El día 6 de septiembre de 2010 cumplí 58 años. Pero ese día estaba llamado a figurar en la cronología de “grandes acontecimientos” de Toledo. Por fin se ponía la primera piedra del edificio que algunos medios calificaron entonces como “proyecto estrella del PSOE” o la gran obra faraónica del gobierno regional: el 'Quixote CREA' (Centro Regional de Expresión Artística).
Las hemerotecas ahora son sencillas facilitadoras de la memoria: un año antes, el 6 de mayo de 2009, la vicepresidenta y consejera de Economía y Hacienda, María Luisa Araújo, junto al alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, presentaron la maqueta del proyecto Quixote CREA “que será un espacio dinamizador de la vida cultural y económica de la ciudad.” Sólo una empresa participó en la licitación pública, probablemente porque la empresa adjudicataria estaba obligada a entregar 18 millones, correspondientes al centro cultural (21 millones de euros, de los cuales 3 correspondían al IVA y los pagaba Gicaman). Esa cantidad le sería devuelta a la empresa constructora una vez recepcionada la obra, prevista en 22 meses a partir de la adjudicación. Además la empresa tenía que arriesgar otros 14 millones en el aparcamiento subterráneo, confiando en recuperar ese dinero y sacar beneficios a lo largo de los 40 años de explotación de la concesión.
Tras diversos retrasos, en esa fecha mágica del 6 de septiembre de 2010, llegó el acto simbólico de inicio de las obras. Barreda y García-Page, uno como presidente de Castilla-La Mancha y otro como alcalde entonces de Toledo, destacaron “la importancia que esta instalación tendrá en las infraestructuras culturales de la ciudad y su integración en el centro urbano de la capital".
Barreda decía: “…se convertirá en una de las infraestructuras culturales de la ciudad, contribuyendo a dar un valor añadido desde el punto de vista de la arquitectura a una ciudad en la que no se puede hacer cualquier cosa porque es Patrimonio de la Humanidad, una de las ciudades más conocidas e importantes de España y del mundo.” Y Page calificó el «Quixote Crea» como “una de esas obras «grandes» para una ciudad, de esas «que hacen época» y que, al mismo tiempo, doblarán la oferta cultural en lo que a representaciones teatrales y artísticas se refiere".
Las obras del centro se adjudicaron por 35 millones de euros, en una superficie de 5.765 metros cuadrados que se repartirán en diversas salas polivalentes, destinadas a exposiciones, salas de ensayo y talleres dedicados a la creación artística; un auditorio de música y un teatro con capacidad para casi 700 personas, un aparcamiento subterráneo público de cerca de 500 plazas, un edificio destinado a oficinas y locales, “y la recuperación de las zonas verdes para el disfrute de los ciudadanos en un entorno de actividad y de encuentro”. El alcalde recordaba que el nuevo centro complementaría la actividad cultural del Teatro de Rojas, así como la programada en el futuro por el Palacio de Congresos cuando entrase en funcionamiento.
Ese era, básicamente el proyecto, que resumían las autoridades diciendo que el objetivo era “construir una instalación versátil que permita una amplitud de importantes usos como representaciones teatrales, conciertos, congresos, exposiciones y talleres, entre otros".
Pero en abril de 2012 la Asociación de Vecinos 'La Verdad' de San Antón empezó a encender las alarmas de la paralización de las obras. No se veían obreros trabajando y exigía al Ayuntamiento para que obligase a la Junta al menos a adecentar esa parcela de San Lázaro y crear las zonas verdes previstas en el conjunto del proyecto. Se conoce perfectamente la historia: la crisis económica llevó a la Junta de Comunidades a paralizar numerosos proyectos en toda la región. Los menores ingresos de la Junta limitarían la financiación de proyectos adjudicados legalmente. Y así ocurrió. Durante toda esta legislatura los compromisos tanto del Gobierno de Castilla-La Mancha como del Ayuntamiento de Toledo para concluir las obras han sido continuas. En los últimos días se han iniciado una serie de obras menores sobre las aceras y entorno del edificio, en la línea que exigieron los vecinos hace seis años si se paralizaba el proyecto.
