"Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra" es el eslogan que ha arraigado en la conciencia colectiva como una verdad y que en realidad es "un gran bulo" sobre el pueblo de Palestina, cuya existencia ha sido sistemáticamente negada en la historia. Esta es la premisa central sobre la que la periodista Teresa Aranguren explica en un nuevo ensayo el origen del conflicto entre Israel y Palestina, a finales del siglo XIX, hasta el genocidio actual.
En 'Palestina. La existencia negada' (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2025), la escritora alavesa desmonta "esta gran mentira" con la que se ha tratado también de "justificar el movimiento sionista", tal y como apunta en una entrevista con Toledodiario.es antes de presentar este libro en el centro cívico de Santa Bárbara, en un acto organizado este lunes por Mujeres de Negro contra la Guerra de Toledo.
El pueblo de Palestina sufre desde hace décadas la expulsión de un territorio en el que ha sido borrado de los mapas. "El conflicto con Israel no es ancestral, pero es antiguo. Comenzó por la confluencia de dos movimientos estrictamente europeos: el sionismo, que nace en el corazón del Imperio austrohúngaro y la Rusia zarista, y el colonialismo del Imperio Británico", apunta, al tiempo que precisa que el movimiento sionista inicial era exclusivamente de judíos europeos ya que los de Oriente no participaron en sus inicios.
Los intereses de estos dos fenómenos, subraya Aranguren, "van a determinar el trágico destino de la población de Palestina, que no sabe nada de lo que se está gestando en despachos de Londres y de Centroeuropa". Un destino que actualmente está protagonizado por "los crímenes de guerra clarísimos" que se están cometiendo en Gaza, "bombardeando hospitales, zonas residenciales, asesinando a periodistas o a personal sanitario", ante "la indiferencia o la pasividad de gran parte del mundo, especialmente de Occidente", lamenta.
En este nuevo ensayo, hace referencia también a fuentes históricas que desmienten categóricamente la situación que se reflejaba sobre Palestina en el inicio del conflicto. Ya en 1891, un judío ruso -Arthur Ginsberg- viajó a lo que él llamó Israel y documentó la falsedad de "la propaganda sionista que describía la tierra como un desierto vacío" en el ensayo 'Verdad de la tierra de Israel', apunta la periodista, cuya trayectoria profesional ha estado ligada a la información internacional del mundo árabe y zonas en conflicto.

Presentación del libro 'Palestina. La existencia negada' en Toledo con Teresa Aranguren y Eva Jiménez, de Mujeres de Negro contra la Guerra / Imagen: Fidel Manjavacas
"La verdadera historia de Palestina es antiquísima y está muy bien documentada"
La narrativa occidental sobre Palestina a menudo se ha limitado a lo reflejado en los relatos bíblicos, confundiendo mito con historia. Sin embargo, el nombre de Palestina aparece en documentos asirios desde el siglo XX antes de Cristo y ha sido mencionado con este nombre a lo largo del Imperio Romano y el Imperio Otomano hasta nuestros días. Aunque los fundadores de Israel, como Ben Gurión, eran en su mayoría laicos, la utilización de la Biblia como justificación religiosa se volvió habitual, señala Aranguren.
Se han utilizado los relatos bíblicos "como si fuesen la historia, sustituyendo la historia real". Esto es comparable a usar la mitología griega para narrar la historia de Grecia. "La verdadera historia de Palestina es antiquísima y está muy bien documentada", desde la prehistoria hasta períodos como el persa y las épocas de Saladino o Suleimán, de las cuales quedan numerosos vestigios como la muralla de Jerusalén, construida por Suleimán en el siglo XV, recuerda la periodista.
Así, sostiene que la ideología sionista ha silenciado esta rica historia para crear "una falsa continuidad entre los tiempos bíblicos, el reino de David y el actual Estado de Israel". "Hacen un salto en el que toda la historia entre medias desaparece e Israel se convierte en la culminación del relato bíblico. ¿Y qué pasa con la historia real de Palestina? Pues hay que borrarla", indica sobre el devenir de este pueblo de la cuenca mediterránea, cuya sociedad a finales del siglo XIX y principios del XX no se diferenciaba mucho de la española, griega o del sur de Italia, compartiendo gastronomía, gestos y hasta rasgos físicos.
El hambre como arma de guerra
"Hay mucha gente con los ojos verdes", resalta con una sonrisa y la mirada de quien ha sido durante 15 años enviada especial en Oriente Medio y conoce perfectamente la complicidad y la relevancia de países como Estados Unidos en un momento "peligrosísimo", en el que "el derecho internacional" y las normas establecidas tras la Segunda Guerra Mundial para frenar la barbarie "se están enterrando bajo los escombros, junto a los cadáveres de la población de Gaza".
En este punto, Aranguren, que ya ha visitado Toledo en otras ocasiones para hablar sobre el conflicto palestino-israelí, considera que el "gobierno demócrata de Joe Biden fue totalmente cómplice y permitió que Israel lanzase una campaña de exterminio, pero al mismo tiempo intentaba de vez en cuando hacer alguna presión, por ejemplo, para lograr un alto el fuego". Ahora, bajo el nuevo mandato de Donald Trump, afirma que lo que está ocurriendo "es ya de un nivel de atrocidad que es difícil de describir y al mismo tiempo no afecta solo a Palestina", como se ha demostrado con el reciente ataque a Irán.
"Es parte del mismo conglomerado que el señor Netanyahu", indica, al tiempo que advierte de "la complicidad de Estados Unidos", que a su juicio no solo "da el visto bueno o mira para otro lado ante una campaña claramente de exterminio" sino que "colabora activamente en ello". Como ejemplo, alude al "uso del hambre como arma de guerra" y la sustitución de ONGs experimentadas como la Agencia de Naciones Unidas por "una organización de mercenarios" que ha llegado a "disparar a la gente hambrienta que buscaba alimentos".
Respecto al papel de Europa en este genocidio, Aranguren indica que "está siendo básicamente de complicidad con Israel", aunque precisa que "hay excepciones". "Como española, yo puedo sentirme por lo menos reconfortada de que el Gobierno haya indicado otro camino y haya liderado junto a Irlanda, Noruega y Eslovenia otro modo de afrontarlo, aunque no es suficiente. El reconocimiento del Estado de Palestina no cambia la atrocidad y la crueldad que está sufriendo la población palestina, pero sí lanza un mensaje".
"Netanhayu quedará como uno de los grandes asesinos de la historia"
Por el contrario, afirma sentirse "muy decepcionada con la Unión Europea", especialmente con países como Alemania, que a su parecer "está utilizando torticeramente la idea de que tienen mala conciencia porque fue el país del nazismo que llevó a cabo un intento de genocidio de los judíos europeos". "A cuenta de eso está siendo cómplice en la venta de armas, en el respaldo diplomático y político de otro genocidio contra un pueblo árabe".
Cuestionada sobre cómo cree que se recordará en los libros de historia al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la periodista lo tiene claro: "Quedará como uno de los grandes asesinos de la historia". "Y no solo eso. La Unión Europea, con las contadas excepciones, ocupará una posición de vergüenza, de consentimiento". En el futuro, dice, habrá gente que se pregunte: "¿y por qué los europeos consintieron esto? ¿Por qué no pararon el genocidio?". "La respuesta es muy triste".