológicos aprobados por el Ministerio de Sanidad en base a las instrucciones publicadas el 23 de diciembre de 2019, en concreto la vareniclina y el bupropión.
Para el acceso a la financiación de estos fármacos el paciente ha de estar incluido, como requisito imprescindible, dentro del programa de deshabituación tabáquica de Castilla-La Mancha, manifestar una motivación expresa para dejar de fumar; haberlo intentado en el último año y tener un alto grado de dependencia, requisitos todos ellos establecidos en las instrucciones emitidas por el Ministerio, donde además se contempla que sólo se financiará un tratamiento completo al año.
Cada prescripción se realiza por un envase, lo que equivale a un mes de tratamiento. Tras ello, el médico, en el marco del seguimiento del programa de deshabituación, vuelve a valorar la evolución de la efectividad de la terapia con carácter previo a la emisión de la siguiente receta. El tratamiento financiado tiene una duración de doce semanas para vareniclina y de siete a nueve para bupropión.