Las empresas constructoras han tenido que adaptarse en los últimos años a un nuevo escenario en los últimos años tras la crisis inmobiliaria y financiera. Superar las consecuencias de ese periodo al tiempo que se subían al carro de la transición energética ha supuesto un reto que, en el caso de Castilla-La Mancha, se suma además a un parque inmobiliario envejecido, a muchas zonas en riesgo extremo de despoblación y al contraste que ello supone con las áreas tensionadas en materia de vivienda en las comarcas fronterizas con la Comunidad de Madrid.
De todas estas cuestiones hablamos con el nuevo presidente de la Federación Regional de Empresas Constructoras (FERECO) de esta comunidad autónoma, asociación con 20 años de trayectoria. Manuel Carmona accedió al cargo hace un par semanas y procede de la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción de Ciudad Real (APEC).
Licenciado en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y Máster en Urbanismo y Ordenación Territorial por la Universidad Carlos III de Madrid, Carmona pertenece a diferentes comisiones de trabajo de ámbito regional y nacional relacionadas con vivienda y urbanismo, y ha sido ponente en diversos foros relacionados con estos asuntos. También es miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCEspaña) y de la Asamblea de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC).
¿Cuál es actualmente el objetivo que se ha marcado como nuevo presidente de FERECO?
Continuar en el trabajo que venimos desarrollando como altavoz de las reivindicaciones de las empresas constructoras y promotoras de Castilla-La Mancha, elevando propuestas, participando en foros y mesas de trabajo, colaborando con la Administración y con el resto de agentes que intervienen en el sector, impartiendo formación en las cinco provincias, etc. Y hablo en plural porque en FERECO, independientemente de quien sea el presidente, llevamos un trabajo coordinado en las cinco provincias, de forma que haya sola una voz a nivel regional. Creo que si algo ha conseguido FERECO en estos más de 20 años de existencia es ser la referencia en Castilla-La Mancha siempre que se habla del sector de la construcción.
Castilla-La Mancha es una región con muchas zonas en riesgo de despoblación. ¿Cómo puede contribuir la asociación a solucionar este problema?
Si hay dos elementos que, a mi entender, fijan población son el trabajo y la vivienda. Y ahí es donde nosotros podemos, desde nuestra posición, colaborar y contribuir. Primero, porque el sector de la construcción es un motor de la economía regional, dando trabajo a más de 76.000 trabajadores en toda la región según la última encuesta de población activa. Estamos hablando de cifras de empleo que hace muchos años que no se veían.
Además, contribuyendo al PIB regional con casi un 6%, con el mérito de hacerlo desde muchas pymes en todos los rincones de la región, también en las zonas más despobladas. Y en la parte de vivienda, colaborando para impulsar la construcción y rehabilitación de viviendas en aquellas zonas con riesgo de despoblación, formando parte de la colaboración público-privada tan necesaria para abordar este asunto.
Una característica principal de las empresas castellanomanchegas de construcción es que son requeridas como contratistas fuera de la región, principalmente en Madrid"
Al haber poca población (aunque haya subido levemente), ¿cómo es la actividad de las empresas constructoras en esta comunidad autónoma?
El perfil medio de la empresa regional de construcción, independientemente de que existen grandes empresas en las cinco provincias, es el de una pyme, con arraigo e implantación local, que suele abarcar un amplio segmento de actividades dentro del sector: construcción, reforma, rehabilitación, etc.
El perfil de la empresa de obra civil y obra pública es diferente, pues necesitan una mayor plantilla e infraestructura para acometer estas obras, por lo que suelen ser de mayor volumen y en la región hay grandes empresas. Y una característica principal de las empresas castellanomanchegas de construcción es que son requeridas como contratistas fuera de la región, principalmente en Madrid, por su experiencia y profesionalidad. Hay un importante desplazamiento de empresas especializadas que trabajan como contratistas y que cuentan con mucho trabajo fuera de la región.
Castilla-La Mancha destaca por tener un parque inmobiliario muy envejecido. ¿Cuál es la apuesta de la asociación y de las empresas? ¿Más edificación, más rehabilitación?
Las empresas en este caso no apuestan, sino que se adaptan al contexto temporal, a los clientes y al mercado. Porque hay oportunidades y negocio en todos los segmentos y nosotros asesoramos e informamos desde las asociaciones a nuestras empresas asociadas en todas sus actividades para que estén preparadas.
Digo que el contexto temporal es importante refiriéndome por ejemplo a la rehabilitación y a la eficiencia energética, que hace unos años era un segmento casi residual y hoy en día es una actividad principal para muchas empresas debido a las ayudas de las diferentes administraciones y a los fondos europeos. Y la nueva construcción será el propio mercado quien la regule, pues las empresas acometerán nuevas obras en aquellos sitios donde haya una potencial demanda.
¿En qué punto se encuentra, por zonas, el "Plan 10.000" que el Gobierno de Castilla-La Mancha acordó con empresas constructoras para la construcción de viviendas a precio asequible?
El “Plan 10.000” constituye una serie de medidas paralelas y complementarias entre sí para impulsar la construcción de vivienda asequible, destinada a la venta y al alquiler. Entre esas medidas está la actualización de la normativa, la enajenación de parcelas que se destinen a viviendas en alquiler o la puesta en marcha de determinadas ayudas y avales.
