No todo el mundo conoce el enorme legado andalusí que hay en la cultura, las costumbres, el patrimonio y la gastronomía de la zona transfronteriza entre Portugal y Andalucía, entre El Algarve y El Andévalo, en Huelva. Como tampoco es de cultura popular el hecho de que la ciudad de Madrid la fundara Mohamed I, del califato omeya, en el año 936 d.C. bajo el nombre de Madinat al-Zahra.
Aunque en otras ciudades como en Córdoba o en Granada la herencia andalusí está muy presente, visible y reconocida, hay zonas en España donde esa tradición (de cuando ni siquiera era España) persiste pese a haberse “borrado de la narrativa histórica nacional”.
Y ahora todo ese bagaje cultural resucita, se hace ver, mediante la danza. Lo ha conseguido tras mucho trabajo de investigación y documentación la filóloga, arabista y bailarina Patricia Álvarez a través de su proyecto ‘Alándalusoy’.
Se trata de una “conferencia danzada” donde recorre espacios, unos conocidos como en Córdoba, y otros no tanto de Madrid y de Huelva, utilizando el cuerpo como “revisión de la identidad”.
Este evento, gratuito y abierto a todo el público, tendrá lugar este viernes, 24 de mayo, en la Iglesia de San Román de Toledo (muy conocida por su influencia islámica en su lenguaje arquitectónico) en el marco de una colaboración del Centro de Estudios sobre el Toledo Islámico (perteneciente a la Fundación de Cultura Islámica) con el Museo de Santa Cruz.
La artista llega a Toledo tras su regreso de Mauritania, donde la Embajada de España ha contado con ella para forjar un encuentro entre las danzas tradicionales de ambos países. Acompañada, en esta ocasión, de la guitarrista y compositora Antonia Jiménez Arias, reconocida figura femenina del panorama flamenco actual, Patricia propone una pieza en la que reflexiona sobre la percepción de la historia andalusí a través del propio cuerpo.
La bailarina cuenta que su trabajo no es solo bailar sino transmitir los aspectos culturales del periodo andalusí en la península ibérica. De esta forma, ‘Alándalusoy’ es una revisión de ciertos espacios patrimoniales de Córdoba, Madrid y la zona transfronteriza entre Portugal y Huelva.
“Hasta hace muy poco, lo que ha imperado en la narrativa histórica es saltarse esa época como si no existiera o como si hubiera sido un breve paréntesis, cuando hay una cultura andalusí que ocupa 800 años de la historia de un territorio”, explica.
Esa inquietud investigadora procede de sus propios vínculos familiares. Su padre, emigrante andaluz, es de El Andévalo y la bailarina, aunque madrileña, se siente también de esa tierra, a la que ha acudido durante toda su vida.
Un patrimonio “invisivilizado pero presente en cada detalle”
“Ese patrimonio ha estado siempre invisibilizado, pero al mismo tiempo allí está presente en cada detalle y en la cultura tradicional, como por ejemplo en el uso del cilantro, que tras la invasión cristiana se sustituyó por el perejil. Hay muchos ejemplos como ese y espacios que recupero a través de la danza”.
La bailarina se acerca con el cuerpo a sitios muy específicos, zonas muy explotadas turísticamente pero también otras olvidadas o que incluso son impercetibles si no conoces la historia del lugar. Por ejemplo, murallas enterradas, espacios escondidos y vestigios andalusíes.
En todos esos sitios realizó experiencias de baile, las grabó y ahora conforman los tres vídeos que se proyectarán en la conferencia de Toledo. Entre ellos, Patricia ejecuta en directo su danza acompañada de la guitarra española de Antonia Jiménez.
“Esas grabaciones recogen abstracciones que yo sentí en esos espacios y también movimientos y lenguajes de todas esas culturas, y de esas exploraciones, con un espacio sonoro de músicas puestas en guitarra española, por ser un instrumento cuya evolución directa viene de la vihuela y del laúd árabe”. Al hilo de ello, destaca la figura de Ziryab (Abu l-Hasan Ali ibn Nafi) poeta, gastrónomo y cantante que fomentó buena parte de la cultura persa y africana en al-Ándalus.
De Córdoba a Aragón, en busca del rastro morisco
El proyecto de Patricia Ávalrez nació en 2021 y tomó cuerpo con una residencia artística que le concedió la Casa de Córdoba para recoger material en esta ciudad, donde el patrimonio árabe sí está explotado. Después amplió su investigación a la mencionada zona de El Andévalo y abrió el foco de su conferencia hacia la etapa fundacional de la ciudad de Madrid.
Actualmente, dispone además de una beca para investigar el territorio mudéjar de Aragón, centrándose en la época morisca, “una población muy próspera a nivel económico”. “Es otro patrimonio andalusí desconocido en la narrativa colectiva debido a la política de aniquilación cultural que inician los Reyes Católicos y culminan Felipe II y Felipe III. Pero la cultura andalusí queda ahí intrínseca”, subraya.
Finalmente, una tercera parte de su proyecto la llevará también a hablar del símbolo de la cultura andalusí en espacios turísticos de la antigua al-Ándalus.
“Lo que más me interesa de todo el proyecto es la revisión de la identidad a través del cuerpo, moviéndome con parámetros que son identitarios de todas esas culturas, de un territorio, el árabo-islámico, que no puede concebirse como un todo, porque hay muchas diferencias y matices, y yo trato de llegar a ellas”, concluye.
La Fundación de Cultura Islámica (FUNCI) es una institución española sin ánimo de lucro, constituida en 1982 como organización, “ante la necesidad de derrumbar los muros de incomprensión” entre el mundo arabo-islámico y Occidente.
Por su parte, el Centro de Estudios sobre el Toledo Islámico (CETI) es un centro interdisciplinar, impulsado por FUNCI con el objetivo de promover la investigación y la difusión del conocimiento, así como la protección y recuperación del patrimonio islámico en la ciudad de Toledo y en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.