
Imagen de archivo / Fotografía: Bárbara D. Alarcón
Es curiosa, muy curiosa, la trayectoria del señor Núñez Feijóo desde que aterrizó en Madrid. Más curioso resulta oírle hablar de rehenes, y no dudo de que de eso sepa mucho. Desde mi humilde opinión él es rehén desde que se trasladó a Madrid, es el presidente del PP con menos autonomía de su historia, cada paso que da mira de reojo para que no le pisen la manguera como a su antecesor, por eso digo que de ser rehén sabe.
Pero entremos en harina sobre lo que nos trae aquí, las pensiones. Contra lo que predica el señor Feijóo, como jubilado no me siento rehén del señor Sánchez, ni tengo que estar mirándole de reojo, pues considero que ni Sánchez ni el Gobierno de coalición nos ha pisado la manguera a los pensionistas. Realmente hemos sido beneficiados y los que nos tuvieron como rehenes a los pensionistas quitándonos nuestros legítimos derechos fue el PP. Temo, además, que si vuelven a gobernar así lo harán, hechos son amores y no buenas razones.
Durante los años 2014, 15, 16, 17, 18 (Rajoy gobernó entre 2011 y 2018) con el PP se congelaron o contrajeron nuestras pensiones a un 0,25 por ciento de subida anual, entre tanto se daba dinero y ayudas a bancos y empresas con grandes beneficios, o se arrasaba eliminado la subsidiación a la vivienda. Desde 2019 con gobiernos de coalición las pensiones subieron un 17,2 %. Si ustedes, señores del PP, estuviesen gobernando durante estos seis años la subida hubiese sido del 1,5. Es cuestión de sumar y restar, y hoy las pensiones serían un 15,7 por ciento más bajas. ¡Ahí es nada¡, así de simple, si hay algo que no engaña son las matemáticas.
Señor Feijóo, usted, es decir el PP, sigue las mismas directrices que cuando gobernaba Rajoy. En un artículo que titulé 'A Rajoy el extremista' le recordé aquello de que no iba a gobernar para extremismos, porque el extremismo es quitar dinero de la subida de los jubilados, querer mantener un salario mínimo rampante, quitar ayudas a viviendas y despojar de la subsidiación a miles de familias en situaciones delicadas creando una alarmante inseguridad jurídica, término que ahora emplea injustificadamente Cuca Gamarra. Y todo ello ocurría con su gobierno. Un gobierno para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, solo hay que consultar estadísticas en ese periodo.
A mi entender nuestras pensiones sí caerían rehenes de una práctica de congelación con los postulados del PP. Mire usted, la línea de su partido es subir el mínimo las pensiones que son fruto de un trabajo de toda la vida y en casos salvavidas de unidades familiares en situaciones críticas. Se oponen también a la subida del salario mínimo. ¡Qué barbaridad que un asalariado se aproxime a 1200 euros al mes! Y esto cuando los más ricos se han enriquecido más y el nivel de pobreza ha aumentado. Está claro qué intereses defendieron y seguirán defendiendo.
Díganme, ¡pero cómo les van a poner ustedes un impuesto a la banca o las compañías energéticas que aumentan tanto sus beneficios!; ¿para qué para redistribuir la riqueza? Para ustedes eso son zarandajas, lo importante antes fue dar liquidaciones millonarias a quienes dilapidaron las cajas de ahorro, y ahora seguir dando de 36 a 60 millones de liquidación a directivos que no quieren subir el salario mínimo 50 euros al mes.
Está claro los intereses que defienden. Nos llevan vendiendo dos décadas que las luchas de clases, las clases, eran cosas del pasado. Pero es nítido que hay políticas que defienden a los poderosos y otras que tratan que la producción y la riqueza se redistribuya más equitativamente.
Vivienda
Ahora también salen con recetas mágicas para solucionar el tema de la vivienda. Y es muy gracioso que la esposísima, Ana Botella, que tubo el descaro de vender miles de viviendas públicas construidas con dinero público, de todos, a un fondo buitre para que este expulsase y desahuciase sin piedad a las familias que las habitaban. Afortunadamente ya hay casos es los que se están revirtiendo la propiedad de viviendas que se vendieron por 60.000 euros y ahora las colindantes se venden por 500.000. Viviendas que vuelven a sus antiguos inquilinos gracias al trabajo prácticamente altruista de un abogado de 84 años de edad. Nos podemos imaginar qué hubo detrás de este negocio y se puede desentrañar incluso quien andaba alrededor del negocio. Y ahora quieren dar lecciones sobre el problema de la vivienda.
En días pasados el Tribunal Constitucional ha tumbado el recurso del PP y avala que la Ley de Vivienda limite las subidas de alquiler en zonas tensionadas. Un PP que ve la vivienda como otro gran negocio por encima de lo que determina la Constitución. Detrás de la vivienda hay personas, no solo negocio y a veces muy sucio.
Así que no me hable de rehenes, la realidad de los números es insoslayable. También las de los números que dan las encuestas, y el señor Feijóo sabe que lo de los pensionistas ha sido otro tiro al gobierno que le ha rebotado.
Votaron primero que no porque con los votos de Junts tenían garantizada el bloqueo a la subida de las pensiones y pelillos a la mar. Decían que la condición para votarlo era trocear el decreto, pero cuando Junts ha dicho que lo vota y el voto del PP no valía para bloquear la subida, el PP también votará que sí para no quedar señalado lo que podría quitarle votos. Ya no importa que el decreto no haya sido troceado, ya no importa que el palacete de París siga apareciendo en el texto, lo que le importa son los votos. Por eso el pánico se instaló en Génova y no quieren salir señalados. Pero queda demostrado que los derechos de los jubilados no son sus prioridades, y los jubilados hemos recibido una señal nítida sobre de quién podemos ser rehenes y quién nos puede utilizar.
Emiliano García García, Jubilado