Es un camino que ha empezado a recorrerse y que sin duda está dando resultados, y aquí sí quiero poner en valor la leal colaboración con la Consejería de Fomento y todo su equipo, encabezado por su consejero, Nacho Hernando, y la directora general de Vivienda, Inés Sandoval. Teniendo en cuenta que cada uno tiene su posición y que habrá asuntos que acordemos y otros que no, desde la Consejería y desde FERECO somos conscientes que solo trabajando juntos se pueden conseguir retos tan importantes como poner vivienda en el mercado a disposición de los jóvenes y las familias. Y en ello colaboramos y trabajamos de forma continuada. Con ese espíritu nació el plan y desde entonces se han construido viviendas en toda la región al amparo de algunas esta líneas, si bien el recuento y la valoración habrá de hacerla cuando hayan transcurrido un par de años como mínimo.
¿Cree que este plan puede servir para rebajar las zonas tensionadas en la región como la Sagra o el Corredor del Henares, teniendo en cuenta que casi ningún ayuntamiento de estas zonas ha solicitado declararse como tal?
Una de las líneas del plan es precisamente el impulso de las promociones para alquiler en estas zonas con una demanda más sensible. Ello junto con una serie de medidas complementarias pueden ayudar, pero el problema del acceso a la vivienda no se resuelve de la noche a la mañana. La pena que tenemos muchas veces es que parece que solo cuando llegan las elecciones se vuelven los ojos a este tema y luego se vuelve a aparcar.
Con respecto a las zonas tensionadas, creo que no debemos caer en el error de dejarnos llevar por los titulares. La Ley de Vivienda nacional tiene mucho más trasfondo y el problema no se resuelve declarando zonas tensionadas, que hasta ahora solo se ha hecho en zonas de Catalunya. Si fuera así, administraciones de todo signo lo estarían haciendo, y si no lo hacen es porque con medidas poco meditadas el problema se acaba agravando.
Yo cuando me refiero a la Ley de Vivienda siempre pongo el mismo ejemplo: querer abordar el problema de la vivienda con una ley general que sirva lo mismo para el área metropolitana de Madrid o Barcelona que para las zonas en riesgo de despoblación de las provincias de Cuenca o Ciudad Real me parece que, de partida, no es una buena solución. Las políticas de vivienda hay que adoptarlas desde la cercanía y la especialización, pues ni todos los territorios necesitan lo mismo ni a todas las zonas hay que tratarlas igual.
Es necesario recuperar ciertos incentivos o exenciones en la contratación con formación"
Uno de los problemas actuales que señalan muchos empresarios es la falta de mano de obra cualificada en oficios como albañilería, carpintería, etc. ¿Sucede también con las empresas constructoras? ¿Qué soluciones pueden aportarse?
No solo sucede, sino que uno de los primeros sectores que trasladó a la sociedad la falta de mano de obra especializada fue la construcción, porque sufrió la mayor caída del empleo tras la crisis financiera e inmobiliaria, más de un millón de personas, sin que haya habido reposición, bien porque no se han incorporado jóvenes o porque los que se incorporaban, ante la falta de actividad, no cogían experiencia.
Por ello, en determinados perfiles hay una carencia importante, por lo que estamos trabajando en varias líneas: campañas de divulgación para atraer a los jóvenes al sector, dando a conocer el futuro que tiene la construcción así como sus condiciones salariales y laborales, muy por encima de otros sectores, y formación en varios ámbitos. Pero también es necesario recuperar ciertos incentivos o exenciones en la contratación con formación.
¿Cree que ha habido un cambio de paradigma en el sector de la construcción desde la crisis inmobiliaria y financiera?
La construcción fue el sector más afectado por la crisis financiera, muchas empresas desaparecieron, y las que continuaron lo hicieron con dificultades. Ello ha conllevado que muchas empresas de construcción hayan sufrido una transformación, un avance importante en digitalización, y además se han dimensionado y profesionalizado. Muchas de ellas también están apostando por la industrialización. Todo ello unido a la normativa técnica y ambiental está transformando el sector.
Esto no quiere decir que haya cambiado todo, pero sí es cierto que hasta las empresas más pequeñas han evolucionado mucho más rápido que en otros sectores, y en los próximos años se va a ver mucho más cuando la industrialización en los procesos de construcción termine de asentarse.
¿Cómo considera que se está adaptando el sector a las nuevas medidas de eficiencia y a la transición energética?
La adaptación viene impuesta por la normativa, con lo que las empresas deben hacerlo obligatoriamente. Si a ello añadimos que se estima que siete de cada diez euros de los fondos europeos Next Generation están relacionados de una u otra forma con la construcción, sobre todo con la eficiencia energética y la construcción sostenible, esta transición no es solo una obligación, sino un nicho de mercado donde encontrar un importante volumen de trabajo. Además, muchas empresas de todos los ámbitos, ya sea en vivienda o en obra civil, están integrando las energías renovables en sus planes de empresa y en sus construcciones, diversificando además hacia las fotovoltaicas en algunos casos.