El cáncer me ha tenido apartado de mis actividades cotidianas, entre ellas escribir. Pero, a pesar de las dificultades y el sufrimiento que toda enfermedad produce, he seguido la actualidad en alguna medida. Ha sido un tiempo electoral que valoro muy negativamente, pero al que no me voy a referir ahora.
También, cómo no, la batalla publicitaria para hacer creer a toledanos y foráneos que nuestra ciudad, sin el Parque Puy du Fou, no tiene salvación ni futuro. Las promesas sobre la continuidad de las obras del inacabado y polémico edificio Quixote Crea han vuelto a airearse desde el Gobierno así como el proyecto de parque ferial en Safont y las mil y una historias sobre Vega Baja, un botín deseado por sectores empresariales y abandonado estructuralmente, salvo algunas acciones de imagen, por quienes tienen la responsabilidad de salvaguardar y proteger el patrimonio histórico.
El Gobierno regional se muestra satisfecho de la instalación de la colección Polo, aunque tenga altas dosis del trabajo y haya impulsado aún más el abandono del Museo de Santa Cruz, el olvido del Museo de Arte Contemporáneo y la falta de soluciones para el edificio de la antigua Biblioteca en el Miradero.
Y cómo no va a ser preocupante la situación del Consorcio de la Ciudad de Toledo, cada vez con menor presupuesto, sobre todo dedicado a ayudar a los ciudadanos que desean rehabilitar sus viviendas. En general, las autoridades toledanas, y el Gobierno regional, no parecen tener entre sus prioridades un modelo de ciudad que se fije especialmente en los toledanos y siguen en su línea de trabajar a golpe de ocurrencias. Por supuesto la situación política nacional, con gobernantes demasiado tiempo en funciones, no ayuda, porque tienen su mente puesta en su futuro personal y político en lugar de en los ciudadanos de este país. ¡Muy triste el olvido de las competencias sobre las que tienen la obligación de actuar! Una ciudad declarada Patrimonio.
He reiterado que hay que diseñar Toledo y considerar el desarrollo y la vida de nuestra ciudad pensando en la totalidad de sus barrios. Cada barrio tiene sus peculiaridades y problemas, pero en esta ocasión pondré mi lupa especialmente en el casco histórico. Aquí resido y creo que es la fuente económica y vital de la ciudad, y nos permitió ser Ciudad Patrimonio de la Humanidad, no sólo por lo contenido entre murallas sino por sus paisajes, el río, las vegas… Hay tantos y tan excelentes artículos, entre ellos los escritos por los profesores Antonio Zárate y Fernando Martínez Gil, que no voy a reiterar ahora los valores patrimoniales de Toledo.
Pero en estos meses he comprobado, con tristeza, que la marginación del Casco prosigue y cada vez más caminamos hacia el parque temático de Toledo, que algunos venimos citando como preocupación desde hace décadas, frente a las posiciones y declaraciones oficialistas, que observan Toledo con aires triunfales.
Sobre esta marginación hay que reflexionar y escribir mucho, buscando la implicación de todo tipo de entidades y, en general, de la sociedad civil. Hoy voy a enumerar cuatro aspectos de esa marginación, prácticamente citándolos brevemente como ejemplos. A algunos de ellos tengo prometido reflexiones y artículos específicos.
El primer problema del casco al que deseo referirme es la despoblación. Publiqué en el mes de febrero pasado un artículo titulado 'Mil nuevos vecinos para el casco histórico de Toledo', que iba a continuar con distintas entregas que quedaron paralizadas por mi ingreso en el Hospital. Un concejal expresó su satisfacción por haber crecido la población del Casco Histórico en 11 personas, pasando de 10.400 habitantes en primero de enero de 2017 a 10.411 en la misma fecha de 2018. Que yo sepa ninguna medida se ha puesto en marcha para conseguir incrementar a medio plazo la población del casco histórico y, sobre todo, atajar la lenta pero continuada despoblación.
Sin irnos más lejos el 1 de enero de 2009 el casco tenía censados 11.442 habitantes. He clamado por un Pacto por Toledo -y la despoblación del Casco es sin duda uno de los aspecto que hay que acordar y sumar ideas y esfuerzos- recordando las promesas incumplidas y olvidadas de dos de los políticos que han tenido o tienen la responsabilidad de la Alcaldía de Toledo, Emiliano García-Page y Milagros Tolón, promesa que hizo también el actual presidente del Gobierno regional. Pero ambos han demostrado que no son políticos de palabra y lanzan al viento, a los medios de comunicación e incluso en las Cortes regionales, promesas que luego olvidan. Ellos verán.
