La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF promueven la lactancia materna como "una de las formas más eficaces de garantizar la salud y la supervivencia" de los niños y niñas, por lo que recomiendan establecer de forma exclusiva este modelo de alimentación durante los seis primeros meses de vida de los recién nacidos. Sin embargo, señalan que la tasa de bebés que son amamantados no ha mejorado en las últimas décadas ya que casi dos de cada tres menores de un año no reciben leche materna de manera exclusiva durante el tiempo que aconsejan.
Para conocer mejor los mitos y realidades de este modelo de alimentación hablamos con Pilar Sánchez Miranda -pediatra y presidenta del grupo de apoyo a la lactancia materna Oro Blanco- y Mónica Bastante -fisioterapeuta y miembro del equipo de coordinación de Oro Blanco-. Y para intentar comprender algunas de las variables que influyen en la elección del tipo de lactancia -materna, mixta o artificial- y su preferencia en este proceso, dos madres toledanas -María y Blanca- nos cuentan cómo está siendo su experiencia en este sentido durante los primeros meses de vida de sus bebés -Mikki y Vera, respectivamente-.
Oro Blanco nació en Manzanares después de que una mamá de gemelos se revelara contra la idea de que no podría amamantar a ambos. "Sacó adelante la lactancia y se propuso ayudar a otras madres que tuvieran dificultades de otro tipo", explican las representantes de la asociación, que actúa ya a nivel provincial en Ciudad Real mediante asesorías personalizadas, reuniones, charlas y talleres en los que también impulsan la formación y la promoción de la lactancia materna.
"Las madres que recurren a las asesoras lo suelen hacer con mayor frecuencia por problemas de agarre, grietas, dolor en los senos o por una mala evolución del peso del niño", señala Sánchez, quien destaca como característica común de las madres que acuden a Oro Blanco el sentimiento de formar parte de "una comunidad", lo que les impulsa a "transmitir su experiencia y conocimiento, a consultar dudas sobre la lactancia y la crianza, a contrastar información o a sentirse reforzadas".
Tanto Sánchez como Bastante precisan que, aunque ambas trabajan en el ámbito sanitario, la labor que desempeñan en la asociación lo hacen como "madres que han adquirido experiencia". "Estamos abiertas a quien quiera acudir. Respetamos la decisión de cada madre pues hay quien opta por la lactancia materna exclusiva, por mixta, quien ha destetado a los cuatro meses o quien lo ha hecho a los 7 años", subrayan ambas, que recalcan que no juzgarían “jamás a una madre que opta por alimentar a su hijo con leche de fórmula". "Lo que sí que queremos es que la mamá tome una decisión informada", agregan.
¿Por qué se recomienda la lactancia materna exclusiva?
"La lactancia materna es lo natural. Las hembras somos capaces de producir leche para alimentar a nuestras crías. Es lo que dicta la naturaleza pero la ciencia lo refrenda", apunta la presidenta de Oro Blanco, especializada como pediatra en Digestivo Infantil. A su juicio, "los beneficios de la lactancia materna no se producen solo desde el punto de vista nutricional", sino que esta también reduce el riesgo de que tanto el bebé como la madre desarrollen una serie de enfermedades o, como apunta Bastante, promueve "la sostenibilidad" al desecharse el uso de los envases.
En este sentido, la OMS expone que los niños amamantados son "menos propensos al sobrepeso o la obesidad y, más tarde en la vida, a padecer diabetes". "Las mujeres que amamantan también presentan un menor riesgo de padecer cáncer de mama y de ovario", agrega el organismo internacional.
¿Se estigmatiza el biberón?
"Por nuestra parte no. En nuestra asociación el ambiente es de respeto", indican las representantes de Oro Blanco, que afirman que "la mayoría de las madres -entre un 90 o 95%-" que alimentan a su bebé con leche de fórmula es porque han tenido "dificultades con la lactancia materna" y no han contado con "ayuda para resolverla".
