Una vez plantado el titular gancho, vayamos a lo fundamental. Los símbolos son importantes, y a veces, incluso muy importantes. Somos una sociedad profundamente volcada en la palabra. No en vano, según algunas creencias, el hijo de Dios se hizo palabra, y esa palabra habitó entre nosotros. Sin embargo, los símbolos y las imágenes tienen un gran valor comunicativo. O eso, al menos, intento trasladar a mis alumnos de arte.
Hace unos días perdí a mi hijo en un museo de Madrid. No es un mal sitio para perder a un hijo, pero sucedió. Le perdí porque, debido a una iconografía mal diseñada, mi hijo entró en el baño de mujeres. En la puerta había una campana con un círculo a modo de cabeza, que mi hijo interpretó como una figura humana, sin atender a ningún género en particular. Yo esperaba pacientemente en la puerta del baño de hombres, que también tenía una campana con un círculo como cabeza. Al rato, con la ayuda del personal del museo, lo encontré, y concluimos que las imágenes que marcan los baños no eran lo suficientemente claras y podrían llevar a error a quienes las leen apresuradamente, especialmente cuando se tiene prisa para ir al baño.
Fue mi mismo hijo, perdido y hallado en el museo, quien me hizo reparar en la decoración navideña que adereza la calle Alberche en el polígono residencial de Toledo. La misma que también luce en la Avenida de la Reconquista. Me dijo "¿Lo han puesto al revés?", refiriéndose al adorno navideño que cruza la calle compuesto por dos líneas, doradas y plateadas, entrelazadas con una estrella de cinco puntas en el centro y unos asteriscos en los extremos de las líneas doradas. Todo gracias a la tecnología led que tanto bien ha hecho por la decoración navideña. Aparte del ahorro energético, ha posibilitado un gran despliegue de motivos navideños: estrellas, trineos, muñecos de nieve, renos, campanillas, cascabeles, regalos, copos de nieve o elementos más o menos abstractos.
Todo bien, sin problema. Pero resulta que la estrella en el centro de la guirnalda decorativa está invertida, apoyada sobre un vértice. Es una estrella de cinco puntas, una estrella pitagórica que ha sido una expresión clásica de la sección áurea y de la proporción divina, ya que sus segmentos, contados con los otros, generan la proporción mágica, áurea o divina. Es la misma estrella que representa las cinco llagas de Cristo. La misma que luce el sheriff del condado en su pecho; ya sé que otros la llevan de seis o siete puntas, pues no se han puesto de acuerdo. También es la que se utiliza como sinónimo de éxito. Es la estrella pentagonal que representa al ser humano, siempre que esté en la posición "correcta", con los vértices apoyados en la base, simulando los pies del ser humano, y otros dos vértices extendidos en horizontal, como los brazos humanos, rematados por el vértice superior que simula la cabeza humana.
El símbolo de la estrella nos ha acompañado a lo largo de la historia y en diversas culturas. Por ello, es un elemento recurrente en otro símbolo de gran valía: la bandera. La estrella de cinco puntos está presente en muchas banderas, y cada una con su simbología única. Encontramos estrellas en banderas que representan la unidad de diferentes estados o regiones, como las 50 estrellas de la bandera de Estados Unidos o las 8 de Venezuela. Algunas representan los cinco pilares del Islam, como en la bandera de Marruecos; otras, los cinco principios de la masonería, como en la bandera de Cuba; o la unidad de clases sociales en torno al Partido Comunista de la República Popular China; más actual y de reciente invención, con alusión a la Osa Mayor, como la de la Comunidad de Madrid. La estrella de cinco puntas simboliza el poder, la autoridad, el éxito, el orden, la armonía, lo divino y lo humano. Son valores positivos, en principio.
Sin embargo, si la giramos, ese significado se altera notablemente. La estrella invertida de cinco puntas está vinculada con el culto satánico, la brujería, la inversión social y moral, el caos y el desorden. Valores negativos, en principio. No estoy diciendo que esto haya sido intencionado por parte del ayuntamiento. Quizás ese sea el problema: que nadie se ha dado cuenta, y si se han dado cuenta, no han dicho nada. Siempre ha sido El Polígono un barrio muy 'heavy', pero ¿la Avenida de la Reconquista? Entiendo que el ayuntamiento tendrá cosas más valiosas que hacer que revisar todos los adornos navideños que hay y habrá, para todos los gustos y sensibilidades. No se trata de buscar culpables por este hecho puntual. Lo que intento señalar es el analfabetismo simbólico que existe. Cualquier persona de la Edad Media nos ganaría en su cultura visual, en una sociedad tan cargada de imágenes como la nuestra. Consumimos muchas imágenes, pero leemos y entendemos pocas.
Es posible que haya quienes se enfaden, y mucho, por la visibilidad de determinados símbolos, como la bandera del movimiento LGTB, pero que no se inmuten ante las estrellas satánicas que adornan nuestras calles principales. Ojo con los símbolos y su utilización. Amén.