Los señores de la Tierra dejan caer la ciudad -pasean despacio las calles de su coto privado de caza- y el Ayuntamiento mira hacia otro lado, ante el trapicheo infame de nuestras casas, mientras nosotras callamos - Ay, que somos pacifistas-. Si yo fuera Brassens -nadie lo es ya aunque vaya de ello-, los llamaría "cretinos hiperbólicos” y “nobles palurdos” o cualquiera de sus epítetos enjundiosos. Pero, tampoco yo soy Brassens.
En diez años he vivido tres mudanzas en el Casco Histórico de Toledo. He pasado de pagar 450 euros al doble, me he gastado una pasta en mudanzas. Todos los traslados que hemos sufrido han sido porque los propietarios han decidido vender los pisos (aunque no sabemos si han acabado siendo apartamentos turísticos). No me puedo quejar, siempre he tenido unos caseros de diez. Ahora vuelve a tocar y, claro, nos planteamos por fin comprar. Hasta ahora era impensable. Y ¿con qué nos encontramos? Pues que no podemos meter una casa en la que vivimos 4 personas y en la que mantenemos una biblioteca extensa por nuestro trabajo precario de poetas empedernidos y cabezones en los pisos minúsculos en que han convertido las casas del Casco. Tenemos que salir de nuestro barrio, nuestra comunidad, nos vemos expulsados... Hablamos con Ayuntamiento, Empresa Municipal de Vivienda, Consorcio, constructores y solo hay trabas, un mirar para otro lado.
¿Ayudas a la compra residencial en el Casco? Pues sí hay, pero condicionadas a los pisos que rehabilitan las promotoras con las ayudas del Consorcio y que “no se están dando porque no hay promociones de viviendas que se acojan a ellas”, dicho literalmente. En todo caso, no hay ninguna bolsa o listado que nos informe a los posibles compradores de esa opción en los momentos en que sí se daban. Y aquí no quiero entrar en más honduras porque ya se sabe que la información es poder y por tanto, la propia información se convierte en mercancía. ¡Ay, ilusos de la codicia!
Promociones a las que, como no tenemos acceso los compradores acaban convirtiéndose, lo hemos visto hoy, en apartamentos turísticos con la permisividad de todas las administraciones, pese a haber obtenido la ayuda a la rehabilitación bajo la obligatoriedad de destinarlos a uso residencial. ¡Y aquí nadie dice nada! "Mutis callosis", que me diría mi madre, muy Chus Lampreave, con rictus de reprobación cuando mi padre hablaba.
¿Y si nos queremos comprar el piso donde vivimos? Pues podríamos, pero con lo que nos va a costar -la compra más la rehabilitación - queremos tener la seguridad -pobres ingenuos- de que el estado del edificio es correcto porque vemos humedades, cascotes que se caen, pisos combados, y de que no se nos va a derrumbar el edificio entero, nada más estrenar nuestra brillante propiedad burguesa, o que el resto de los propietarios están dispuestos a rehabilitar el edificio, porque los intuimos majetes- con las tan anunciadas ayudas del Consorcio y, desde luego, planificar a cuánto ascendería la inversión. Ante esto, manos atadas: el Ayuntamiento asegura que solo puede actuar de oficio cuando media denuncia, nuestro propietario no puede contratar a un estudio de arquitectos el Informe de Evaluación de Edificios porque el resto de propietarios le dan largas, de nuevo se impone el interés inmediato de unos pocos y las violencias en las formas sobre el bien común: una ciudad patrimonio vivible, conservada y mimada por sus vecinos, viva. Y ustedes dirán: eso no es competencia del Ayuntamiento. Capaces son de echarle la culpa a Sánchez también.
Esto, señoras, no es una cuestión de partidos políticos, sino de modos arraigados de hacer y sentir desde la Administración Pública y los poderes fácticos económicos, la trastienda de una sociedad enferma. Son los políticos, precisamente, los que pueden terminar con ello. A ellos apelo. O nosotras.
Resulta que hay una ordenanza que dice en román paladino que “los municipios podrán requerir de los propietarios el IEE o hacerlo en su defecto” ya que los edificios de más de 50 años y los protegidos están obligados a hacerlo, registrarlo y presentarlo al ayuntamiento que, además, debe exponerlos en tablón público. No hacerlo es una infracción urbanística. Pecado, para que nos entendamos. Eso sobre el papel del Decreto 25/20219 de 2 de abril y de la ordenanza municipal. En la práctica, se llaman a andana. Ni hay labor inspectora, ni publicidad de los IEE realizados (para que yo pueda valorar si me interesa comprar un inmueble o no) ni nada de nada. Dicho literalmente en Urbanismo de Toledo: “Esa ley no va con nosotros”. ¿?
Y esto, señoras, es una Ciudad Patrimonio de la Humanidad que quiere conservar su Casco Histórico y que las vecinas nos quedemos en el barrio y sigamos manteniéndolo vivo. Eso dicen. Obras son amores. Una política inspectora activa, las herramientas las tienen, para obligar a los propietarios a tener en orden el IEE. ¿O no interesa a Los Señores de la Tierra? Una promoción pública real en viviendas asequibles y al tamaño de las familias para todas las personas desde la Empresa Municipal de Vivienda, desde la trasparencia, una limitación efectiva de los apartamentos turísticos y saber quiénes son Los Señores de la Tierra, con quiénes están relacionados. Porque, señoras, esto huele a "fétida carroña", y lo digo desde la mala leche del cantautor, con todo el respeto. Y un último apunte, por cierto, el jueves 29 a las 19.00 horas desde Zocodover tenemos nuestra primera 'Manifestación por la Vivienda Digna en Toledo'. En el resto de España han sido multitudinarias, a ver cuántos somos aquí o si no vamos con la excusa de que no han contado con nosotras para llevar la pancarta. Si quieres que tu familia y tus hijos tengan una mínima opción de quedarse en el barrio, vente, señala y denuncia. Y no sólo a los apartamentos turísticos.