El Juzgado de Instrucción número 7 de Toledo ha absuelto a dos policías locales que habían sido denunciados el pasado 26 de agosto por un empresario de la ciudad tras una supuesta agresión que negó uno de los testigos presenciales de los hechos durante la vista del juicio oral.
Los agentes habían acudido el pasado 22 de agosto al local de un empresario del Casco Histórico por un incumplimiento de este de la ordenanza de rotulación y publicidad. El titular del establecimiento tenía carteles y una figura en la vía pública sin la autorización administrativa correspondiente.
No era la primera vez que la Policía Local se dirigía él por este motivo, en las anteriores ocasiones, indica el Sindicato de Policía de Toledo (SPL), hizo caso omiso a las indicaciones de los agentes y una vez más volvía a tener los objetos en la vía pública. En esta ocasión fueron retirados y los policías efectuaron la denuncia correspondiente.
Cuatro días después, el 26 de agosto, como señala la sentencia, este empresario formuló denuncia ante la Policía Nacional, en ella manifestaba que los agentes le habían agredido. No obstante con anterioridad a esa fecha, ya se estaba poniendo en entredicho el trabajo de los agentes porque estas acusaciones se vertieron en un primer lugar a través de las redes sociales e incluso fueron también difundidas por un periódico local.

"En estos sumarios no oficiales que constituyen las redes sociales, se han podido leer comentarios de todo tipo cuestionando el trabajo de los agentes a pesar que no ha sido hasta este lunes, 3 de septiembre, cuando nos han facilitado la sentencia emitida por quien verdaderamente debe juzgar las acusaciones que se han vertido contra estos policías", explica el sindicato.
Así, en la sentencia dictada por el juzgado toledano se desmonta la denuncia de la acusación y se específica que los agentes han realizado su trabajo de manera "proporcionada", "sin ánimo de menoscabar la integridad física" del empresario.
El testigo presencial manifestó durante el juicio que uno de los agentes al que se "acercó mucho" dicho empresario le separó para "mantener la distancia de seguridad, poniéndole la mano en el pecho, sin que esta acción se considere desproporcionada".