El grupo de Biología Molecular y Fisiología Vegetal del Instituto Botánico de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), junto a investigadores e investigadoras del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP)-CSIC han publicado un trabajo en el que se detalla cómo se han creado tomates con genes de azafrán, uno de los productos gastronómicos más importantes de la provincia de Toledo. La nueva planta, a la que han denominado ‘Tomafrán’, muestra una elevada capacidad antioxidante.
El fruto del tomate fue elegido por el equipo de investigación como un cultivo “ampliamente cultivado que puede usarse para aumentar la producción y ofrecer potencialmente una fuente natural estandarizada y controlada de crocinas y picrocrocina para su uso farmacológico”, tal y como indican.
En el presente trabajo explican cómo se insertaron los genes del azafrán en la planta de tomate, “que codifican para las enzimas de la síntesis de crocinas y picrocrocina”, señalan, lo que condujo a la obtención de frutos de tomate con niveles de 14,48 mg/g de crocinas y 2,92 mg/g de picrocrocina, en peso seco, cantidades muy altas que hasta la fecha no se habían obtenido. “Esto permitiría escalar la producción de crocinas y picrocrocina a un coste relativamente bajo. Una industria local podría preparar estos compuestos a partir de tomates porque son solubles y fáciles de extraer, pudiendo obtener un producto purificado con una tecnología relativamente sencilla”, añaden.
Estos tomates modificados genéticamente muestran una elevada capacidad antioxidante “y son capaces de proteger contra los trastornos neurológicos en un modelo de Caenorhabditis elegans (una especie de nematodo) de la enfermedad de Alzheimer”. Unos experimentos que abren las puertas a la realización de futuros estudios en otros modelos como animales y su salto a los ensayos en humanos.
El resultado este trabajo conjunto, financiado por el Gobierno regional y el Ministerio de Ciencia e Innovación, ha sido publicado en la prestigiosa revista Horticulture Research.
“Los apocarotenoides vegetales tienen un gran impacto en la salud humana generando beneficios para la salud al prevenir o controlar enfermedades crónicas o sus síntomas, por lo que son explotados por distintos sectores industriales como el farmacéutico y agroalimentario. Entre estos compuestos destacan los Apocarotenoides del azafrán: crocinas y picrocrocina, que son responsables de las propiedades organolépticas y medicinales del azafrán, que incluyen, entre otros, efectos antiinflamatorios, antidepresivos, antienvejecimiento y cicatrización de heridas”.