El V centenario de la revuelta comunera no se ha limitado sólo a las grandes ciudades castellanas. Localidades como Mora han decidido también aprovechar la efeméride para poner en valor acontecimientos históricos como el incendio de la iglesia de Mora, y así convertirlo en una "oportunidad de transformación cultural y social" para la localidad. Además, con la celebración de este centenario, el Ayuntamiento afirma que quiere crear espacios para la investigación y difusión del hecho, y así situar a Mora en las "grandes rutas de turismo europeo".
Pero, ¿qué pasó en Mora en 1521? El historiador, miembro de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, Hilario Rodríguez de Gracia, se remonta a 1519, cuando comienzan los primeros movimientos de "rebeldía". "Las milicias comuneras surgen por el grito en distintas ciudades y algunos pueblos, también dentro de la provincia de Toledo, se unen a esta rebelión", explica Rodríguez. Los enfrentamientos se sucedieron tanto dentro del bando comunero como del realista.
En los pueblos de Toledo, explica, los hechos que más se sucedieron fueron acciones de saqueo. Tanto de comuneros, como del bando realista. En este bando se encontraba, según señalan cronistas, Diego de Carvajal, quien tenía su base en el Castillo de Almonacid de Toledo. "¿Fue Mora un pueblo comunero como Orgaz? Es dificultoso aclararlo, porque no es tan claro como en el caso de Orgaz. No tenemos claro que Mora fue un pueblo comunero, pero sí está aclarado que tras estas acciones de rapiña, el pueblo se siente amenazado por las tropas de Carvajal", explica el historiador.
Son dos los elementos que marcan la acción por la cual acabó destruida la iglesia de Mora, señala Rodríguez. Por un lado, que las gentes del pueblo de Mora roban ganado al Prior de San Juan, Antonio de Zúñiga, cuya "base esencial" estaba en el Castillo de Consuegra. "También controlaba un enorme comunal, el llamado comunal de Finisterre, que está en los márgenes del río Algodor, desde Los Yébenes hasta pasado Tembleque".
A la vez, en marzo de ese año, el famoso Obispo comunero, el Obispo Acuña, llega a Alcalá y realiza "una serie de acciones bélicas" con el apoyo de pueblos como Ocaña, La Guardia o Dosbarrios, pueblos abiertamente comuneros. Entonces ocurre la batalla del Romeral, después de la que el obispo se instala entre Villaseca y Villaluenga.
"Antonio de Zúñiga manda una patrulla de avistamiento, para ver qué hacían los de Mora. Entonces, el pueblo tenía cerradas sus puertas, ya que entonces contaban con una muralla y tres puertas que daban al exterior. Las tropas de Zúñiga intentan parlamentar para que se devuelvan las reses, pero los morachos reclaman que ellos también habían sufrido saqueos por parte de Diego de Carvajal", relata el historiador de la RABACHT.
La situación entonces se complica. "Las tropas de Zúñiga no son suficientes para enfrentarse al pueblo de Mora y esperan refuerzos. Los morachos envían un aviso al Obispo Acuña para pedir que acuda en su auxilio, pero no lo reciben", explica. Entonces llega el 23 de abril, cuando "todas las crónicas coinciden" en que las tropas del prior de Zúñiga asaltan finalmente el pueblo. "Mucha gente se refugia en la iglesia. La situación llega a ser tan enconada que las tropas colocan alrededor del recinto religioso unas pilas de gavilla e incluso pólvora para volar las puertas", afirma Rodríguez.
La iglesia tenía entonces una cubierta de madera. Entonces la explosión que provoca el incendio, enciende tanto las puertas como la cubierta "y toda la gente del interior del recinto muere abrasada". "El hecho fue muy significativo para una población como es y era Mora", recalca. "Esta conmemoración es algo muy importante para la localidad dentro de la celebración del V Centenario de la revuelta", reflexiona el historiador. Entonces, según la documentación a la que existe acceso, la población no sería mayor de 2.000 personas.
¿Cuánta gente murió entonces? No se sabe con certeza, porque se cuenta con fuentes que hablan de hasta 3.000 personas, y otros que dicen que sólo fueron 50. Independientemente, se trata de números significativos para la población de entonces. "Se plantea la interrogante, porque el pueblo sigue funcionando. Si hubiesen sido 50, no creo que se hubiese tachado de tragedia y no hay crónica que no mencione la tragedia del incendio de Mora. Si fue llamativo, es porque las consecuencias también fueron significativas", aclara Hilario.
De todos modos, a partir de los hechos, "no hay más referencias" que evidencien que la localidad fuese comunera. Sí existe testimonio de que varios vecinos de la localidad fueron apresados, llevados a cautiverio o, incluso, desterrados. Sin embargo, al destruirse gran parte del archivo de la parroquia durante la Guerra Civil, se perdió información que pudiese contrastar esto.
Rodríguez recuerda que la población adquirió "mucha importancia" ya a finales del siglo XVI, debido a una actividad "protoindustrial" de confección de objetos de cuchillería y cerrajería, cencerros que llegaron incluso hasta Andalucía. Pero la torre de la iglesia no se reconstruyó hasta inicios del siglo XVII. "La memoria histórica debe ser recuperada, para valorar qué hicieron nuestros antepasados, sobre todo ante un hecho tan sustancial. La recuperación del pasado nos hacer ver que en el transcurso del tiempo siempre ha habido movimientos violentos, guerras, y recordarlos nos puede servir para evitar este tipo de conflictos", concluye el historiador.