En noviembre de 1994 publiqué un artículo de opinión titulado “Desinterés por las Bibliotecas Públicas del Estado.” Critiqué entonces la política ministerial en general sobre las bibliotecas públicas y específicamente sobre las que el Estado conserva la titularidad aunque las gestionen las Administraciones Autonómicas: las 53 Bibliotecas Públicas del Estado. Preguntaba entonces: “¿Por qué el Ministerio, con el apoyo solidario de todo el Gobierno, no proyecta un Plan de Bibliotecas que permita completar el programa inversor básico antes del año 2000? La respuesta es muy simple: porque las bibliotecas públicas no son prioritarias para el Gobierno español. Si no, ¿cómo entender que en el conjunto de países integrados en la Unión Europea mantengamos esa vergonzosa penúltima posición que desde hace décadas denuncian las estadísticas europeas sobre bibliotecas públicas?”
Por supuesto, han pasado veinticinco años y el Ministerio sigue sin desarrollar un plan nacional de esas características, consensuado con las comunidades autónomas. Critiqué en el mismo artículo el olvido del Ministerio hacia estos centros de titularidad estatal en Castilla-La Mancha. Hasta entonces sólo había construido, antes de 1982, la biblioteca provincial de Albacete. Yo era entonces Jefe del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas e intentaba gestionar con la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria necesarias actuaciones urgentes, al menos hasta que se construyeran nuevos edificios en Guadalajara y Ciudad Real, se remodelara la sede de Cuenca y se materializara el traslado de la Biblioteca de Toledo al Alcázar. Pero no había presión política y las pocas inversiones ministeriales se iban a otras regiones. Ahí están las estadísticas.
Es un artículo que tuvo bastantes consecuencias...Porque la palabra, como la poesía, es un arma, necesaria como el pan de cada día y el aire que respiramos, recordando a mi admirado poeta Gabriel Celaya. En la misma mañana en la que se publicó el artículo, recibí la llamada de mi Director General en la Consejería pidiéndome explicaciones por ese duro artículo que, al parecer, había levantado las iras del Ministerio. Con tranquilidad, aunque la procesión iba por dentro, contesté que era fiel a mis principios de luchar por una política bibliotecaria moderna. Prosiguió diciéndome que tres consejeros habían pedido mi cese, y lógicamente contesté que me podían cesar, pero que diría públicamente las razones. Debí de comentar la situación de crisis que se había producido pues recuerdo que durante la tarde recibí la llamada del coordinador de opinión del periódico diciéndome que, si cesaba, al día siguiente ese medio nacional, con las ediciones regionales, informaría de la falta de libertad de expresión que teníamos los funcionarios de Castilla-La Mancha. Pero en esa ocasión no pasó nada…
Paradójicamente, supe que, poco después, el presidente autonómico había echado un broncazo a los responsables de la Consejería por permitir esas bajas inversiones en Castilla-La Mancha, al contrario de lo que ocurría en otras comunidades autónomas. Es decir, el tiempo me dio la razón. Cambió el modo de actuar y llegaron las nuevas bibliotecas en Guadalajara, Cuenca (espectacular remodelación de la existente) y Ciudad Real. De la de Toledo y Regional no hablo ahora, porque ese proyecto salió adelante gracias a la convicción del Gobierno de Castilla-La Mancha y la lucha que numerosos ciudadanos, entre ellos un buen número de intelectuales, emprendimos. Pero, a pesar de los convenios firmados entre la Junta, Defensa y el Ministerio de Cultura, el Estado no aportó cantidad alguna destinada a la readaptación del Alcázar para Biblioteca Pública del Estado.
