En un momento en el que el trasvase Tajo-Segura está más que nunca en el punto de mira debido al cambio de sus reglas de explotación, al nuevo Plan Hidrológico del Tajo y a la modificación de las tarifas, una de las cuestiones menos mencionadas en el debate político es el precio del agua de esta infraestructura. Es decir, lo que pagan los receptores de la cuenca del Segura por las derivaciones que les llegan. Un nuevo estudio ha constatado que, en términos relativos, este precio ha bajado y, además, el agua está “ampliamente subvencionada” en este caso, pese a que los principios de la normativa económica del trasvase que data de 1980 no permiten ayudas públicas.
El informe “¿Es cara el agua del trasvase Tajo-Segura? Tarifas y subvenciones en la Directiva Marco de Agua” lo ha realizado el Grupo de Investigación del Tajo de la Universidad de Castilla-La Mancha a instancias de la Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía. Sus autores son la directora de la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss, Beatriz Larraz, y el profesor titular de la UNED Enrique San Martín.
Como antecedente principal, los autores explican que dos de las principales novedades de la normativa económica del trasvase, que data de 1980, fueron la actualización regular de la tarifa y el principio de recuperación de costes. Este último no se ratificó hasta 20 años después en la Directiva Marco de Agua (DMA). Ambos implican que “no debe haber subvenciones al conjunto de la obra ni entre usuarios (subvenciones cruzadas)".
Pero sí hay subvenciones
Sin embargo, dichas previsiones se han incumplido “de forma sistemática”. Aportan así las subvenciones con las que ha contado el trasvase: un descuento del 40% en el coste de la obra (2020); una ayuda cruzada en abastecimiento y regadío (2010) en el que el abastecimiento urbano paga -en concepto de “coste de las obras”- el doble que el regadío; la eliminación del factor de actualización de las inversiones (2020); y sucesivos descuentos en gastos de gestión, en 2002, 2010 y 2020.
Al margen de estas subvenciones, en el informe la pregunta fundamental es si el agua del trasvase se ha encarecido. Los autores plantean a qué equivaldrían hoy en día los cuatro céntimos por metro cúbico de agua de riego de 1981. Para ello llevan a cabo un proceso de “deflactación” de tarifas, es decir, calculan todas las tarifas en moneda actual, con fecha de julio de 2021, con el fin de analizar de forma correcta su evolución.
Así, apuntan que las tarifas de conducción de las aguas trasvasadas al sureste tanto para riego como para abastecimiento, en términos nominales, tal y como figuran las cifras en los respectivos BOE, han llevado una tendencia creciente. Sin embargo, en términos reales, que es donde se ve cuánto han pagado y pagan por el agua en moneda de hoy los receptores de las aguas del trasvase, se observa que la tendencia es decreciente: "cada vez se paga menos por el agua del trasvase".
“Es como si hubieran empezado pagando 18,50 céntimos de euros de hoy en día por el agua de riego (27,57 céntimos la de abastecimiento) al comienzo del trasvase, en 1981, y hubieran llegado a la actualidad a los 11,79 céntimos (13,37 céntimos en el caso del abastecimiento) actuales Esto supone un descenso del 36,27% en la tarifa de riego y del 51,51% en la de abastecimiento”, detalla el estudio.
Consideran que el dato también es llamativo porque, en paralelo, el conjunto de precios de todos los bienes y servicios de consumo en España ha sufrido un incremento del 358,73% desde agosto de 1981 hasta la actualidad. Y dentro de ellos, el incremento de la distribución de agua en el mismo periodo ha sido del 708,64%. Y bajo este contexto, si se aplicara a las tarifas de riego el mismo incremento que el que ha experimentado el agua del conjunto de los españoles por término medio, los 4,03 céntimos de euro por el metro cúbico de agua de riego deberían haber sido actualizados hasta los 32,61 céntimos de euro (en el caso del abastecimiento, el precio inicial de 6,01 céntimos se habría transformado en 48,60).
Tarifas no actualizadas
De este análisis se concluye que las tarifas del trasvase Tajo-Segura “no están siendo actualizadas al mismo ritmo que el coste de la cesta de la compra”, ni al mismo ritmo que lo ha hecho el agua para el resto de los españoles, “ni siquiera al mismo ritmo que lo ha hecho la electricidad, que tantos ríos de tinta ha hecho y hace correr”. En consecuencia, en términos reales, cada vez se paga menos por el agua del Tajo desde los usuarios del trasvase.
En sus conclusiones, Beatriz Larraz y Enrique San Martín recalcan que una infraestructura grande y compleja como el acueducto Tajo-Segura tiene, como es lógico, unos costes de construcción muy elevados que hay que repercutir a los usuarios. “Infraestructuras costosas, por tanto, implican costes elevados para los usuarios, por lo que no tiene mucho sentido comparar los costes absolutos del agua con los de sistemas de abastecimiento mucho más sencillos y baratos”.
Además, apuntan que si la infraestructura está "ampliamente subvencionada", la comparativa válida es la que se hace en términos relativos, comparando la evolución de las magnitudes en el tiempo. “Los usuarios de un agua ya subvencionada, cuya tarifa crece en términos nominales por debajo de la media (IPC general) y de los servicios relacionados y que, adicionalmente, desciende en términos reales, carecen de argumentos válidos para solicitar nuevas subvenciones o descensos de la tarifa que contribuirán al incumplimiento de la Directiva Marco de Agua, perjudicarán la recuperación de costes y serán sufragados por todos los españoles”, concluyen.