En España la población extranjera supone casi un 12% del total, un porcentaje similar al de Castilla-La Mancha, que se encuentra casi en el 10%. Son datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que también señala cómo las personas migrantes suponen un elemento de transformación social y demográfica en el país. Sin embargo, la interculturalidad, entendida como el proceso de enriquecimiento derivado de la diversidad de culturas, se “está dejando atrás” en ámbitos tan importantes como la educación y la sanidad.
Es parte del mensaje que quiere abordar el Curso de Verano “Interculturalidad: una cuestión de derechos humanos” de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Está convocado para los días 6 y 7 de octubre en el Salón de Grados del Edificio Sabatini del Campus de Toledo y lo dirigen las profesoras Rocío A. Baquero, bióloga y Máster en Cooperación para el Desarrollo; e Idoia Ugarte, enfermera y antropóloga social. El plazo para inscripciones está abierto hasta el 26 de septiembre y hay becas para la matrícula.
Baquero explica que en el actual contexto de globalización, donde las personas nos movemos por necesidades variadas, los migrantes llegan a lugares con idiomas y circunstancias diferentes donde se sucede una convivencia que “debe darse desde el respeto a los derechos humanos, la igualdad, la cultura de paz y el entendimiento de los procesos como algo natural”.
Remarca que es importante no olvidar que el derecho a desplazarse de un país a otro es inalienable como el resto de derechos humanos y hay personas a las que se les despoja del mismo tanto en origen como en destino. “Estemos donde estemos, ya sea por unas circunstancias o por otras, hayamos llegado con un transporte u otro, somos humanos y merecemos acceso a la salud, a la educación, a la alimentación y a que se nos reconozca como personas”.
Los datos contra los hechos
En España, los datos del INE son clarificadores en cuanto al peso de la población migrante. Durante 2022 el país registra un saldo migratorio positivo de casi 150.000 personas y la inmigración recibida se ha señalado como el principal factor de cambio demográfico y como elemento de transformación social, al tiempo que ha tenido evidentes repercusiones económicas en la última década.
Aquí es donde la interculturalidad derivada de la diversidad de nacionalidades adquiere su peso más relevante, aunque “se está dejando atrás” en las agendas políticas. “Es una equivocación, porque si no lo tienes en cuenta, estás olvidando una parte fundamental de la comunidad y surgen problemas que luego tienen más difícil solución".
Para la profesora, un ejemplo se encuentra en la escuela. En España es obligatoria y conviven un número de nacionalidades y orígenes distintos que hay que integrar en el currículo educativo. “La escuela es el mejor sitio para trabajar la interculturalidad, porque niños y niñas no tienen prejuicios hasta que los adquieren con el tiempo. ¿Cuál es el punto de inflexión para que eso suceda? Eso hay que trabajarlo para que ese cambio no suceda”.
La denominada formación intercultural juega un papel esencial. Supone ir más allá de la mera integración o de la multiculturalidad, entendida esta última como "una especie de amalgama donde todo el mundo convive pero donde no se atienden las necesidades culturales de nadie y no se interrelaciona”.
Por el contrario, en la interculturalidad el objetivo es ganar con esa diversidad. “Somos canicas distintas, pero nos podemos apoyar y entender, no ser simplemente la suma de todas. Debemos esforzarnos por entender y sacar prosperidad de lo diverso. Podemos aprender diferentes puntos de vista y no podemos desperdiciar esa oportunidad”.
Y en el caso de la sanidad, destaca Rocío Baquero que se trata de un ámbito con mucha normativa y una estructura muy propia de la cultura autóctona. “Las personas migrantes llegan sin conocer el idioma, no conocen los procedimientos, hay veces que no saben ni cómo llegar a una consulta y el personal sanitario no tiene ni siquiera las herramientas para atenderlos de forma exitosa, por prejuicios, por falta de formación o por choque cultural".
“Lo importante es dialogar, hablarlo y buscar soluciones. A veces incluso nosotros no entendemos cuando nos hablan en jerga médica y agradecemos que nos lo expliquen. Lo mismo sucede con las personas que no entienden el idioma, puede llegar a superarles y no obtener los cuidados que necesitan”, concluye.
Programa
La primera conferencia de este curso la impartirá el día 6 de octubre el antropólogo y sociólogo de la Universidad Autónoma de Madrid, Carlos Giménez Romero: “Globalización, migraciones y convivencia intercultural”. A la misma la seguirá una mesa de tertulia sobre migración y escuela, con Rosario López López, profesora técnico de Servicios a la Comunidad (PTSC) y Máster en Educación Intercultural CEIP San Lucas y María; y Luz Martínez Ten, psicopedagoga y especialista en interculturalidad, coeducación y políticas de igualdad.
También se presentarán experiencias de interculturalidad por parte del educador popular y Coordinador de SODePAZ, Braulio Freyre; de Aisse Cisse N’Diaye, dinamizadora comunitaria y técnica de mediación intercultural de Médicos del Mundo en Castilla-La Mancha; del politólogo y exconcejal de Juventud y Cooperación Internacional de Toledo, Diego Mejías; y de Hassen Rejbi, ingeniero y experto en Cooperación al Desarrollo. En esta primera jornada se proyectará además ‘Gurumbé. Canciones de tu memoria negra’, de Miguel Ángel Rosales.
La jornada del 7 de octubre arrancará con la conferencia “Diversidad cultural en el ámbito de la salud: la necesidad de formación intercultural”, por parte de Fernando Jesús Plaza del Pino, enfermero y profesor de la Universidad de Almería. Posteriormente se llevará a cabo la tertulia “Comunicación intercultural en el ámbito sanitario” con la pediatra Sonia Ana Ramírez, del Centro de Salud de Sillería de Toledo y con Idoia Ugarte, una de las directoras del curso. Por la tarde se proyectará el documental ‘Bref’, dirigido por Christina Pitouli y producido por Médicos del Mundo.