Pero ahora pregunto. ¿Tiene realmente el Gobierno regional un proyecto para el Quixote Crea? Un edificio criticado por los expertos porque irrumpe en el paisaje de Toledo de forma inadecuada. Zárate opina que “…el daño es mayor por su volumetría y altura, cortando la perspectiva de la ciudad histórica desde el parque de las Tres Culturas y en competencia visual con el hospital de Tavera. Su esqueleto se levanta dentro de la antigua Zona de Protección de Paisaje, con una limitación de altura que la corporación municipal se apresuró a suprimir". Pero los daños que provocó el inacabado edificio no sólo fueron contra el paisaje: se destruyó buena parte de una necrópolis medieval (en concreto 194 tumbas), atentado contra el patrimonio que fue provocado por quienes tienen la obligación y las competencias para defenderlo y protegerlo. El informe del Comité Nacional Español de ICOMOS de junio de 2011 es verdaderamente clarificador: “Por tanto, no es sólo que se haya infringido la legalidad, sino que la propia “promotora” de la obra que destruye el Patrimonio Arqueológico es la responsable de conservarlo".
Y las conclusiones de informe son tajantes: “ICOMOS España lamenta profundamente la destrucción sin estudio arqueológico y antropológico previo de parte del cementerio medieval del área arqueológica del Sector de San Lázaro de Toledo”. Y añade: “La destrucción del patrimonio cultural desgraciadamente no es un caso aislado en el rico patrimonio cultural de Toledo, ciudad inscrita en la lista del Patrimonio Mundial”, por lo que ICOMOS “insta vivamente a las autoridades competentes municipales, autonómicas, estatales e internacionales a adoptar las medidas oportunas para la mejor conservación y custodia del patrimonio cultural de la ciudad, evitando por todos los medios su deterioro, pérdida o destrucción”.
El informe concluye con una grave advertencia: “Debería aplicarse en el caso que nos ocupa, por las autoridades competentes en la materia, el régimen sancionador que la Ley establece cuando se produce destrucción del patrimonio cultural protegido".
La sociedad se escandaliza del uso inadecuado de recursos públicos para un proyecto que parece tenía claros los espacios pero no los usos ni la forma de gestionarlos. Un centro cultural llevado por una empresa de infraestructuras (GICAMAN) no tiene suficientes garantías de profesionalidad para desarrollar la alta misión cultural y artística que parecía tener cuando hacia 2007 empezó a proyectarse. ¿Cómo pensaba integrarse ese centro en la vida cultural y social de Toledo? ¿Sería un centro de participación ciudadana? ¿El Ayuntamiento y el Gobierno Regional tendrían algún papel en su gestión?
Muchas preguntas que los toledanos, especialmente los sectores más sensibilizados con la vida cultural y artística, nos preguntamos? Hay quienes afirman que lo mejor para ese edificio es que desaparezca. Pero, ¿después de tantos desmanes al patrimonio? ¿No será mejor buscar cuál es su mejor uso y que puedan aprovecharse los presupuestos gastados en esta inversión? No es una solución fácil, en una ciudad que afortunadamente cuenta con muchos centros culturales pero que, lamentablemente, pasan demasiado tiempo cerrados.
Se equivocará el Gobierno si, como nos tiene acostumbrados, decide en soledad el destino de este controvertido edificio, reflejo de unos gobernantes que demasiadas veces gastan el dinero público sin valorar bien las aportaciones a la sociedad que harán esos centros. Gobernar no legitima todas las decisiones que se toman, sobre todo cuando una iniciativa como el Quixote Crea está controvertido por los cuatro costados. Y reitero la cuestión: ¿Tiene el Gobierno regional un proyecto para el Quixote Crea?