Castilla-La Mancha registró durante 2022 un total de 16 agresiones físicas a profesionales del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), tres más que en 2021, según los datos facilitados por el sindicato de CSIF, que señala que ha pedido "una y otra vez" al Sescam la estadística completa de todas las agresiones que se dieron el año pasado pero no ha recibido respuesta.
En este sentido, el sindicato apunta que, en el conjunto del país, las mujeres son las víctimas en casi ocho de cada diez agresiones -el 77%-, según el Informe de Agresiones a Profesionales del Sistema Nacional de Salud, que publica el Ministerio de Sanidad con datos de 2021.
Con motivo de la celebración este miércoles del Día Internacional de la Mujer, CSIF subraya "la importancia de garantizar la seguridad de los profesionales en el ámbito sanitario" y exige " tolerancia cero frente a la violencia física o verbal".
Por ello, reclaman más medidas de protección y recursos ante las agresiones en los espacios sanitarios pues afirman que "la conflictividad se ha visto agravada por el colapso de la Atención Primaria y la saturación en los centros hospitalarios: la demora en los tiempos de asistencia provoca frustración y crispación entre los pacientes".
En este sentido, la responsable de Prevención de Riesgos Laborales de CSIF Sanidad Castilla-La Mancha, Victoria Gutiérrez, subraya que “los graves problemas que padece nuestro sistema sanitario no pueden justificar nunca una agresión, hay que acabar con esta lacra”.
Además, la Central Sindical alerta de que se están llegando a normalizar las amenazas, coacciones e insultos que sufren las trabajadoras, que por su cotidianidad y por la creencia de que su denuncia no va a suponer ningún avance, no se ponen en conocimiento. “Los propios profesionales nos transmiten que han aumentado las agresiones verbales”, un hecho que viene avalado por el balance de las amenazas a profesionales sanitarios durante el 2022 presentado la semana pasada por la Policía Nacional, con un incremento del 7%.
"Somos el objetivo de las agresiones"
Precisamente la facultativa agredida en Mora el pasado 25 de febrero, Ana María Cue, ha agradecido a CSIF la ayuda que le ha prestado: "Siempre han estado a mi lado y siempre han denunciado la difícil situación que padecemos”.
"Las mujeres somos muchas veces el objetivo de las agresiones. Han aumentado, especialmente en las mujeres. No se trata de que el ámbito sanitario esté feminizado, sino de las faltas de respeto demasiado habituales. Nos ven como más débiles o que están por encima de nosotros", señala Cue, que lamenta que "hay muchas compañeras que no denuncian".
Sobre el incidente de Mora, Cue ha recordado cómo el padre de una paciente acudió al centro y la amenazó, arrinconándola en una esquina de la consulta; una actitud violenta que no disminuyó a pesar de que manifestó que se encontraba embarazada. El pasado mes de mayo sufrió otra agresión en una asistencia a domicilio, siendo zarandeada y empujada por el padre de la persona que requería atención sanitaria.
La facultativa reconoce que "miedo", que hay condiciones en las que no se garantiza la seguridad y que además ha aumentado "la creencia entre los pacientes de que esto es un supermercado, o les das lo que quieren o te dicen que eres una sinvergüenza, te levanto la voz, te arrincono, te amenazo…".
Personal de vigilancia
Por todo ello, CSIF reclama la dotación de personal de vigilancia en todos los centros de salud. En la Atención Primaria es donde se registran hasta el 70% de las agresiones. La mayor parte de la red sanitaria se encuentra desprotegida.
Además del personal de vigilancia, otros recursos deben ser la instalación del botón del pánico y cámaras de seguridad; sistemas informáticos de alerta; implantar protocolos como la apertura y cierre de centros, gestión de llaves, rondas, custodia de drogas…; adaptación del espacio de atención asistencial como recurso para prevenir agresiones, con múltiples puntos de acceso y salida; una mayor coordinación con Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; desarrollo del régimen disciplinario respecto a aquellos pacientes que han realizado acciones de violencia y que reinciden.