Los establecimientos recibieron una llamada de teléfono de un varón joven que se identificaba como empleado de su compañía de suministro eléctrico, indicando que constaba una deuda por un recibo impagado de elevada cuantía -entre 840 y 2100 euros- que tenían que solventar rápidamente. En total, se apoderaron de 4.221 euros