¿Todas las madres pueden producir leche? ¿Influye en este proceso que el parto sea por cesárea?
Sánchez y Bastante indican que el proceso de producción de la leche materna comienza "normalmente a desarrollarse al final del embarazo". Tras la secreción del calostro durante los primeros días, el líquido precursor de la leche materna, una amplía mayoría de madres comienza a producir su propia leche. No obstante hay "alrededor de un 5% de mujeres con hipoplasia mamaria", lo que hace que este órgano "no se haya desarrollado adecuadamente -igual que puede hacerlo cualquier otro-", y dificulta una mayor productividad de leche.
Respecto a si el o la bebé nace por cesárea, resaltan que "lo que más influye" en el inicio de la lactancia materna no es el hecho de que el nacimiento no se produzca por vía vaginal sino "la separación" que tiene el recién nacido con su madre tras el parto. "Durante ese tiempo que no se hace el 'piel con piel', el bebé recibe biberón de fórmula y el pecho no recibe el estímulo necesario, y lo ideal es que lo haga en la primera hora". Sin embargo, Bastante relata sobre su experiencia que ella tuvo a su hija por cesárea y su lactancia "se desarrolló bien" posteriormente.
¿Cómo y cuándo se decide la manera en que se va a alimentar al recién nacido?
Hacemos un paréntesis en este punto para introducir la experiencia que están teniendo María y Blanca con Mikki y Vera (todos ellos nombres ficticios). María tenía "claro" durante el embarazo que quería intentar amamantar a su hijo. Por su parte, Blanca, aunque consideraba antes del nacimiento que la alimentación la llevaría a cabo como "necesitara" su hija, sintió que quería darle el pecho desde el primer momento en que Vera tuvo contacto físico con sus senos.
Respecto a la decisión de alimentar a sus hijos con leche materna o leche de fórmula durante sus primeros meses de vida, Blanca señala que durante el embarazo se informó a través de distintos artículos, libros o conservaciones con otras madres sobre sus experiencias. “No quería presionarme. Pensaba en que sería lo que necesitara pero el momento mágico llegó en el hospital”, refrenda la mamá toledana, que echó en falta los cursos de preparación al parto -en los que también se aborda esta temática- que la sanidad pública suspendió por la pandemia.
De su lado, María, que también consultó y se informó a través de distintas fuentes, acudió a una asesora privada con sesiones más orientadas a la preparación al parto. “En la clínica solo tenían un curso de lactancia pero no lo pude hacer. Tanto la asesora como los libros que leí eran muy partidarios de la lactancia materna exclusiva pero creo que no siempre es blanco o negro, también hay grises... En el tercer trimestre decidí no leer nada porque me ponía más nerviosa disponer ya de tanta información”, agrega.
"Es difícil mantener la lactancia materna si trabajas fuera de casa"
"Cuando salí de reanimación tras el parto me lo dejaron en la barriga, reptó un poquito y se agarró perfectamente", relata María, que finalmente optó por dar a su bebé leche exclusiva materna durante los primeros cuatro meses, hasta que se incorporó a trabajar y comenzó también a alimentarlo con leche de fórmula por las dificultades que le suponía durante su jornada extraer con un sacaleches la cantidad que requería su bebé.
"Fue duro mientras estaba trabajando. Llegó un momento en el que el niño no comenzó a engordar tanto y decidimos comenzar con la leche de fórmula. Es muy difícil mantener la lactancia materna cuando estás trabajando fuera de casa. Cuando empiezas a trabajar tienes otras preocupaciones y eso afecta a tu cuerpo y el niño lo nota", explica María, que ahora que ha dejado de trabajar continúa dándole leche materna y artificial aunque el bebé -de 8 meses- "rechaza más el biberón" y ha comenzado también la ingesta de alimentos sólidos.
