Castilla-La Mancha y el boom de los proyectos empresariales de ganadería intensiva o de enormes plantas solares fotovoltaicas. ¿Son ambos sectores parte del gran cambio del modelo productivo regional que exigen los fondos europeos de recuperación?
Es una de las cuestiones que le hemos planteado al consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, en una extensa entrevista en la que también hemos hablado de la nueva Política Agraria Común o de la siempre espinosa cuestión del agua.
Francisco Martínez Arroyo se muestra tajante. No son la mejor forma de crear empleo, reconoce, para matizar : “Me gustaría que en los municipios más pequeños hubiera otros proyectos empresariales, pero lamentablemente no los hay”, en particular en lo que tiene que ver con las macrogranjas.
Científicos y agricultores, en particular en Guadalajara, están preocupados por la avalancha de proyectos fotovoltaicos en la región. ¿Usted qué piensa?
En este momento la normativa vigente los prohíbe en zonas ZEPA, en la Red Natura 2000 o bien en parcelas dentro de parcelas incluidas dentro de la colonización agraria del Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario, el IRYDA, en este último caso inversiones enormes que se hicieron en regadíos como los del pantano Estrecho de Peñarroya. No pueden tener otro uso.
En el resto del territorio no existe limitación, ni en Castilla-La Mancha, ni en la mayor parte de las comunidades autónomas y es una cuestión que hay que analizar.
Hay que ver de qué manera se hace una gestión sostenible del territorio. Creo que hay que buscar la fórmula para intentar evitar que haya placas solares en algunos lugares, pero debemos ser realistas: queremos energías renovables y exigen, bien placas solares, bien molinos de viento.
En Castilla-La Mancha se acaban de presentar proyectos de hidrógeno verde y si no hay energías renovables no puede haber hidrógeno verde. Hay que pagar un pequeño peaje y hacerlo compatible con el desarrollo del sector agrario, el mantenimiento del paisaje…
Hay fórmulas, y creo que en Castilla-La Mancha debemos hacerlo.
El pasado domingo, centenares de personas escenificaron de nuevo su protesta por el avance de la ganadería industrial y piden una moratoria en las licencias. Solicitan un Plan Estratégico de Ganadería Intensiva. ¿Lo estudiarán?
Estamos trabajando desde el punto de vista técnico en ver cuál debe ser el tamaño máximo que pueden tener las explotaciones ganaderas en Castilla-La Mancha. No solo las de porcino. En general.
En este momento hay una normativa que se cumple, que es exigente desde todos los puntos de vista. En la legislatura pasada fuimos mucho más allá, y en contra de muchas opiniones, aumentamos la distancia mínima entre los núcleos urbanos y estas instalaciones intensivas. En toda España es un kilómetro y aquí son dos. En la legislatura pasada condicionamos la autorización ambiental integrada y hoy en día, con la tecnología no digo que no contaminen, pero ni mucho menos es lo que se está diciendo.
Respeto siempre todas las posiciones. Creo que hay que ir a un modelo sostenible y me gustaría que en los municipios más pequeños hubiera otros proyectos empresariales, pero lamentablemente no los hay.
En todo caso hay que garantizar que cumplan con el medio ambiente. No voy a decir que son los ayuntamientos los competentes. Tienen las competencias relativas a ordenación urbanística, pero algunos no han querido que haya granjas en sus términos y yo me alegro mucho de que hayan apostado por otro modelo de desarrollo, porque lo tienen.
La posición de los ayuntamientos es difícilmente criticable, en un sentido o en otro, porque son los que representan a los ciudadanos.
Se habla ahora mucho del cambio de modelo productivo y algunas voces apuntan a que en Castilla-La Mancha lo será hacia las fotovoltaicas y las macrogranjas, y de por medio, la despoblación
No son los sectores que más empleo generan, en evidente. Ojalá tuviéramos otros modelos de desarrollo. Cuando la gente plantea crítica a todo lo que se hace…
No sé cómo vamos a conseguir que la gente vaya a vivir al Señorío de Molina de Aragón que tiene una extensión de dos terceras partes de la Comunidad de Madrid y donde cada día duermen 4.000 personas. No tengo la varita mágica pero pasa por trabajar con los que están allí. A veces es difícil convencer a las empresas.
Nosotros no impulsamos el modelo de granjas intensivas. Tenemos una densidad inferior a la media nacional, muy, muy inferior a lo de Murcia, Aragón o Cataluña. Y nuestros planteamientos en ayudas y organización del sector se orientan a la ganadería extensiva. Somos la región que más destinamos en ovino y caprino, con medidas para el pastoreo incluido el vacuno, de bienestar animal, con ayudas a las razas autóctonas o en peligro de extinción…
El problema es que la ganadería intensiva es rentable y eso tiene que ver con nuestro modelo de alimentación. Si queremos ir a un modelo extensivo tenemos que cambiar nuestros hábitos de consumo y estar dispuestos a pagar más.
En cuanto a las fotovoltaicas, pues es que en algún sitio hay que poner las placas. Tenemos que reducir la emisión de gases de efecto invernadero para 2050.
Pero será posible proteger los paisajes vinculados, por ejemplo, al vino…
Claro, es lo que creo que hay que hacer. Tenemos un déficit en Castilla-La Mancha. Hay que proteger no solo paisajes sino territorios. Hay que hacer el esfuerzo, pero las placas solares han venido para quedarse y además de ellas depende un futuro sostenible que todos queremos.