La docencia cruzó sus destinos en un instituto de Ocaña y la música les mantiene unidos varios años después. Jesús Ángel Lillo López, Jairo Alonso Ortega y Julio Francia Rapado son los componentes de Triple J Band, un grupo afincado en Toledo e inspirado por la música country americana, aunque con presencia de una amplia variedad de estilos, que acaba de publicar su primer disco "cumpliendo la tradición de los grandes grupos de titular con el homónimo al primogénito".
"Empezamos a hacer canciones y nos sentimos muy a gusto, nos salían bastante fluidas y decidimos ponernos a grabar. Al final hemos seleccionado trece canciones", explica en una entrevista con este medio el compositor toledano Jesús Ángel Lillo, guitarra y voz de una banda que propone "una interesante fusión de elementos de blues, country, rock, jazz e incluso rancheras y canción melódica europea".
Le acompañan en ella Julio Francia (oriundo de Zamora) con el bajo y Jairo Alonso (Toledo) con la tabla de lavar, un instrumento de percusión que caracteriza las melodías de Triple J Band, en la que Lillo ofrece también el peculiar sonido de la guitarra resonadora de metal. "Se utilizaban antes de que se usaran los amplificadores ya que los guitarristas se sentían apagados por el resto de la banda", explica el músico sobre los orígenes de este instrumento.
Como a otros muchos grupos, la pandemia les obligó a paralizar el proceso de grabación que habían comenzado y en el que han desechado la publicación en CD: "Ni los coches tienen ya lector", subraya Lillo, que afirma que sí publicarán las canciones del disco en una plataforma digital que aún no han determinado. Precisamente, su primer tema, 'Wildman Scott', ya se puede escuchar en el videoclip que comparten su página web y que fue grabado en la finca 'La Florida' de La Puebla de Montalbán.
No obstante, por ahora, para dar a conocer su primer trabajo han optado por la grabación de su música en vinilo, "un formato más romántico". "Creemos que escuchar música es algo más que poner fondo sonoro. Por eso hemos sacado nuestro primer disco en vinilo, para recuperar ese ritual de manipular un producto físico, colocarlo en el reproductor y escuchar un proyecto sonoro con principio y final", explica el grupo, que matiza que para quien no disponga de reproductor de discos de vinilo tendrán "un código de descarga con el que guardar la música en un formato... más habitual".
La "odisea" de publicar un vinilo y un viaje a la fábrica que soñó Michael Robinson
Para conseguir publicar en vinilo, el grupo ha tenido que recorrer un tedioso camino. Según relata Lillo, la grabación de las canciones las llevaron a cabo en el taller de escultura de Jairo Alonso, donde forraron una habitación con un material que pudiera "absorber la reverberación". "Compramos un micro y una tarjeta de sonido decente. Después, el material lo llevamos a los estudios PKO de Madrid, donde han hecho la mezcla y la masterización, exclusivamente para vinilo ya que no es lo mismo que hacerla para CD", subraya.
Una vez habían finalizado ese proceso, quedaba la fabricación del vinilo. "Ahora mismo en España solo hay tres empresas que fabriquen vinilo y están saturadas de demanda. Nos hemos visto suplicando y al final pudimos entrar en Madrid, donde nos aceptaron el proyecto en Mad Vinyl Music", cuenta Lillo sobre esta fábrica que impulsó el añorado periodista deportivo Michael Robinson antes de morir.
"Otra curiosidad en el proceso de fabricación es el estampador con el que se hacen los surcos en el vinilo. Es un trabajo que tiene que hacer en otro país porque no hay en España... es una odisea", relata el músico acerca de la grabación de este primer trabajo que van a dar a conocer en los jardines del Castillo de San Servando y al que no le gusta calificar bajo ningún estilo en concreto: "Es una mixtura, un collage que lo hace diferente".