El pasado día 22 de julio de 2021 la prensa británica e internacional se hacía eco del impacto provocado por la expulsión de Liverpool de la lista de Ciudades Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Era la tercera vez que se producía un hecho de esta naturaleza, la primera vez fue en 2007, afectando al Santuario de Oryx en Omán, y la segunda, al Valle del Elba en Dresde (Alemania), en 2009. En todos los casos, los hechos eran los mismos, las autoridades locales y nacionales habían permitido el desarrollo de procesos de urbanización con la construcción de edificios e infraestructuras que alteraban la “autenticidad e integridad del lugar”. El resultado era la pérdida de los valores por los que aquellos conjuntos merecieron el prestigioso reconocimiento de ser incluidos en la lista de Bienes Patrimonio de la Humanidad, con los beneficios sociales, políticos y económicos que esa nominación comporta, sobre todo desde el punto de vista turístico. En el caso de Liverpool, la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad en 2004 su frente marítimo, su puerto como centro neurálgico del comercio marítimo mundial durante los siglos XVIII y XIX, pero desde poco después se empezó a llamar la atención al ayuntamiento y al gobierno británico de los daños al bien protegido que suponían la construcción de numerosos nuevos edificios en su entorno, algunos de gran altura, y el proyecto de un futuro estadio de fútbol del “Everton FC”.
Como sucede en este tipo de acontecimientos, la expulsión se ha producido tras un proceso de análisis y seguimiento del caso por la UNESCO, después de comprobar el incumplimiento de las obligaciones contraídas por las administraciones para gestionar el bien protegido de acuerdo con lo firmado en el momento de aceptarse la inclusión del bien en la lista de Patrimonio de la Humanidad. La noticia de Liverpool llega a Toledo cuando su ayuntamiento avanza en su plan de construcción del cuartel para la guardia civil en La Peraleda, junto al río, en Zona de Amortiguamiento de la UNESCO y de Protección de Paisaje del Ministerio de Cultura, desatando, pues, todas las alarmas sobre la calificación de Toledo como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, y más cuando, ya se han sido denunciados incumplimientos previos de lo firmado en 1986, con daños irreversibles en la Vega Baja, y nuevas amenazas, entre ellas la creación de un barrio de 5.300 viviendas en La Peraleda, lindando con el nuevo cuartel, de acuerdo con el mapa parcelario y el Instituto Nacional Geográfico. Realmente, no puede producir mayor sorpresa que el equipo de gobierno municipal siga empecinado en la construcción del cuartel en una zona en la que “por imperativo legal no se debe construir”, y eso sin entrar en la consideración de que se levantaría en zona de inundación según la Confederación Hidrográfica del Tajo, asumiendo así las administraciones responsabilidades y riesgos innecesarios, más con el precedente de las catastróficas y recientes inundaciones en Alemania y Bélgica por lluvias extremas, difíciles de prever pero siempre con mayores daños en zona de inundación.
Seguimos sin comprender el desinterés por otras múltiples ubicaciones y alternativas para el cuartel sin generar daños al patrimonio y riesgos innecesarios a las instalaciones, y sorprende más al comprobar que el Ayuntamiento y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha consideran que no hay ningún inconveniente para su construcción en La Peraleda, junto al río, por ser Zona de Amortiguamiento. Es más, en pregunta escrita formulada al gobierno de Castilla La Mancha en el Parlamento regional, el 11 de junio de 2021, sobre la existencia de ubicación alternativa, la respuesta fue: “la parcela no está afectada por ningún ámbito de protección y se encuentra dentro de la Buffer zone (Zona de amortiguamiento) en la declaración de la Ciudad Histórica de Toledo como Patrimonio de la Humanidad”.
Ante estos hechos, y coincidiendo plenamente en que La Peraleda es “Zona de Amortiguamiento”, contenida así en la documentación que acompañó la calificación de Toledo como “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”, sería también el momento de invitar a conocer el significado del concepto de “Zona de Amortiguamiento” y los condicionantes legales que impone sobre posibles actuaciones urbanísticas en torno al núcleo, “core” o “property” del “bien protegido”, la Ciudad Histórica de Toledo. A modo de ejemplo, conviene saber que la expulsión de Liverpool de la lista de Bienes Patrimonio de la Humanidad ha sido motivada por alteraciones al conjunto protegido en el “core” y en la “Buffer zone” o “Zona de Amortiguamiento”, y también el lector debe conocer lo que dice el artículo 104 de las “Directrices Operativas para la Implementación de la Convención del Patrimonio Mundial”, de 10 julio de 2019, sobre el concepto de “Zona de Amortiguamiento”: “Con el fin de proteger eficazmente el bien protegido (la ciudad histórica de Toledo en nuestro caso), con sus vistas incluidas, una zona de amortiguamiento es una área que rodea la propiedad nominada cuyo uso y desarrollo están sujetos a restricciones legales y / o consuetudinarias, con el fin de garantizar una protección adicional para el bien protegido. Esto debe incluir el entorno inmediato del bien protegido, perspectivas visuales importantes y otras áreas o atributos con un papel funcional importante como apoyo al bien protegido y su protección…”.
