El trabajo especializado del investigador toledano Carlos Vega, que dirige el proyecto Toledo GCE, le ha llevado a identificar un refugio antibombas construido por el bando nacional durante la Guerra Civil en plena Plaza de Zocodover. Fue gracias a las fotografías de soldados anónimos que Vega pudo identificar esta infraestructura, que había sido “pasada por alto” hasta ahora por los especialistas de este periodo histórico en la capital autonómica.
Entre las “miles y miles de fotografías” que se tomaron durante el periodo bélico, explica Vega, se pueden diferenciar los trabajos profesionales de los más bien amateurs, normalmente los soldados que retrataban su paso por España para sus propios álbumes. Es gracias a estas imágenes, es que el investigador ha identificado este elemento, que se habilitó entre las ruinas de las viviendas que se encontraban junto al Arco de la Sangre. El mismo lugar que hoy ocupan un obrador y una cafetería.
El autor de la fotografía, explica el investigador en su proyecto Toledo CGE, fue un soldado alemán que habría pertenecido a las tropas de la Legión Cóndor y fue tomada en los primeros meses de 1939. El resto de las fotografías del álbum personal del soldado muestran, entre otras, las etapas de la ofensiva final, por el sur de la provincia de Toledo, así como el “desfile de la Victoria” en Madrid. La foto está positivada en papel mate de la marca alemana Leonar, según los datos de Toledo GCE.
En la fotografía se observa a un niño que parece estar posando frente a las ruinas y un cartel que señala ‘refugio’, justo por encima de una entrada construida con sillares. Desde Toledo GCE recuerdan que los refugios antiaéreos conocidos en Toledo fueron habilitados en sótanos particulares de viviendas y locales, además de los que se encontraban en los bajos de Hacienda, el Palacio del Arzobispado y en la Fábrica de Armas. Tras el asedio del bando republicano del Alcázar de la ciudad, señala Vega, los ataques aéreos por parte de los republicanos cobraron “mayor protagonismo”, por lo que se estableció un sistema de alarmas, primero con campanas y luego con sirenas.
Tras la Guerra Civil, se llevaron a cabo tareas de rehabilitación por la Dirección General de Regiones Devastadas, durante las cuales se encontraron restos de una muralla con sillares romanos y otros fragmentos. Un informe arqueológico de Pedro Román Martínez, explica Vega, analizó los restos y realizó fotografías de los mismos, restos que pudieron utilizarse para el refugio antiaéreo.
"Sobre todo se debe dar importancia al hecho de que hay miles de fotografías, porque no conocemos el número exacto, de soldados, periodistas desconocidos o personal civil que llevaba una cámara y se llevaron las fotografías a su casa. Tienen importancia documental, y gracias a ellas podemos ver que existió este refugio en Zocodover y que hasta ahora se había pasado por alto. Ahora, son las familias las que tienen estos álbumes de recuerdo", reflexiona el autor de Toledo GCE.