El Ayuntamiento de Mocejón ha aprobado, con la unanimidad de todos los grupos de la Corporación, una moción planteada por IU por la que se declara a la localidad toledana como un municipio libre de prostitución y de trata de mujeres y niñas.
Esta declaración se produce tras la liberación a principios de año de dos jóvenes de 16 años de edad, que se encontraban en un club de alterne de la toledana localidad de Mocejón, para ejercer la prostitución, según denunciaron vecinos del municipio.
Con esta moción, el portavoz del grupo municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Mocejón, Mario García, explica que el grupo pretendía que el Ayuntamiento se implicara y se manifestara en la lucha por la igualdad de mujeres y hombres, apostando por la abolición de la prostitución, a la vez que el consistorio, no se quedaba de lado ante esta práctica de explotación hacia las mujeres.
Mujeres que por otra parte, "suelen ser las más desfavorecidas y con peores recursos sociales y económicos; por lo tanto las más indefensas y vulnerables", ha apuntado el edil.
IU manifiesta que la prostitución, como forma de explotación, debe ser abolida y no una profesión que hay que reglamentar, ya que según afirma el grupo, consideran la prostitución una forma de violencia de género extrema.
"Regular la prostitución legitima las relaciones patriarcales"
De hecho, Marina Rodríguez, Coordinadora Local de IU Mocejón, ha declarado que "regular la prostitución legitima implícitamente las relaciones patriarcales: equivale a aceptar un modelo de relaciones asimétricas entre hombres y mujeres, establecer y organizar un sistema de subordinación y dominación de las mujeres, anulando la labor de varios decenios para mejorar la lucha por la igualdad de las mujeres".
"Al legitimarla se convierte en un soporte del control patriarcal y de sujeción sexual de las mujeres, con efecto negativos no solamente sobre las mujeres y las niñas que están en situación de prostitución, sino sobre el conjunto de las mujeres como grupo, ya que la prostitución confirma y consolida las definiciones patriarcales de las mujeres, cuya definición sería la de estar al servicio sexual de los hombres", ha agregado Rodríguez.
Por su parte, Mario García recalca que "tenemos el deber de imaginar un mundo sin prostitución, lo mismo que hemos aprendido a imaginarlo sin esclavitud, sin apartheid, sin violencia de género, sin infanticidio ni mutilación de órganos genitales femeninos. Solo así podremos mantener una coherencia entre nuestros discursos de igualdad en la sociedad y en la educación, y las prácticas reales que mantenemos y fomentamos".