Natalia Gómez Casanova, es doctora en Ciencias de la Salud y se especializó en Microbiología, por la Universidad de Salamanca (USAL) (Cum Laude).
Esta talaverana recibía este año uno de los mejores reconocimientos que pueden conseguirse, el de su ciudad natal que la otorgó el Premio Ciudad de Talavera en Ciencia, Tecnología e Innovación.
Con ella hemos charlado en una entrevista sobre su trayectoria y sus objetivos. Comenzó su labor investigadora en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca, aunque actualmente, es investigadora postdoctoral en la Universidad de Alcalá (UAH). En concreto, en el Departamento de Biomedicina y Biotecnología, dentro del área de Microbiología.
Lleva trabajando cinco años en la universidad alcalaína en diferentes proyectos de investigación y ha publicado diversos trabajos en revistas indexadas, además de un capitulo en una revista de investigación. Entre otras actividades, ha participado en comunicaciones (orales y posters) en congresos nacionales e internacionales, además de codirigir diferentes Trabajos Fin de Carrera y de Master, algunos en proceso de realización. Y desde hace tres años también se ha sumado la “Semana de la Ciencia” en la UAH, con un objetivo claramente divulgativo.
¿Qué supuso para usted recibir el reconocimiento de su ciudad natal?
Sinceramente me llenó de orgullo que mi ciudad natal reconociera mi trabajo. Pienso que este tipo de premios son tremendamente beneficiosos para la Ciudad de Talavera, especialmente para los jóvenes. Da visibilidad a los científicos y motiva a la gente a seguir luchando por sus metas. Que tu ciudad valore tu carrera profesional y tu esfuerzo es de agradecer.
¿Mantiene vivos los vínculos con Talavera?
¡Y tan vivos, sigo viviendo allí! Me desplazo todos los días en trasporte público Talavera-Alcalá de Henares y viceversa.
Hábleme de usted, ¿Cómo se define? ¿Cuándo supo que quería ser científica?
Me definiría como una persona trabajadora, persistente y con metas en la vida que me permitan siempre seguir creciendo. Sobre mi inclinación a ser científica, la verdad es que desde adolescente siempre he querido serlo. Claro está que por aquel entonces no tenía definido en mi mente en qué campo exactamente.
Cuando estudié Microbiología en la carrera, me quedó claro en qué campo quería trabajar.
¿Cómo llegó una talaverana hasta el Área de Microbiología de la Universidad de Alcalá?
Fue gracias al doctor José Luis Copa Patiño, catedrático de la Universidad de Alcalá, a quien siempre agradeceré la oportunidad que me dio. Él ofertaba una plaza postdoctoral y tuve la grandísima suerte de ser su candidata elegida. Fue una gran sorpresa ya que estas plazas están siempre muy cotizadas por gente brillante. De eso ya han pasado casi cinco años, y por ahora aquí sigo, trabajando en este magnífico grupo de investigación con gente maravillosa.
En el momento del premio se encontraba en una estancia en Glasgow. ¿Ha podido ya regresar a Alcalá?
Sí, ya estoy de vuelta en la Universidad de Alcalá. Mi grupo de investigación de la Universidad de Alcalá fomenta el intercambio de conocimientos y cooperación con otros grupos tanto nacionales como internaciones. En este caso, mi estancia en Glasgow nos permitió desarrollar técnicas específicas para la realización de nuestro proyecto.
¿En qué centra ahora su investigación?
En la actualidad trabajamos especialmente eliminando biopelículas de microorganismos potencialmente patógenos para el ser humano. Para ello, colaboramos con otro grupo de investigación, también de a la Universidad de Alcalá, perteneciente al departamento de Química Orgánica y Química Inorgánica. Ellos sintetizan compuestos (sistemas dendríticos) que nosotros usamos para evaluar su capacidad eliminado estas biopelículas tan dañinas.
Además, estudiamos su toxicidad, su mecanismo de acción, la expresión de genes, entre otras cosas.
¿Cuáles son sus aplicaciones prácticas?
Las biopelículas son agregaciones de diferentes microorganismos que, al encontrarse en ese estado, les sirve de protección frente a los fármacos, el ambiente y el sistema inmune. Por eso, son potencialmente peligrosas, especialmente en aquellas personas que se encuentran, por ejemplo, inmunodeprimidas.
