La lana procedente del reciente esquileo de las ovejas de las explotaciones de Castilla-La Mancha se acumula debido a la falta de recogida. Así lo han señalado a AgroalimentariaCLM ganaderos de ovino de leche con explotaciones en la región.
Según Rafael Díez, ganadero con una granja de mil ovejas, en este momento acumula en sus instalaciones la lana procedente de las dos últimas campaña ya que el pasado año ya no se recogió. En total unas tres toneladas de lana guardada en sacas en la explotación. Está prohibido enterrarla y su biodegradación es muy complicada.
“Una oveja genera entre 750 gramos y kilo y medio de lana al año según las razas, una ganadería con 100 animales genera entre una tonelada y tonelada y media de lana. Lo almacenamos en sacas grandes bajo cubierta y con mucha incertidumbre por si viene cualquier inspección”, asegura.
El problema de la no retirada se remonta al año pasado, ya que anteriormente cada año se había ido recogiendo por las empresas que se encargan de ello, pero “ahora nos encontramos con la negativa a retirar porque tienen los almacenes llenos y no saben qué hacer con ello”, asegura.
En plena temporada de esquileo, ASAJA Ciudad Real ha pedido la “urgente retirada” de la lana de las explotaciones ganaderas. Asegura que es “una cuestión de bioseguridad” a tener en cuenta después de los últimos episodios de enfermedades sanitarias como la viruela ovina y caprina, la EHE o la tuberculosis.
La lana ha ido perdiendo valor desde hace unos años. Ya el año pasado, según trasladan los ganaderos, la entregaron gratuitamente para que se la pudieran retirar de la explotación. Logísticamente es un asunto difícil de abordar por el gran espacio que ocupa y por la falta de aprovechamiento para este subproducto que hoy en día apenas tiene valor.
La lana se ha convertido en un residuo pero no hay peligro sanitario
El catedrático de Producción Animal de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Vidal Montoro, que ha sido responsable del Centro regional de Selección y Producción Animal y especialista en ovino manchego, asegura que “la lana por la deriva que ha tomado desde hace 80 años es un subproducto, un residuo, es un sandach”, denominación que se da a los residuos procedentes de procesos de producción de alimentos con origen animal.
Hay también que tener en cuenta que sólo hay determinadas razas de ovino como la merina de la que se obtiene una lana fina con valor para el textil, mientras que la del ovino manchego de leche “nunca ha tenido un valor muy alto”.
“La lana de ovejas del Valle de Alcudia aún se pagaba algo el año pasado, pero ahora incluso la lana fina se la van a llevar gratis. En la Mancha ya hace 35 años pagábamos al esquilador con lo que obteníamos de lana pero eso se fue desmantelando y en poco tiempo te costaba dinero esquilar, ya últimamente no se la llevan”, apunta.
Según este especialista, y contrariamente a lo que señalaba ASAJA tras alertar que “acumular la lana de las ovejas podrían ser foco de infecciones”, no existe un riesgo de sanitario por la lana, “mas allá de algunas cosas como que la polilla deteriore la lana pero no hablamos de una enfermedad que se pueda transmitir a las ovejas o de una zoonosis, como se denomina a las enfermedades que se transmiten de los animales a los humanos”.
Eso sí, el catedrático no ve alternativas al uso de la lana como fibra textil. Mientras, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Alimentación de Castilla-La Mancha reconoce que este problema existe, que está manteniendo contactos con distintas entidades para buscar una solución y que podría llegar de la mano de la innovación, aunque sin dar pistas sobre las posibles alternativas.