Salir a la caña o al tardeo los días 24 y 31 de diciembre se ha convertido en una costumbre en numerosos lugares de España, tanto entre jóvenes como entre adultos. Pero, ¿cuándo comenzó este hábito?
Entre las numerosas tradiciones navideñas, salir antes de las cenas de Nochebuena y Nochevieja es una de las más recientes y con más particularidades, ya que no se celebra por igual en todos los rincones de España. El caso de Toledo es uno de los más característicos ya que numerosos establecimientos de la ciudad sacan a la calle sus barras y ofrecen platos de migas en las cañas del 24 y el 31, una cita con amigos y familiares que actualmente suma a cientos de personas.
Echamos un vistazo a la hemeroteca para descubrir una de las leyendas más modernas de la histórica ciudad: cómo las migas se convierten en la tapa por excelencia para despedir el año. Cuenta la ciudadanía que su elaboración comenzó en los años 80 y, concretamente, en un bar del barrio toledano de Santa Teresa, tal y como recoge elDiarioclm.es.
En esa década este barrio, a las puertas del Casco Histórico de Toledo, y especialmente la plaza de Cuba, era el epicentro del ocio toledano, donde se acudía mayoritariamente a tomar el aperitivo o unas copas a lo largo de todo el año.
Es en ese entorno donde surgió tímidamente una tradición que hoy es multitudinaria. Fue Antonio de la Iglesia, dueño del local más antiguo de la zona, el 'Otto Max', el que cocinó las primeras migas de un 24 de diciembre. Su padre, Florencio de la Iglesia, tenía la costumbre de hacer este plato para el personal de su almacén de bebidas ya que era distribuidor, y animó a su hijo a que hiciera lo mismo para sus plantilla y amistades.
El propio Antonio de la Iglesia recuerda que cocinó sus primeras migas para su establecimiento en 1988. Eran tan pocas que las preparó en su casa y las llevó al local. Al año siguiente, a sus conocidos se sumaron los clientes y se convirtió en una tradición del Otto Max.
Dos o tres años después se sumaba otro de los bares más antiguos de la zona, el 'Katanga'. Su dueño, Antonio Losada, adquirió el local a principios de los años 90. “Nosotros lo hicimos multitudinario. El primer año hicimos un envío masivo de cartas con sellos y todo para invitar a todos los clientes de 'Sithon’s' -otro local emblemático y la discoteca más antigua de Toledo- como una forma de agradecimiento y también para promocionarnos, e invitamos a todos nuestros clientes a una caña el día 24 de diciembre”, recuerda.
Lo que comenzó como algo aislado se extendió entre los establecimientos de la zona y atrayendo cada vez a más público. A finales de los años 90, eran miles las personas que se daban cita en el barrio de Santa Teresa llegadas de los distintos barrios de la ciudad, de los pueblos de Toledo e incluso de Madrid para disfrutar de esta cita previa a la cena de Nochebuena.
Si bien también es cierto que había algunos locales en el Casco de la ciudad que también ofrecían migas como tapa los días de Navidad. Entre ellos se encontraba el Bar La Viña, un local ya desaparecido ubicado en la calle Chapinería, a un paso de la Catedral, cuya dueña era de Extremadura y cocinaba migas extremeñas para sus clientes; o 'El Trébol', un local muy conocido ubicado en la calle Santa Fe.
En el año 2002 y con la celebración sin parar de crecer año tras año en el barrio extramuros, el evento se les va de las manos, se saca la música a la calle y se producen numerosas quejas de los vecinos e incluso peleas, según recogen los periódicos de la época.
El secretario de la Asociación de Hostelería y Turismo de Toledo, Valentín Salamanca, recuerda que hubo "una época de conflictos muy serios. De hecho un año se levantaron las barras por parte de la Policía. Recuerdo que estábamos reunidos negociando con la concejala de Urbanismo y en ese momento nos avisaron de que la Policía estaba retirando las barras”.
Ante las numerosas protestas vecinales, ese año el Ayuntamiento suspendió la celebración de las migas de Santa Teresa del día 31, aunque abrían la posibilidad de que la celebración se trasladase a otra zonas de la ciudad donde no supusiese una molestia para los vecinos. Se barajó el recinto ferial de La Peraleda si no se respetaban las normas.
Fue también en esos primeros 'años 2000' cuando el Ayuntamiento empezó a regular la instalación de las barras, el horario de las celebraciones y las condiciones higiénico-sanitarias que tenían que cumplir.
Prácticamente hasta entonces las migas se mantenían sólo en el barrio de Santa Teresa y de hecho se hablaba de ellas en los medios de comunicación como “las tradicionales migas del barrio de Santa Teresa”, pero posteriormente se sumaron más bares del Casco Histórico y del barrio del Polígono. Actualmente, las cañas de los días 24 y 31 de diciembre se caracterizan por sacar las barras a la calle y ofrecer migas como tapa en numerosos establecimientos de toda la ciudad.
Hoy en día no hay barrio de Toledo que no se sume a la celebración. Incluso otros municipios o instituciones como la Diputación de Toledo o el Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia del Gobierno regional, invitan a migas, un plato que se elabora en numerosas zonas de nuestro país y que se ha convertido en algo tan típico de Toledo como sus mazapán o el Corpus.