“Quienes estáis aquí me preocupáis poco. Queda terminantemente prohibido asistir la próxima vez sino traéis a esa persona que creéis que debería haber venido y que no lo va a hacer”. Así daba la bienvenida la psicopedagoga y experta en inteligencia emocional Mar Romera a los asistentes a su ponencia titulada ‘Educación comunitaria como modelo de innovación e inclusión educativa’ en la tarde del 25 de abril en Toledo, enmarcada en las Jornadas sobre ‘Educación comunitaria como modelo de innovación e inclusión educativa’ y organizadas por el Centro Regional de Formación del Profesorado, de la Consejería de Educación y Cultura.
Por la mañana, había participado en una reunión con técnicos del Ayuntamiento toledano sobre ‘La importancia del papel de la Administración Local con los niños y las niñas, teniendo en cuenta la participación infantil en los procesos que les afectan. Una ciudad para todos y todas’, dentro de los compromisos del consistorio como ‘Ciudad amiga de la infancia’ donde se trabaja la participación infantil en el contexto de un proceso comunitario desde un punto de vista de convivencia, cohesión social, y diversidad.
Su estancia en la capital regional le dio la posibilidad de conocer más de cerca el proyecto de Intervención Comunitaria (ICI) del barrio de ‘El Polígono’, que calificó como “muy positivo y súper interesante por su visión transversal”. Gran conocedora de la filosofía de Marco Marchioni, el trabajador e investigador social italiano conocido por sus aportaciones en el campo de la intervención comunitaria y la participación, dijo reconocer “su filosofía en esta iniciativa y en los sueños de todas las personas que trabajan en ella”.
Precisamente los centros educativos de este barrio toledano y sus docentes son un agente básico y fundamental en la consecución y éxito del proyecto y con ellos compartió durante más de tres horas reflexiones, enseñanzas y experiencias en el campo de la educación y de la infancia.
Para esta maestra, que ha pasado por todas las etapas educativas, desde la educación infantil hasta la Universidad y que, en la actualidad, trabaja como asesora pedagógica y formadora del profesorado en varias comunidades autónomas, la profesión docente es la más trascendente de todas “porque la vida de un maestro o maestra pasa a otras vidas. Los niños y niñas no aprenden prácticamente nada de los que les enseñamos; nos aprenden a nosotros. Mis miradas, mis sonrisas, mis enfados. Mi manera de ser es aprendida por el niño que tengo enfrente. Yo, dejo de ser yo porque mi yo es compartido y lo aprenden otros. Y esto es trascendencia”.
Mar Romera preside la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci, uno de sus grandes referentes. Y de referentes en la vida de los escolares, a los que ella califica como “huérfanos digitales” habló también “Yo siempre digo que una mamá o un papá no pueden ser amigos de sus hijos, porque entonces los hijos se quedan huérfanos. Cada uno tenemos un rol y éstos deben ser referentes. Si la infancia no tiene buenos referentes andan solos y en la actualidad los referentes se buscan básicamente en las redes sociales. Cuando nuestros chicos bucean en la red entran en contenidos no propios ni de su capacidad, mente, momento ni estructura emocional ni moral. Los adultos pensamos que están preparados porque saben manejar los aparatos digitales pero les dejamos solos a la hora de gestionar toda esa información. Y si les dejamos solos, sin referentes que los aman, acarician, miran y tocan físicamente, los estamos dejando huérfanos”
Es autora del modelo de aprendizaje ‘Educar con tres Cs: Capacidades, Competencias y Corazón’ que creó en 2006 como respuesta a unos planteamientos educativos con los que ella no estaba de acuerdo en su totalidad. Habla de los movimientos de formación que surgieron en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado y que se materializaron en la primera gran reforma, la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) “una gran ley teórica que nunca llegó a coger vida”. Con la ley aparecía el concepto de competencias que conformaba un sistema demasiado competitivo que “aniquilaba las capacidades, fortalezas y potencialidades de los niños y niñas”.
Mar Romera está convencida de que el siglo XXI necesita líderes a quienes hay que formar “ayudarles a que se formen de una manera íntegra, desde una autonomía moral que realmente colabore en el compromiso con el planeta Tierra, porque nuestra gran casa es el planeta y éste necesita de líderes honestos, justos, reflexivos, críticos, creativos, arriesgados y eso hay que entrenarlo. Nuestros niños y niñas necesitan entrenamiento en el fracaso, el emprendimiento, la creatividad y la innovación”
Está convencida de que el gran objetivo de la educación del siglo XXI es aprender a innovar y que éste no debe quedarse solo en la transmisión de conocimiento. Pone el ejemplo del gran youtuber David Calle, nominado a los Premios ‘Global Teacher’ entre los 10 mejores del mundo para profundizar en esta idea “él es un youtuber, súper buena persona, un tío fantástico, pero no es un maestro. Si yo entiendo que David, al que adoro, puede sustituir a un maestro, pues cerremos la escuela. Ninguna pantalla, independientemente de lo que hay detrás, puede sustituir a un maestro o maestra”.
Habla con absoluta claridad de pensamiento y de palabra sobre el maestro de este siglo “El maestro que mira a la cara, a los ojos, que abraza cuando lo necesitas, que llora y se enfada contigo para aprender juntos del enfado. Ese es el maestro que acompañará realmente al desarrollo integral de los niños y niñas del siglo XXI. Y esa es la escuela que quiero, la escuela que se ocupa del Ser y no del saber”.
Autora de varios libros sobre la infancia y la didáctica activa y la escuela, Mar Romera reivindica dos nuevos libros de texto en las escuelas. Uno, la ‘Convención Internacional de los derechos de los niños y las niñas’, cuyo XXX aniversario se celebrará en 2020 y ‘Manual de Guerrilla Urbana’ de Francesco Tonucci, su referente por excelencia “un libro divertido, maravilloso, pícaro y creativo que acerca esta Convención a los niños y niñas para que, de verdad, entiendan cuáles son sus derechos y cómo es necesario hacerlos evidentes. Cuando conocemos nuestros derechos, conocemos nuestra obligación”.
Así es esta maestra que ama su profesión y que un día decidió compartir conocimientos y experiencias. Alguien realista que no cree en recetas mágicas en el mundo de la educación porque “la educación es un mundo de corazón, imaginación y de dejarte sorprender aprendiendo cada día”. Alguien que piensa que levantarse cada mañana merece la pena y consciente de que aprende mucho más el que enseña que el que recibe. Una persona que se lleva un gran aprendizaje de su paso por Toledo.
Terminaba esta entrevista compartiendo tres grandes deseos. Uno, quizá más utópico pero no por ello imposible, que es la mejora profesional y personal de la profesión docente “necesitamos buenos maestros y no buenas leyes”; otro más realista, el de conquistar poco a poco muchos corazones y miradas de adultos que se ocupan de niños, y el tercero “muy simple” enamorar al menos una persona al día.