Otro aspecto que refleja esta marginación del casco es su Centro de Salud, radicado en la calle Sillería y que ha sido objeto de varias reformas. Es el único centro de salud de la ciudad que cierra sus puertas a las 15 horas, sin prestar servicio en horario de tarde. No me refiero a atender urgencias, que tampoco realizan los centros de Santa Bárbara y de Palomarejos. Es muy triste que los residentes en el Casco tengamos que acudir al Centro de Buenavista los sábados, domingos, festivos y de lunes a viernes a partir de las tres de la tarde, y más teniendo en cuenta que un alto porcentaje de los residentes en el casco tienen una elevada edad.
Pero me parece peor que no podamos disponer de un médico de atención primaria, que sí tienen los centros citados. Lo lógico es que la atención primaria sea un servicio público básico en todo barrio, y desde luego el casco tiene esa necesidad imperiosa. Consultas médicas cotidianas no urgentes, vacunaciones, cualquier función de estos centros ha de poder prestarse en horario de tarde para así no tener las dificultades de estar trabajando en horario matinal, igual que ocurre con las familias con hijos en edad escolar.
Por supuesto que no estoy poniendo en tela de juicio a los profesionales de este Centro sino a un SESCAM que olvida y margina a los residentes del casco histórico. De este organismo regional es la responsabilidad de esta falta de servicio. Hay muchas fórmulas para conseguir ampliar el horario de este Centro, pero no voy a hacer funciones que corresponden a otros. Y que no me pongan como excusa el gasto, porque se puede rebatir sin gran esfuerzo.
Un tercer punto que expresa la marginación del casco es la falta de una residencia para mayores. Históricamente Toledo contó con el Hospitalito del Rey. Cerrado en 2007, se realizaron importantes obras de reforma y modernización que se paralizaron en 2011. Con la vuelta al poder del PSOE las promesas de finalizar las obras y proceder a su reapertura fueron constantes. La hemeroteca está llena de declaraciones hasta prácticamente ayer. Además es un tema en el que los colectivos ciudadanos e incluso algún partido político han mostrado su oposición a esta paralización.
Como ocurre con el caso del Centro de Salud, el Casco está abandonado en un servicio público que es esencial, y más en un barrio con población envejecida. Las sucesivas declaraciones de la consejera de Bienestar Social del Gobierno de Castilla-La Mancha, Aurelia Sánchez, permitirían escribir un libro. Por cierto, de sus promesas de reapertura y de constituir un centro moderno, muy necesario en el casco, hemos pasado a una nueva fase en la que viene a afirmar que no es necesario reabrir esta residencia de mayores porque Toledo cuenta con una serie de centros que cubren las necesidades. Muy grave el incumplimiento de Gobierno regional y municipal y muy grave que los gobernantes se instalen en la mentira y el incumplimiento de sus promesas. Gobernantes así no tienen ninguna credibilidad y su único camino debería ser la dimisión o el cese.
Y termino con otro servicio público, esta vez de carácter administrativo. El Instituto Nacional de Seguridad Social tiene dos oficinas de gestión y atención al ciudadano. Ambas prestan un servicio de gran calidad, al menos en lo que yo he podido comprobar las veces que he acudido a realizar cualquier trámite. Este organismo ha sido siempre en Toledo un ejemplo de avanzar en la modernización de la atención al público, muy por delante de otras administraciones públicas.
Por ello me extraña y me indigna que este mes de agosto cierre sus puertas al público para la atención al ciudadano la oficina situada en la calle Venancio González, justo la más utilizada por los ciudadanos del Casco Histórico (que acudimos además de forma obligada a esta sede del INSS). Permanece abierta la oficina de la calle Lisboa, pero lógicamente estamos ante una nueva disfunción.
Podríamos seguir con muchos más ejemplos de marginación y de temas y servicios que no parecen preocupar a nuestros gobernantes; pero no quiero insistir en cuestiones que están en las redes sociales y en los medios de comunicación y que, desgraciadamente, no parecen ser objeto de atención o iniciativas por las distintas Administraciones Públicas. Sólo una sociedad civil activa puede servir de resorte para que Toledo y su Casco Histórico no estén olvidados o marginados. El turismo no puede ser la única preocupación de nuestros políticos.