
Tabaco intervenido / Fotografía: Guardia Civil
La Guardia Civil ha detenido a siete integrantes de una red de contrabando de tabaco que operaba en las localidades toledanas de Ontígola y Seseña. La organización ha sido desmantelada y los detenidos, de entre 34 y 59 años, se enfrentan a delitos de contrabando, pertenencia a grupo criminal y contra el derecho de los trabajadores ya que mantenían "dos trabajadores viviendo dentro de una nave en condiciones infrahumanas".
Durante esta operación también se intervinieron 8.600 kilogramos de tabaco prensado, 1.600 kilogramos de tabaco picado, de los cuales 1.200 estaban ya embolsados en bolsas de un kilogramo, dos picadoras de tabaco, dos envasadoras y 26.400 euros en metálico.
La investigación llevada a cabo por el Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Villacañas comenzó cuando el pasado mes de febrero se comenzó a observar movimiento de camiones y furgonetas en una nave del polígono Los Arbaidales de Ontígola, la cual aparentemente carecía de actividad.
Durante las vigilancias, los agentes constataron que cada semana llegaba un tráiler con matrícula extranjera y a partir de ese momento, comenzaba el tráfico de furgonetas entrando y saliendo de la nave, unas se dirigían al sur de España y otras a Seseña.
Siguiendo la línea de investigación, se averiguó que transportaban hojas de tabaco y se identificó a las personas que formaban parte del entramado, obteniéndose tanto las filiaciones completas de los miembros como su rol en la organización, perfectamente definido.
El papel de "líder" lo ostentaba un varón "con un alto nivel de vida", según detalla la Guardia Civil, que dirigía y coordinaba la nave de Ontígola, mientras que la nave de Seseña era llevada por otro hombre. Su función era recibir los cargamentos provenientes de la nave de Ontígola, picar y envasar el tabaco que recibía.
Los tres conductores de furgonetas tenían la función de distribuir las cargas que salían desde Ontígola, unas con dirección a Seseña y otras a provincias del sur de España.
Los otros dos varones restantes se centraban en el procesamiento de la mercancía. "Vivían en el interior de la nave, dormían sobre colchones en el suelo, carecían de aseo y solo salían en compañía del líder", explican fuentes de la operación.