La fiesta de los Kintos es una tradición que se conserva en Orgaz desde el siglo XIX. Era un rito de paso de la infancia a la madurez: los jóvenes se preparaban para hacer el servicio militar y las jóvenes de su edad los despedían. Todo esto se hacía en un ambiente festivo, cánticos, baile y comida campestre en las que participaba todo el pueblo. La tradición ha perdurado y se ha ido modificando en sus formas y en su significado pues ya no es obligatorio el servicio militar y los ritos de paso son, actualmente, otros.
En Orgaz, los jóvenes de 18 años siguen vistiendo atuendo especial, componen coplillas para cantar a sus compañeras de “quinta” y recorren las calles haciendo sonar sus panderetas. La fiesta termina con una romería en una finca cercana en la que las familias se reúnen alrededor de buena comida y buena bebida. El ambiente creado suena hermoso, muy rural, muy tradicional, muy amistoso, incluso muy turístico. Pero nada más lejos de la realidad.
En 2017, el alcalde de Orgaz, Tomás Villarrubia Lázaro, en RR.SS. agradecía a quintos y quintas la “lección de urbanidad, civismo, educación y respeto” desplegada en la celebración de la fiesta de ese mismo año tras escuchar coplas como estas: “en esta quinta señores / nos dejamos a la más mandona / es nuestra amiga S** / que lo de ligar no le funciona / Y los quintos le decimos / con mucha serenidad / o dejas de mandar / o sola vas a acabar”. Muchos de los y las asistentes, no fueron capaces de ver en esta letra el aire supremacista de sus compositores; pero a poco que se pusieran las gafas violeta verían el machismo, el sentido de la posesión, el afán de control, el insulto, la humillación, la dominación, las amenazas, el ataque a la autoestima y más.
Nos cuesta llegar a la misma conclusión a la que llegó el señor Villarrubia en 2017, cuando decía que las letras se habían moderado, después del revolcón mediático que sufrió en 2016, año en que los medios de comunicación nacionales y multitud de colectivos condenaron la forma en la que se estaba ejerciendo violencia machista en los Kintos de Orgaz con cantos como "ceporrona, se las come como morcillona (...) o dejas de comer o a lo ancho vas a crecer"; o también letras como "un meneo que te hace gritar, te da un mareo, porque acabas de perder la virginidad (...) parecíais tranquilas hasta que empezasteis a follar, os encantan los cigarritos". Es insólito que, aun reconociendo esa supuesta moderación desde el ayuntamiento, se siguieron cantando en 2021 coplas con textos como: “(los Kintos) lloran por las esquinas buscando un chochito y por eso se la metes a los animalitos”. O en el 2022, “mi amiga M** que con cualquiera se enreda”; “mi amiga P** que parecía que sí pero luego al final nada” o “o te vas enterando o con el techo te irás rozando”. También en el 2023, “nuestra amiga C** que de cualquier tío se enamora”; “nuestra amiga I** que es raro que alguien la elija”; “nuestra amiga C** que se come cualquier rama”; “nuestra amiga P** que se quiere dedicar a ser futbolista y no al dentista”. En todos los textos, se nombra únicamente a chicas y siempre desde un punto de vista denigrante por su físico, su carácter o sus aficiones.
Por supuesto, la fiesta continúa celebrándose y debería ser una ocasión especial para que los y las jóvenes de un pueblo en riesgo de despoblación, con apenas 2.584 habitantes, se apoderen de las calles y las recorran alegrando los fríos días de febrero con sus cánticos para terminar todos y todas, jóvenes y mayores, en la Finca de Villaverde.
Las feministas amamos la fiesta, la alegría, la música y la compañía. Pero no podemos cerrar los ojos ni taparnos los oídos cuando observamos a los chicos hacer alarde de violencia física y emocional, con los garrotes y les escuchamos arrojar ciertos comentarios a las chicas. En absoluto vamos a mirar para otro lado al comprobar que el alcalde de Orgaz no cumple con el compromiso adquirido al jurar el cargo cuyas directrices se exponen en la “Guía para la Gestión de las Políticas Locales de Igualdad en los Gobiernos Locales de Municipios de menos de 10.000 Habitantes”: promover la igualdad, prevenir las violencias machistas y evitar las agresiones sexuales que van desde el acoso callejero hasta la violación, entre otras obligaciones. Sobre todo, teniendo en cuenta que, entre las preocupaciones sociales, según la encuesta del CIS de octubre de 2022, la violencia de género está en el puesto 38, lo que sugiere una normalización, que resulta alarmante. La violencia contra las mujeres no es una lacra, no es la secuela o señal de una enfermedad, es la manifestación de una sistema machista y patriarcal y erradicarla pasa, también, por un cambio cultural.
Conviene recordar, que hay alcaldes y alcaldesas, incluso del mismo signo político que el de Orgaz, que no tienen miedo a revisar estas tradiciones dándoles una lectura mucho más respetuosa e igualitaria. Nosotras, como feministas, queremos que la celebración permanezca y que lo haga con las modificaciones necesarias para mantener su espíritu festivo sin que asomen conductas humillantes ni agresivas. Desde 2016, estamos atentas a su desarrollo y últimamente instalamos un Punto Violeta en la Romería de Villaverde, para informar sobre la normativa vigente en materia de violencias machistas y acoger a cuantas personas necesiten de nuestros servicios.
También este año 2023, el 21 de febrero entre las 10.00 y las 18.00, estaremos en la Romería de Villaverde. Nos puedes encontrar en una carpa blanca con el distintivo del Punto Violeta y el de “Feministas de Pueblo”. Acercaos.
Artículo de opinión del colectivo Feministas de Pueblo Castilla-La Mancha