Roberto tiene 54 años y lleva más de la mitad de su vida trabajando como policía local en la ciudad de Toledo. Ha pasado diez días ingresado en el Hospital Provincial tras contagiarse por coronavirus y, a pesar del delicado estado de salud que ha tenido, es uno de los pacientes que ha podido superar esta enfermedad y volver a casa, donde ha de estar aislado en su habitación durante 14 días más. "Es duro, cruel, pero se puede salir adelante", apunta en una entrevista telefónica con este medio en la que, ahora, afirma encontrarse "muy bien de ánimo".
Todo comenzó con un "ligero picor de garganta" que, ante la advertencia que ya les habían trasladado sobre los posibles síntomas del COVID-19, le hizo acudir a su médico de cabecera. "Me auscultó, me estuvo mirando y en principio no parecía coronavirus". Pocos días después, relata, llegó la fiebre: "Empezó a subir y a subir. Llamamos al médico y me dijo que me aislara. Después, no era solo la fiebre, era la presión en el pecho y tuve que ir a urgencias".
Del Hospital Virgen de la Salud fue trasladado al Hospital Provincial, donde ha compartido habitación con Rubén, un hombre "un poquito más joven" que ingresó, y también salió recuperado, tres días antes que él. "Nos hemos ido apoyando. No es lo mismo estar aislado solo que con un compañero", dice Roberto, que recuerda cómo incluso cuando uno de los dos pasaba al servicio a ducharse dejaba "la puerta entreabierta" por si se mareaba y podía requerir de auxilio.
Ya en el preámbulo de la entrevista, agradece "el fenomenal" trato que ha tenido tanto de los profesionales sanitarios como del personal de limpieza "que pasaba con una sonrisa a la habitación". Sobre el tratamiento con el que ha podido recuperarse, en el que también requirió de oxígeno, indica que ha sido medicado con un antiobiótico "bastante fuerte". "Al principio me sentaba muy mal, no podía comer y devolvía. Luego lo fui asimilando y, mira, he podido salir", cuenta emocionado este agente que no tenía patologías previas.
"Una de las cosas que más alegría me daba era escuchar los aplausos"
Sobre el ambiente que percibía en el Hospital Provincial los días que ha pasado ingresado, destaca que "una de las cosas que más alegría" le daba era "escuchar los aplausos" de los sanitarios a los pacientes que recibían el alta. "Eso te emocionaba mucho. Te ayudaba a salir adelante", agrega sobre estos momentos que contrastan con el silencio y la desazón de los fallecimientos de quienes, lamentablemente, no han podido superar esta enfermedad.
También ha sentido el aliento y "el grandísimo apoyo" de sus compañeros de la Policía Local de Toledo "en todo momento", así como el de su familia y su mujer, Esther: "Ha sido quien me ha sacado adelante, es la más fuerte de todos". Ambos tienen dos hijos: Sara, que también está aislada en casa con síntomas, y Pablo -enfermero-, "que está trabajando en el Hospital Virgen de la Salud como un campeón" y quien ahora se hospeda en una residencia, como otros sanitarios, para prevenir posibles contagios.
Roberto comunicó automáticamente a su jefatura la situación, que puso "todos los medios para que aislaran a un compañero con el que pasaba mucho tiempo", así como a otros con los que, a pesar de tener menos contacto, también podría haber contagiado. "Alomejor yo he tenido la mala suerte de que me haya atacado más fuerte, quizás otros lo han pasado casi sin darse cuenta", apunta sobre este virus que cree que "va a marcar a todos". "Es una enfermedad muy cruel pero creo que saldremos adelante".
"Psicológicamente temes mucho"
El toledano recalca lo "encantado" que está de ser de "una ciudad tan hermosa y con gente muy buena", así como "el orgullo de ser policía local" y estar "al servicio de todo Toledo, en todos los conceptos", sentimientos que se han intensificado tras haber pasado por momentos muy delicados. "Cuando estuve ingresado tuve un día muy malo, no me bajaba la fiebre y psicológicamente temes mucho", explica el agente que, sin embargo, se fue animando con el paso de los días y más aún cuando consiguió pasar las primeras 24 horas sin requerir oxígeno.
Traslada también su agradecimiento a la alcaldesa, Milagros Tolón, quien ha estado "muy pendiente" de su evolución, envía un mensaje de ánimo a todas las personas que están pasando por esta situación y señala que lo primero que le gustaría hacer una vez podamos superar esta crisis sanitaria es ver a todos sus seres queridos, "abrazarlos, y darles las gracias". "Y tomarme una cerveza en una terraza con una tapita", dice dejando percibir una sonrisa con la que destaca también la concienciación y la responsabilidad que, en general, y según le trasladan sus compañeros, está teniendo la ciudadanía de Toledo durante este estado de alarma.