El futuro del aeródromo de Ocaña es un quebradero de cabeza aún sin resolver. Tras una primera subasta fallida en 2022, en la que se llegó a adjudicar por 7,5 millones, la sociedad estatal de Servicios y Estudios para la Navegación Aérea y la Seguridad Aeronáutica (SENASA) lo puso a la venta por segunda vez -sin subasta en esta ocasión- la pasada primavera, por un precio de salida de 2.650.000 euros, más del doble del precio que tuvo en la subasta.
Esta operación, según traslada a este medio Belén Muñoz, subdirectora de Planificación y Recursos Corporativos de SENASA -entidad dependiente del Ministerio de Transportes Movilidad y Agenda Urbana y propietaria de la instalación-, está cerca de cerrarse. "Estamos ultimando los flecos de la venta y tenemos que entregarlo libre", apunta, al tiempo que indica que concluirán la venta "lo antes posible".
Debido a esta situación, el aeródromo está cerrado temporalmente al tráfico aéreo desde el pasado 27 de octubre. Dos días antes -el 25-, los usuarios que continuaban haciendo uso del mismo recibieron una carta de SENASA en la que se les informaba del cierre temporal hasta la nueva fecha de reapertura, "que será comunicada con la mayor antelación posible", indica la misiva.
La suspensión de la actividad ha paralizado las distintas actividades que realizan en el aeródromo colectivos como el Aeroclub de Ocaña, el Club Deportivo de Las Sillas Voladoras o el Centro de Paracaidismo Skydive, entre otras empresas. Así, apuntan que el cierre, que ha supuesto "importantes perjuicios" para las compañías, "impide también la inclusión de personas con discapacidad en la ya consolidada actividad aeronáutica de vuelo sin motor adaptado".
"No tenemos ninguna expectativa de cuanto va a durar el cierre", expone Carlos Ayllón, vicepresidente del Aeroclub Ocaña, instructor de vuelo y colaborador de Las Sillas Voladoras. En conversación con este medio, echa en falta "explicaciones" por parte de SENASA, que les obligó a sacar los aviones que guardaban en instalaciones alquiladas en el aeródromo. "Los desmontamos y los tenemos en camiones para transporte", indica el representante del Aeroclub de Ocaña, constituido en el año 1997.
La paralización de la actividad, asegura, afecta "sobre a todo a las personas con discapacidad del Club Deportivo que hacen uso de un aeródromo totalmente adaptado, algo que por desgracia es un caso único en España". En este sentido, en un comunicado, indicaban que se ha obligado al "cese de la escuela de vuelo del Club Deportivo de Las Sillas Voladoras basado en este aeródromo y todos sus manuales de formación vigentes así como sus procedimientos".
En el comunicado hacen también referencia al "fiasco de la subasta" del aeródromo, que cuenta con una rocambolesca historia que Newtral ofreció en un reportaje. En este sentido, reprochan a SENASA "su incapacidad para culminar la venta y subrogar la actividad de vuelo a los siguientes propietarios para que la actividad de vuelo adaptado no cese".
"Se impide la labor social e inclusiva de este colectivo en el único aeródromo adaptado a esta modalidad en la región, y que era un referente en toda España, creando un enorme perjuicio a este colectivo, que ya de por si desde el fin de la pandemia lucha para recuperar la actividad previa e intentando volver a generar la suficiente actividad para poder subvencionar la actividad para personas con discapacidad como destinando becas en colaboración con ENAIRE a alumnos en silla de ruedas", agregan.
Rescisión de contratos y concentración
"A pesar de que el aeródromo cumple con todos los requisitos legales y que la escuela de vuelo para personas con discapacidad esta regularizada ante la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), SENASA ha decidido rescindir todos los alquileres que tenia suscritos con Las Sillas Voladoras, junto con el resto de los usuarios del aeródromo", lamentan, al tiempo que recuerdan que hace tiempo que SENASA no disponía allí de ningún servicio ni actividad propia, pero "las entidades presentes allí se habían reorganizado y estaban apostado financieramente con esfuerzo y gran sacrificio para seguir llevando a cabo su actividad con medios y materiales propios".
Se da también la paradoja de que el día 13 de noviembre, la Agencia estatal de Seguridad Aérea (AESA) tiene "una trascendental visita programada al aeródromo para comprobar la capacidad de una persona en silla de ruedas para subir y bajar del planeador adaptado de Las Sillas Voladoras y así poder obtener su certificado médico de vuelo". Es por ello por lo que este Club Deportivo aprovechará este día para realizar una concentración de protesta en el citado aeródromo de 9.30 a 12.00 horas, para reivindicar la reapertura de la instalación al deporte aéreo inclusivo, tal como se ha venido realizando entre otras actividades de vuelo hasta ahora ininterrumpidamente desde 1962.
"Nos teníamos que ir de un día para otro"
Por su parte, el Centro de Paracaidismo Skydive traslada también a este medio los perjuicios que ha tenido para su actividad este cierre pues se trata de una empresa que cuenta con una plantilla de 38 personas y que llevaba usando este aeródromo desde hace 30 años. "Nos han dicho que nos teníamos que ir de un día para otro. Nos han puesto en una situación difícil", trasladan fuentes de la compañía a Toledodiario.es.
Skydive mantiene también la incertidumbre de si podrán seguir operando en el aeródromo de Ocaña, situado a 64 kilómetros al sur de Madrid. Al igual que el Aeroclub de Ocaña, han mantenido contacto -facilitado por SENASA- con el que se supone que será el próximo propietario para poder renegociar las condiciones de uso del aeródromo, una vez se complete la larga operación de venta.