La devoción se lleva por dentro y estos días de Semana Santa aflora por las calles de muchos lugares del país. Creyentes, y también muchos que no lo son, disfrutan de las particulares procesiones que se celebran, de su música o de las características imágenes que desfilan.
Con el objetivo de acercar los objetos que forman parte de estas procesiones a la población con discapacidad visual, la ONCE y la Junta de Cofradías y Hermandades, con el apoyo del Ayuntamiento de Toledo, han promovido una actividad inclusiva para poder vivir de otra manera la Semana Santa de la ciudad, declarada de Interés Turístico Internacional.
La cita se celebró en la Parroquia Mozárabe de las Santas Justa y Rufina, donde un grupo de personas ciegas o con discapacidad visual pudo sentir a través del tacto objetos ornamentales de los pasos o las cornetas y tambores que ponen la melodía a las imágenes a las que rinden devoción.
A la entrada ya se respiraba también el representativo olor a incienso de esta festividad y la música que marca el paso procesional. Pero la experiencia fue in crescendo hasta que algunos participantes se pusieron en la piel de los costaleros al situarse bajo el paso de La Borriquita'.
Al igual que hacen quienes procesionan por las calles de Toledo, levantaron el paso a la orden del 'llamador', manejado por una persona ciega. Además, han podido también tocar la talla del Cristo de la Misericordia y Soledad de los pobres, una figura de finales del siglo XIII o comienzos del XIV, así como las indumentarias de las cofradías y los adornos que rodean a las tallas.
Mediante el olfato también han podido sentir el aroma de las flores que adornan los pasos o la cera de los cirios… todo para vivir y conocer más sobre todos los elementos que contribuyen a la solemnidad procesional.
"Una experiencia inolvidable"
"Ha sido emocionante. No conocía la experiencia de llevar un paso por dentro. La corneta y el tambor me imaginaba cómo eran pero nunca los había tocado. Doy las gracias a hermandades y cofradías por esta experiencia", señala Esther, una de las participantes.
De su lado, Sagrario manifestaba que estaba siendo "una experiencia inolvidable". "Soy de Toledo, he nacido en la calle de al lado y jamás hubiera podido imaginar vivir esta experiencia. Ha sido una cosa inolvidable. Qué se hagan muchas iniciativas así", exclamó.
Asimismo, Felisa recalcó que el sentido del tacto es "muy importante" para las personas con discapacidad visual. "Nos gusta vivir la Semana Santa como cristianos que somos. Me ha impresionado mucho poder tocar las imágenes, el estandarte o las cornetas", manifestó.
Por su parte, Mónica Amat Ortega, jefa del departamento de Servicios Sociales de la ONCE, destacó "el cariño y el detalle" con el que se organizó la actividad. "Hemos estado debajo de un paso y lo hemos levantado... es un patrimonio histórico al que no hemos tenido nunca oportunidad de acceder de esta manera", subrayó.
La iniciativa surgió gracias a la asociación de Ciegos Españoles Católicos (CECO), para "tener más accesibles estos recursos". "Empezamos con el Corpus el año pasado pero la actividad se había pensado ya antes de que viniese la pandemia. Es un hito para nosotros", agregó.
De su lado, María José Vaquero, presidenta de CECO y natural de Villacañas, resaltó que tenían "muchísima ilusión de que la Semana Santa fuera accesible" pues es "la fiesta de todos los sentidos". "Nos falta el de la vista y hay que suplirlo de alguna manera. El tacto, el oído y el olfato nos dan mucha información. Queremos que esta iniciativa se extienda y cualquier persona pueda vivirla".