Lucio era agricultor y cosía objetos de esparto que le eran útiles para su trabajo, mientras Kika, mantenía el hogar. Hoy, los abuelos de Elisa Menchero dan el nombre de su marca: Kika Luz. Las calles de Villanueva de Alcardete vieron crecer a esta niña de familia humilde y trabajadora. Ha conseguido unir raíces y tradición con lo moderno y actual. Y así ha obtenido el Premio de Emprendimiento de la Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha (Farcama), por su proyecto 'Natura'.
Después de salir del pueblo, marchar a Valencia para estudiar Ingeniería en Diseño Industrial y pasar una temporada estresante en Madrid, Elisa decidió volver a Alcardete. Allí, su abuelo seguía cosiendo esparto y es aquí donde nació la fusión de su arte.
Afincada en Toledo, la artista recorre con Toledodiario parte de su infancia, su proceso creativo, y los desafíos a los que se enfrenta una artesana emprendedora contemporánea.
Pregunta: Tu trabajo destaca por la mezcla de esparto y cerámica. ¿Qué te atrajo de estas técnicas? ¿Cómo empezó tu camino en la artesanía?
Respuesta: El esparto era algo normal en mi casa y en mi pueblo. Durante mi etapa en Madrid, volver al pueblo de vez en cuando era un respiro, y ahí aprendí a coser esparto con mi abuelo. Y diez años después, ya instalada en Toledo, descubrí un curso intensivo de torno en Taller de Alhaja Cerámica.
Al principio fue frustrante, no era tan idílico como parecía en los vídeos, pero no desistí. Me apunté al curso anual y sigo asistiendo; estoy comenzando mi cuarto año. Un día se me ocurrió mezclar los dos materiales. El resultado me sorprendió incluso a mí, ¡pero es que la acogida fue maravillosa! Así, casi por casualidad, entre el ocio y la necesidad de huir de la vorágine laboral, Kika Luz empezó a tomar forma.
Hablemos del premio en Farcama. ¿Qué sentiste al recibir el premio? ¿Cómo es ese proceso? ¿Qué pieza presentaste y por qué?
Fue increíble... Cuando me llamaron no me lo podía creer. A veces necesitas que alguien te diga lo valioso que es tu trabajo para creértelo. Exponer en Farcama, aunque fuera en un pequeño rincón, ha sido muy importante para mí. Estar a la altura de los profesionales que me rodeaban en los premios ha hecho que el reconocimiento tenga aún más valor.
A principios de año, alguien de Artesanía Castilla-La Mancha me contactó por redes. Quiso conocerme y me animó a obtener el carné de artesana. En mayo de 2025 lo conseguí en dos especialidades: Productora de objetos en fibras vegetales y Ceramista. Fue un paso enorme y una validación emocional muy importante. Ya dentro de la familia de Legado Artesano CLM, decidí presentarme a los Premios Regionales.
Las piezas que presenté forman la Serie Natura, un jarrón y dos platos de terracota decorada con esmalte blanco y óxidos, posteriormente cosidos con esparto en espiral. Las elegí porque son una muestra minuciosa de casi todas las técnicas que manejo y una representación muy fiel de mi proyecto.
¿Cómo definirías tu proceso creativo?
He de confesar que, al principio, mi proceso era bastante aleatorio. Contaba con menos habilidades y recursos. Ahora, tengo más control sobre mi trabajo, experimento lo que me gusta y lo que no.
Siento que el proceso creativo está en plena ebullición. Me centro en crear ideas nuevas y en poner mis habilidades al límite. Ahora, por ejemplo, estoy intentando coser esparto entre dos piezas cerámicas que no me permiten pasar la aguja… me estoy desesperando, ¡pero lo conseguiré!
Por eso muy rara vez trabajo por encargo, hago poca producción y dedico mi tiempo a evolucionar. De este modo voy definiendo un estilo más personal, y siento que la marca también está adquiriendo su propia identidad. Eso me encanta porque el proyecto está vivo.
¿Qué desafíos enfrentas como artesana contemporánea?
Me gusta mucho que uses la palabra “contemporánea”, porque es clave. Ser artesana actualmente ya es, en sí mismo, un desafío. Para quienes no venimos de una tradición artesanal consolidada, es difícil construirla desde cero.
De momento sigo compaginando la artesanía con mi trabajo por cuenta ajena; es la realidad de muchas artesanas y artesanos, y es complicado que cambie este paradigma. Esto limita el tiempo de dedicación, de seguir formándote, y muchas veces te impide estar en lugares y momentos donde sería conveniente.
Aún así, no pienso dejarlo. Todo lo contrario. Poquito a poco, dentro de mis posibilidades, seguiré creando piezas, participando en los entornos artesanos y aportando, en lo que pueda, a la artesanía castellano-manchega.
¿Qué papel crees que tiene hoy la artesanía?
En la sociedad actual están surgiendo nuevas formas de entender la artesanía. Yo observo varios planos: por un lado, artesanía como convivencia con nuestro entorno, el volver a crear redes humanas, conectar con los materiales de la tierra y con el placer de crear con las manos. Suena a tópico, pero en mi caso la artesanía redefinió mis prioridades en un mundo que se antojaba voraz y demasiado acelerado. Yo, por ejemplo, participo en el corro de esparteros y esparteras de Toledo. Esta fibra ha sido históricamente motivo de compartir en comunidad, y así lo seguimos haciendo.
Por otro, la artesanía como producto que cuenta nuestra historia y la de nuestra gente. En un mundo globalizado, donde consumimos productos estandarizados, la artesanía nos devuelve nuestra memoria. Otro tópico, pero la verdad es que muchas personas que se acercan a mis piezas me dicen: “Ay, esparto, como hacían en mi pueblo”, o “esta cerámica me recuerda a mi abuela”.
Te digo con seguridad, que cada persona que tiene una pieza mía en casa, tiene una conexión emocional con el material, y eso es una gran satisfacción. Yo me muevo entre estos dos enfoques, que son los que más sentido tienen para mí. Pero también es importante hablar de la artesanía de exclusividad, más vinculada sector del lujo, menos accesible económicamente, pero necesaria para que ciertos trabajos sean reconocidos en su verdadero valor, y nos permitan contemplar estas formas de arte.
¿Y hacia dónde te gustaría llevar Kika Luz?
Con los pies en la tierra, no tengo aspiraciones muy grandilocuentes. Quiero seguir creando, investigando y evolucionando, despacio, a mi ritmo, disfrutando de cada proceso. A corto plazo, quiero lanzar mi web, colaborar con otros artesanos y diseñadores y seguir aportando al Legado Artesano de Castilla-La Mancha, devolviendo la confianza que han puesto en mí.
Y si me permito soñar un poco, me gustaría hacer piezas más grandes, llevar al límite mis habilidades como artesana y diseñadora de producto, y quizá llegar a proyectos de interiorismo o a un mercado más exclusivo. Pero, sobre todo, quiero seguir poniendo en valor los trabajos artesanales que hacían las mujeres y hombres de nuestros pueblos, muchos sin reconocimiento. Que no se pierda su memoria.
Hoy, siento el cariño de toda la familia alrededor de este proyecto, y mis sobrinos, que tienen siete años, hablan de sus bisabuelos cuando ven mis piezas, aunque solo convivieron con ellos unos meses o años. Y eso, ¡es mi mayor triunfo con Kika Luz!
- Proceso de Kika Luz/ Imagen cedida
- Piezas de Kika Luz/ Imagen cedida
- Piezas de Kika Luz/ Imagen cedida