Y Blanca, que tuvo a su hija tras una cesárea, intentó ofrecerle leche exclusiva materna en las primeras semanas, pero la bebé estaba "molesta en ocasiones, no producía suficiente leche y ella tampoco agarró bien, por lo que no aumentó de peso durante algunos días". A partir de ahí, la pediatra le prescribió que comenzara a usar leche de fórmula, ofreciendo siempre el pecho antes que el biberón. Tras varios meses, continúa con la lactancia mixta -leche materna y artificial- pero ha conseguido reducir la cantidad de biberones y Vera comienza también a ingerir sus primeros cereales y frutas trituradas.
Dudas sobre la vacunación contra la COVID y posibles contagios
Otra de las preocupaciones más comunes de las mujeres que han sido madres desde que se inició la pandemia ha sido cómo podría afectar a sus recién nacidos continuar con la lactancia materna si ellas se contagiaban de COVID, así como posteriormente si decidían vacunarse contra esta enfermedad. “La transmisión por contacto no es tan importante pero hay que tener cuidado. Y los anticuerpos que la madre genera también se transmitirían al bebé. Hablo en condicional porque para que exista una evidencia científica debe existir muchísimo volumen de información para hablar con contundencia, aunque los datos -que hay hasta ahora- coinciden en estos puntos”, explica la presidenta de Oro Blanco cuestionada por este asunto.
Mi miedo era cómo le podría afectar al niño, no solo ahora si no en el futuro"
Asimismo, María y Blanca confirman la incertidumbre que tuvieron antes de vacunarse contra la COVID. “Mi miedo era cómo le podría afectar al niño, no solo ahora si no en el futuro. Pero pensé también que incluso es más peligroso que yo me contagie”, apunta María, que consultó a su médico de cabecera y finalmente decidió vacunarse. También la recibió Blanca, a quien le costó “muchísimo hacerlo”. “La situación es muy reciente y no sabes los efectos que puede tener pero ahora me siento más contenta y tranquila de haberlo hecho”.
¿Qué utilidad tiene el extractor de leche?
Desde Oro Blanco recalcan que se trata de una herramienta que “hay que utilizar cuando es necesaria” como cuando se produce una separación entre la madre y el niño por cualquier razón. “No es tan eficaz pero va a ayudar a mantener la producción”, subrayan las representantes de la asociación, que añaden que también resulta de utilidad “para aliviar el dolor -que se produce cuando no se vacían los senos de la leche que se produce- y reducir el riesgo de mastitis”. “También lo utilizan las madres donantes aunque en Castilla-La Mancha no tenemos banco de leche”, aportan también al tiempo que aseveran que “no tiene sentido usarlo por usarlo”.
Ambas madres toledanas han recurrido en distintos momentos de la lactancia a esta herramienta que consideran “bastante útil”. Mikki tuvo que estar ingresado durante unos días en el hospital y “si no lo hubiera utilizado le habrían dado biberón y habría sido más difícil que se agarrara después al pecho”, relata María. De su lado, Blanca indica que le supuso “un apoyo” para su producción de leche “aunque no es la misma sensación ni se saca la misma cantidad” que cuando se amamanta al bebé.
La lactancia es “sacrificada” pero no se arrepienten del esfuerzo
Preguntadas por los consejos que le darían a futuras madres sobre la posibilidad de que alimenten a sus hijos con leche materna, María insta a que “se informen bien pero que tengan la mente abierta”. “No vas a ser mala madre por darle leche materna o no dársela. Cada familia tiene unas circunstancias y muchas veces no es lo que tú quieres sino que tienes que adaptarte al niño. Yo no me arrepiento de haberme sacrificado y de hecho mi intención es darle hasta que mi cuerpo lo permita y el niño lo demanda”.
Por su parte, Blanca afirma que “si optan por darles el pecho y tienen problemas tienen que darse cuenta de que no es un proceso fácil y que supone un sacrificio, aunque si se hace seguramente obtengan un resultado positivo”. “Mucha gente me decía que dejara de intentarlo y optara por el biberón, pero para mí era muy importante y al final lo conseguí”, comenta al tiempo que destaca que al final, “lo importante es que el recién nacido se alimente, de una manera o de otra”.