Investigadores de la UCLM adscritos al proyecto Claustrat 'El patrimonio material e inmaterial de los conventos de Toledo y su diocesis: análisis, transferencia y sostenibilidad' proponen establecer una industrial cultural en torno a estos centros que ayuden a preservarlos y a mantener tanto a las comunidades de religiosas que les dan vida como el "extraordinario" patrimonio material e inmaterial que atesoran.
Así lo ha indicado en una entrevista concedida a Europa Press el investigador principal de este proyecto, Francisco José Aranda, que ha apuntado que se trata de establecer una industria cultural por la cual ya no solo se pueda ayudar a las monjas en su supervivencia e incluso a avanzar, sino también a atraer a la causa a "mucha gente" que pueda ayudar.
Ha concretado así que se pueden aprovechar de un turismo "experiencial" y no masivo o que se pueden musealizar los conventos porque también tienen archivos y bibliotecas. "Además, es muy importante el factor de la música y puede haber en ellos una vida musical", ha dicho, a tenor de las batallas de órganos como las de la Catedral Primada que también se pueden celebrar en estos centros.

Otra cosa que también cree que merece la pena valorar es la cultura femenina que hay que preservar de los conventos, con un papel de la mujer "muy importante". En definitiva, ha dicho, se trata de experiencias que "hay que proteger y motivar".
Para hacer todo lo posible por preservar estas comunidades religiosos, que es una de las ideas principales de este proyecto, ha dicho que es importante el papel de las administraciones, que deben ser "más conscientes" del trabajo y el dinero que emplean estas religiosas en mantener "este patrimonio ingente".
La investigación
El proyecto Claustrat 'El patrimonio material e inmaterial de los conventos de Toledo y su diocesis: análisis, transferencia y sostenibilidad' comenzó en 2018 cuando se constituyó un grupo de especialistas, sobre todo culturales, preocupados por la situación de la vida monástica en la diócesis de Toledo al estar mostrando signos de extinción.
Tras ello, se presentaron a convocatorias competitivas de proyectos de investigación y el de la Junta de Castilla-La Mancha les fue concedido en una primera fase en el año 2020. "Un año muy complicado porque la pandemia contribuyó a agravar todo el problema que vivían las comunidades religiosas al quedarse sin medios económicos de una manera totalmente súbita e inesperada".
Pese a que el proyecto finalizó en 2023 han conseguido una prórroga de tres años más --hasta 2027-- y hasta el momento este grupo de investigadores --77 de diferentes especialidades tanto de la UCLM como de otras universidades-- ha podido constatar la situación en la que se encuentran estos conventos y comenzar a plantear cuáles son las líneas de actuación.
"Estamos hablando de una población, solo en la actual diócesis de Toledo, de 147 comunidades de las cuales quedan vivas 41. Y a día de hoy está desapareciendo un convento de clausura o monasterio al mes en España", ha manifestado, para apuntar que, sin embargo, es optimista porque en Toledo y Castilla-La Mancha tienen un índice de supervivencia "bastante bueno" que no oculta que "muchas comunidades" están en riesgo.
Los principales riesgos
Con todo, entre los riegos para estas comunidades de religiosas, este proyecto de investigación ha identificado algunos como el envejecimiento, ya que "las monjas mayores son muy mayores" y no están en condiciones de hacerse cargo de unos edificios y de unas infraestructuras tan "impresionantes".
A ello se suma la falta de vocaciones que se intentó solucionar con la llegada de monjas de otras partes o el "carísimo" mantenimiento de los edificios en el que las monjas tienen que gastar "cantidades enormes" de presupuesto y trabajo, que "lastra" su propia vida religiosa y su economía.
También pone de manifiesto este proyecto de investigación el problema económico que sufren las religiosas ya que, al tener que desarrollar su trabajo en clausura no pueden salir fuera a desarrollar negocios y los que tienen en los mismo conventos tienen un problema de distribución con la competecia de otros negocios similares en lugares más céntricos.
"Por ejemplo, lo más típico es la elaboración de dulces y los tienen que distribuir desde sus propios conventos y la gente puede ir les puede resultar más fácil comprar el mazapán en las tiendas que están por las calles", ha afirmado, para indicar que lo mismo pasa como otros negocios como las labores de costura, "que se están perdiendo", o las guardería que cada vez tienen menos niños al haberse ido despoblando el Casco Histórico de Toledo.
Otro de los problemas que se han encontrado estos investigadores tiene que ver con que en los últimos años aquellas población que había alrededor de los conventos que ayudaba en sus necesidades y les atendían ha ido despareciendo, pese a que se esté intentando recuperar con la Asociación de Amigos de los Conventos.
Acciones futuras
Respecto al futuro, Aranda ha señalado que esta investigación seguirá desarrollándose con la intención de publicar toda la información recabada hasta el momento en una página web que sirva tanto a un público general como a un público especializado; y de acicate social para poder poner esta problemática en el "candelero" social.
También se irán celebrando congresos y seminarios científicos donde poner de manifiesto el resultado de las investigaciones, ha apuntado el coordinador de este proyecto, que ha señalado que otra acción pendiente es la de terminar el inventario de bienes muebles de los conventos de Toledo y su Diócesis que se empezó a realizar en los años 90 y está incompleto.
Se trata de pinturas, esculturas u orfebrería que comenzaron a invetariarse pero la crisis económica de 2010 interrumpió "abruptamente" esta acción. "Lo que hace falta es recuperar lo que se hizo para ponerlo en los estándares digitales modernos y terminar de hacer ese inventario".
Toledo, "un archipiélago conventual"
Para poner de manifiesto la importancia de los conventos y sus comunidades religiosas, Aranda ha señalado que la ciudad, a la que denomina "archipiélago conventual", no se entendería en la actualidad sin estas comunidades, que ha calificiado como una de las señas de identidad del Casco Histórico, tanto las que están vivas como las que han desparecido.
Así, ha puesto de manifiesto que en Toledo ha llegado a haber 57 comunidades de las que ahora quedan 14 y que hasta 16 de esos antiguos conventos han sido reutilizados en otras labores culturales con una conservación "muy digna", como es el caso de San Pedro Martir, sede de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la UCLM en la actualidad.