El 10% de las personas empadronadas en el Casco Histórico de Toledo -alrededor de 1.000- habitan o están vinculadas con los conventos. Es uno de los datos que se puso sobre la mesa en el Congreso Internacional de Conventos que se celebró la pasada semana y que sirvió para, entre otras cosas, recoger propuestas de futuro que permitan su conservación.
En la actualidad hay 11 conventos abiertos en la ciudad -de 16, que suponen el 20% de la superficie del Casco-, a los que dan vida 173 religiosas, mientras que en 1900 eran 384. Forman parte de los 35 con los que cuenta la Archidiócesis toledana, la mayoría "con buena salud", según apuntó el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, en la inauguración del congreso.
Sin embargo, parte de este patrimonio, menos conocido que otros monumentos de la ciudad, está en peligro en los últimos años por diversas causas, como la falta de vocación, tal y como expresaron varias monjas a través de una de las conferencias que ofrecieron en la última de las tres jornadas que se desarrollaron.
También hubo ponencias sobre la historia de estos espacios religiosos, su influencia en la transformación de la ciudad o su situación actual. En la última jornada, en una de las mesas redondas moderada por el gerente del Consorcio, Jesús Corroto, se debatió sobre el futuro de los conventos en las ciudades y se realizaron propuestas de futuro para los mismos.
A través de distintos campos y sensibilidades se plantearon iniciativas guiadas por el objetivo de revitalizar estos edificios y salvaguardar su arquitectura, su arte y su espiritualidad. Entre ellas destacaron algunas como la posibilidad de que estudiantes universitario realicen prácticas con las que poder ayudar también a sus comunidades.
"Remansos de paz" para "abandonar la dependencia de los móviles"
Palma Martínez-Burgos García, catedrática de Historia del Arte en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y miembro del comité científico del congreso, trasladó "la disponibilidad" de la entidad académica a los conventos y lanzó la idea de impulsar prácticas universitarias en estos espacios.
"El programa UCLM Rural -conocido como Erasmus Rural- ayuda a determinadas localidades de la España vaciada. No sé si no sería bueno impulsar prácticas 'conventuales'. No un erasmus sino que haya alumnos que ayuden a esas comunidades. El beneficio sería en doble sentido", apuntó Martínez-Burgos.
En ellos, los jóvenes podrían "descubrir esos remansos de paz y abandonar la dependencia de los móviles". "Sería una experiencia magnífica y de la que nos enriqueceríamos todos como sociedad", agregó sobre esta idea que fue muy bien recibida por Raúl Muelas Jiménez, vicario de la Vida Consagrada del Arzobispado de Toledo, que afirmó que el convento de Santa Clara -cerrado desde 2015- pueda reabrir sus puertas con una comunidad religiosa.
La catedrática recordó que ya cuentan con un programa de prácticas de alumnos en instituciones como el Centro de Conservación y Restauración de la Junta, o que la Facultad de Humanidades de Toledo es la única con un máster en Patrimonio Histórico. "La Iglesia no tiene por qué saber de todo, para eso también está la sociedad civil y la universidad tiene un enorme potencial", defendió Martínez-Burgos.
En este sentido, defendió la necesidad de catalogar el patrimonio material de los conventos realizando inventarios, pues advirtió que estos inmuebles pueden quedar sometido "a expolios, robos o falsificación" cuando se cierran. Además, reconoció "la fuerza que está tomando la defensa del patrimonio inmaterial" por parte de la UNESCO, un tema que centró otra de las ponencias del congreso.
Favorecer su autogestión o abrirlos a la sociedad
El gerente del Consorcio, que apuesta por impulsar un Plan Estratégico para actuar en estos espacios conventuales, defendió también "buscar otras aristas y perspectivas" que generen propuestas positivas y aporten soluciones a la situación que atraviesan los conventos. No solo la arquitectura de estos monumentos sino también su espíritu, un problema "micho más difícil" de solucionar, según percibe Susana Mora Alonso Muñoyerro, doctora en Arquitectura y parte también del comité científico del congreso.
"Una de las cosas que me parece muy importante es dar a conocer a los propios monjes y monjas", sostuvo Mora, que se mostró sorprendida por el interés que suscitó este "novedoso y valiente" congreso sobre "un tema muy difícil" que aborda "el problema físico, el patrimonio, y el humano". En este sentido señaló que hay "muchos temas sociales" con los que se puede actuar en un convento, citando como ejemplo su apertura como residencias para personas mayores.
En la mesa redonda también participó de manera telemática Santiago Tormo Esteve, profesor doctorado de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV, que expuso la situación que sufre Xàtiva (Valencia), donde solo un convento se mantiene abierto con un uso religioso -con 8 monjas- de los 12 que hay. Cuatro de ellos se han habilitado para usos culturales.
"Son enormes edificios que ofrecen posibilidades pero les falta la esencia, ese alma de la que habláis. Eso solo vive en el convento de la Consolación, donde se hacen pastas o bordados. También prestan asistencia, han creado un tejido social de personas sin recursos o de migrantes... les hemos propuesto la posibilidad de albergar una residencia. Sería un complemento", manifestó Tormo.
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Para cerrar el primer turno de intervenciones de la mesa redonda, Soledad Sánchez-Chiquito de la Rosa, directora de Gestión Patrimonial del Consorcio de Toledo, recordó algunas de las actuaciones de esta entidad en inmuebles conventuales del Casco en los últimos años y presentó un resumen de los principales focos de discusión que se abordaron y de las iniciativas que se plantearon a lo largo del congreso.
Dotar de un uso administrativo a los que ya no están en uso, abrirlos a la sociedad para dar a conocer algunas de las joyas patrimoniales que atesoran o para que estudiantes de la Escuela de Arquitectura puedan realizar ejercicios de trabajos prácticos son otras de las alternativas que se escucharon en el Aula Magna del Edificio Universitario de San Pedro Mártir.
También se planteó realizar una guía de conventos urbanos o potenciar su capacidad de autosuficiencia abriéndose, por ejemplo, al alquiler de espacios para realizar talleres educativos o de formación, algo "compatible con la vida conventual" y que ayude también a "la sociedad a conocer el desarrollo interior" de estos espacios conventuales, que tienen "una belleza y una historia fascinante por descubrir".