Recuerdo ahora estas circunstancias porque me indigna la poca energía y ambición del Gobierno regional para defender que el Ministerio aborde la construcción del Depósito Bibliográfico que necesita la Biblioteca de Toledo, que es también Regional. Como expuse en mi artículo “El olvido del Miradero”, no deben trasladarse los 150.000 documentos conservados en la antigua sede de la Biblioteca en el edificio del Miradero sin que antes se aborde la construcción de un Depósito adecuado, como tienen todas las grandes bibliotecas que tienen misiones de conservación del patrimonio bibliográfico y cultural. Ha de reanudarse con urgencia el servicio de utilización de esos fondos por los ciudadanos y proyectar un Depósito en Santa María de Benquerencia para que cuando esté construido los espacios del Miradero pasen a ser utilizados por el Museo de Santa Cruz, en su gran proyecto museológico concentrando Santa Cruz, Santa Fe y el Miradero.
El Ministerio había presupuestado una cantidad de 500.000 € pero era para las actuaciones inversoras urgentes en el Miradero como Depósito, pero el anterior Director General con competencias en bibliotecas del Ministerio estuvo de acuerdo en la reunión Junta/Ministerio que se celebró en Toledo que lo prioritario era construir el nuevo Depósito. Al parecer las autoridades culturales de Castilla-La Mancha se conforman con recibir dinero para estanterías y equipamiento sin tener en cuenta la gravedad que supondrá para la colección y su utilización un traslado teóricamente provisional pero sin visos de disponer de una solución definitiva.
Como entonces, probablemente nuestros políticos son tan ingenuos que son pobres hasta para pedir. Avanzo algunos datos que deberían sonrojar a nuestras autoridades: en el período 2012-2016, cinco años, los presupuestos del Ministerio para Bibliotecas Públicas del Estado han descendido de forma muy singular: de los más de once millones de euros en 2012 y 2013, en 2016 no han alcanzado ni los siete millones de euros. En ese quinquenio la Administración Estatal ha invertido en las 53 bibliotecas un total de 47.992.651 euros. ¿Saben qué cantidad ha invertido en las cinco Bibliotecas de titularidad estatal que existen en Castilla-La Mancha? Poco más de un millón de euros (1.149.142 €), que significan el 2,39 % del total nacional, a pesar de que corresponde a cinco centros. En ese período de cinco años, el liderazgo en las inversiones estatales en bibliotecas lo tiene Castilla y León, que recibió un total de 17.990.936 €, que suponen el 37,49% del total nacional.
En el mismo período, Cataluña recibió en inversiones más de once millones de euros para cuatro bibliotecas, que son el 23,12% del total nacional. Galicia, que tiene también cuatro bibliotecas, recibió inversiones por valor de 5.818.280 €, que equivalen al 12,12% del total nacional. Andalucía, con ocho bibliotecas, recibió el 14,21 % del total nacional, una cantidad de 6.819.833 €. Incluso Extremadura, que tiene tres bibliotecas, supera las inversiones de nuestra región: 1.558.160 €, el 3,25% del total nacional.
Sé que las inversiones se planifican, y que oscilan en función de las que se están desarrollando; pero no deben hacerse con tanta desigualdad, por razones en las que yo no quiero entrar pero que se entienden perfectamente. He traído a colación estos datos no para atacar a ninguna región; ni siquiera a los responsables ministeriales que se ve tratan de muy distinta manera a los ciudadanos de unas y otras regiones. Para eso está el Congreso de los Diputados, donde deberían pedirse explicaciones. Publico estos datos para que el Gobierno de Castilla-La Mancha exija al Ministerio inversiones en nuestras bibliotecas. Y, desde luego, la primera e irrenunciable es que el Ministerio proyecte y construya un Depósito para la Biblioteca de Toledo. Hay otras inversiones pendientes y necesarias, que no me corresponde a mí enunciar. Pero tengo que alzar mi voz para que, de una vez, el Ministerio cumpla con sus obligaciones respecto a la Biblioteca de Toledo, la única para cuya sede no puso ni un euro.
¿Se conformará el Gobierno de Castilla-La Mancha con unas estanterías? Quienes no tienen retos en sus objetivos y no defienden a los ciudadanos de su tierra no merecen gobernar.
Juan Sánchez Sanchez. exdirector de la Biblioteca de Castilla-La Mancha