El objetivo de nuestros estudios es encontrar compuestos capaces de erradicar estas biopelículas, pero sin ser tóxicos para el ser humano.
Estos compuestos serían utilizados en cremas, como desinfectantes de superficies, entre otras aplicaciones. Es por ello, que el siguiente paso que daremos serán los estudios in vivo. Donde realmente podremos evaluar la toxicidad de los compuestos eficaces en modelo animal.
Se habla cada vez más a menudo de las bacterias multirresistentes. ¿Debemos preocuparnos?
Totalmente. Cada vez hay más aislados multirresistentes lo que hace muy complicado el tratamiento de los pacientes. Sumado a esto, si tenemos cepas resistentes y además forman biopelículas, la cosa se puede complicar aún más.
Deberíamos ser más conscientes de esta situación y tratar de no abusar de los antimicrobianos -como los antibióticos, los antivíricos, los antifúngicos y los antiparasitarios, medicamentos para prevenir y tratar infecciones- ya que su uso masivo facilita el desarrollo de bacterias multirresistentes.
Es por ello, que nuestro grupo de investigación está enfocado en encontrar nuevas moléculas que puedan sustituir o ser complementarias con los fármacos comerciales.
La Biotecnología es una de las grandes apuestas de la UAH de presente y de futuro. ¿Dónde están los retos?
Efectivamente, por mi experiencia sé que el campo de la Biotecnología es de enorme interés y que la Universidad de Alcalá ha apostado por ella, de hecho, el departamento donde trabajo es el de Biomedicina y Biotecnología.
Creo que en cualquier aspecto del día a día la biotecnología está presente, desde el desayuno que podamos tomar con alimentos fermentados obtenidos por procesos biotecnológicos, pasando por el uso de materiales biodegradables sustitutivos del plástico, para conseguir un entorno libre de los mismos, hasta llegar a la utilización de compuestos que eviten las plagas de cultivos.
Es decir, los retos se plantean diaria y continuamente para resolver los problemas que aparecen en el mundo que vivimos. Además, tenemos un ejemplo muy reciente de la importancia de la biotecnología, gracias a ella, el ser humano ha podido desarrollar en un tiempo récord vacunas contra el virus de la COVID-19 que han permitido salvar muchas vidas.
Es usted investigadora postdoctoral. ¿Es fácil serlo en España?
Ser investigadora postdoctoral en España, al menos en mi grupo de investigación, es fácil.
El grupo cuenta con una amplia experiencia, y es muy activo en la búsqueda de nuevos proyectos para financiar nuevos estudios. Sin embargo, lo que no es nada fácil es encontrar un puesto de Investigador Postdoctoral en España.
Esto es realmente complicado, yo personalmente he tenido mucha suerte de tener el privilegio de estar trabajando como Investigador en la Universidad de Alcalá. No todo el mundo tiene esta oportunidad.
Debería de invertirse más en ciencia, en conceder proyectos con cargo de personal para impedir que todos los doctores que se forman en España no se vayan y puedan seguir creciendo aquí.
Por ejemplo, la Universidad de Alcalá tiene magníficos grupos de investigación, con proyectos e ideas increíbles. Sin embargo, retener a sus jóvenes investigadores, en ocasiones, es imposible debido a la falta de financiación para contratarlos.
¿Cómo valora la propuesta que prepara la ANECA para evaluar el trabajo de los científicos?
No he leído en profundidad la propuesta de la ANECA. Solo he leído alguna información muy reciente del objetivo de la propuesta. Creo que quieren contemplar otras actividades en el reconocimiento de la labor investigadora, considerando para ello otras actividades que no se ciñen solo a publicaciones científicas.
Creo que hoy en día la labor que realizan los investigadores es muy amplia y entre su trabajo hay uno al que yo le doy gran importancia, me refiero a la divulgación a la sociedad de los resultados de la investigación. Esta labor, quizás no rinda publicaciones en revistas de alto impacto y por lo tanto puede implicar una pérdida de reconocimiento en las evaluaciones de la ANECA.
El que se quiera dar importancia a acciones como la de divulgación, me parece de enorme interés. Mi investigación se realiza gracias a dinero público y por lo tanto creo que mis resultados, además de ser publicados en revistas especializadas, deben ser divulgados a la sociedad que es la que me paga, el que este trabajo se me reconozca por la ANECA como una labor más es de agradecer.