Tras esa lectura, nadie puede dudar de la importancia de la “Zona de Amortiguamiento” para la protección del bien protegido y, de manera muy especial, para la conservación de sus perspectivas visuales, y mucho más cuando dentro de esa Zona de Amortiguamiento, La Peraleda se encuentra ubicada en “Zona de Protección de Paisaje” definida por las Instrucciones de la Dirección General de Bellas Artes de 1968 y dentro de los Conos Visuales del Plan Especial del Casco histórico de 1997 lo que confiere especial significado a ese espacio. No es un espacio indefinido y cualquiera dentro de la amplia Zona de Amortiguamiento de Toledo sino uno muy concreto e imprescindible para la conservación de la perspectiva visual de la ciudad histórica, por eso, ya protegido por el Estado antes de 1986. Ese suelo está dentro de la “Zona de Protección de Paisaje” definida por las Instrucciones de la Dirección General de Bellas Artes de 1968 y dentro de los Conos Visuales del Plan Especial del Casco Histórico de 1997, como se puede apreciar en el mapa adjunto. Es decir, se pretende construir el cuartel sobre un espacio triplemente protegido: por la UNESCO, el Estado y el Ayuntamiento, y cada uno con sus correspondientes responsabilidades de gestión.
¿Se puede entender entonces la construcción de un cuartel y de un barrio en La Peraleda que eliminan perspectivas visuales de Toledo del bien legalmente protegido? Y además, ignorando también las indicaciones para las zonas próximas al río contenidas en la documentación presentada por el Ministerio de Cultura en 1985 para apoyar la candidatura de Toledo como Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Las previsiones del Ayuntamiento ignoran así mismo el valor añadido que aportan las descripciones literarias y representaciones pictóricas de Toledo desde esa zona y lo referente al valor patrimonial del paisaje contenido en el preámbulo de la Ley 4/2013, de 16 de mayo, de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha.
A la vista de lo expuesto, conociendo los reiterados incumplimientos de las disposiciones de protección de paisaje en la Vega Baja, en el caso de llevarse a término la construcción del cuartel y del barrio proyectado en La Peraleda ¿permanecerán indiferentes los actores políticos, económicos y sociales de la ciudad, de la región y del estado ante unas actuaciones que pondrían en riesgo la calificación de Toledo como Ciudad Patrimonio de la Humanidad? ¿No parece, pues, suficiente lo sucedido en Liverpool y Dresde, también por graves afecciones al paisaje? ¿seguirá así el Ayuntamiento dispuesto a perder el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad? Confiamos que el equipo municipal y el gobierno regional sean receptivos a las razones señaladas, que son fundamentalmente de tipo legal, y a las peticione y recomendaciones del Parlamento Europeo que no dudó el pasado 16 de junio de 2021 en considerar la Vega Baja y La Peraleda como expresión de valores culturales europeos.
En cualquier circunstancia, siempre queda la confianza en el necesario protagonismo del Ministerio de Cultura para impedir la construcción del cuartel y del proyectado barrio de 5.300 viviendas en La Peraleda, en una zona con los niveles de protección vistos, lo que no exime de responsabilidades al gobierno regional y al ayuntamiento para cumplir lo dispuesto en el artículo 46 de nuestra Constitución: “Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio”. Sólo así, y cumpliendo las obligaciones contraídas con la UNESCO y con la legislación de protección del patrimonio español, se alejarán los temores de que Toledo pueda llegar a ser la tercera ciudad europea en salir de la lista de Bienes Patrimonio de la Humanidad, lo que, además de daños locales no deseados, podría tener enormes impactos negativos sobre la “Marca España”, dado el especial significado de nuestra ciudad en la cultura universal.
Artículo de opinión de Antonio Zárate Martín, Profesor Honorífico del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad Complutense