
El artista madrileño Alberto Corazón / Foto: Europa Press
El artista y diseñador gráfico Alberto Corazón ha fallecido este miércoles en su casa de Madrid, junto a su familia, según ha trasladado la Colección Roberto Polo, cuyo logo e imagen corporativa que representa el Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO) fue obra suya.
Corazón, nacido también en Madrid, en 1942, fue uno de los primeros en recibir el Premio Nacional de Diseño, en 1989, solo tres años después de su creación. Diseñador, fotógrafo, pintor y escultor, Corazón fundó su propia editorial, Ciencia Nueva, nada más terminar sus estudios universitarios, que compagina con el aprendizaje del dibujo y la pintura, y así se inicia profesionalmente en el diseño. Simultáneamente hace sus primeras exposiciones de pintura en Turín y en Milán.
Su carrera como diseñador es "extraordinariamente influyente desde sus inicios", apuntan desde la Colección Roberto Polo. "Pronto adquiere un fuerte protagonismo en la industria cultural española como diseñador editorial y, con el paso de los años, se especializa en diseño gráfico e industrial".
Así, apuntan que es autor de los logotipos e imágenes corporativas de muy relevantes instituciones culturales y empresas españolas como la Biblioteca Nacional, Casa de América, Ministerio de Sanidad y Consumo, Junta de Andalucía, Universidad Autónoma de Madrid, Compañía Nacional de Teatro Clásico, ONCE, Paradores, Renfe Cercanías, SGAE, Centro Cultural de la Villa de Madrid, etc.

Ha sido fundador y presidente de la Asociación Española de Diseñadores Profesionales y de la Fundación Arte y Derecho, dedicada a la difusión y defensa del derecho de autor y de los creadores visuales: artistas plásticos, fotógrafos y diseñadores. En noviembre de 2006 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando: de nuevo pionero tras la entrada de la disciplina del diseño en dicha institución.
Como creador artístico, participó en los primeros pasos de conceptualismo emprendidos en España a principios de la década de 1970 en torno a la galería Redor. Estuvo en la Bienal de Venecia de 1976 junto con Tàpies y el Equipo Crónica. Dos años después fue invitado en la Bienal de París para exponer en el Petit Palais junto con Antonio Saura. Su última aportación al 'idea art' tuvo lugar en la Galería Alexander Iolas de Nueva York en 1979 con el proyecto antológico denominado Leer la Imagen.
Inició el siglo XXI con una antológica en el Círculo de Bellas Artes de Madrid Alberto Corazón, pinturas y esculturas 1992-2002”, que luego recorrió España. En 2003, estuvo presente en la muestra de Arte Español para el Exterior, organizada por SEACEX-Ministerio de Asuntos Exteriores español, con destino a instituciones culturales de Siria, Jordania e Irán.
También, presentó una Antológica en el IVAM en 2008 (mostrando su obra entre 1968 y 2008), que en el siguiente año viajó a museos asiáticos (Hanoi y Shanghái). Ese mismo año de 2009, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid montó la retrospectiva, Alberto Corazón. Plaza Mayor y otros trabajos conceptuales de los 70. En 2013 la exposición antológica Trabajar con Signos. Diseños de Alberto Corazón, con su obra desde 1963 a 2013, recorrió diversos museos españoles.
Su personalidad polifacética también abarca otras áreas, como la escritura: es autor de numerosos ensayos y volúmenes relacionados con el diseño gráfico y la creación plástica, agregan.
La señalética de Toledo
Además de toda la obra mencionada, tal y como ha recordado el periodista Enrique Sánchez Lubián en redes sociales, a principios de los años 90, Corazón diseñó "un proyecto de señalética informativa y turística para el Casco Histórico de Toledo" que suponía "un salto cualitativo para mejorar y modernizar la información que sobre el callejero ofrecía desde tiempo atrás multitud de placas de muy diferentes tipos, a la vez que homogeneizar la mismas, retirar las obsoletas y unificar su imagen", agrega.

Presentación de los prototipos y las placas de la señalética de Toledo (Alberto Corazón en el centro de la imagen) / Fotografía de la la Colección YA-Toledo' del Archivo Municipal de Toledo
El proyecto, promovido por la Real Fundación de Toledo, agrupaba las calles del Casco Histórico en ocho rutas distintas, identificada cada una con un pictograma, agrega Sánchez Lubián, que subraya que esta señalética de la que 30 años después aún pueden encontrarse algunas de las placas instaladas, "nunca gozaron del reconocimiento popular y tampoco tuvieron, por parte de sus promotores, una decidida defensa y labor pedagógica para explicar a los toledanos que esta señalética exclusiva era un plus de calidad y valor artístico para el Casco Histórico, no un atentado ni una agresión".