Empresas y universidades de toda Europa se han unido en el Proyecto MacGhyver: una iniciativa para desarrollar una tecnología sostenible que produzca hidrógeno verde a partir de aguas residuales.
Por el momento se ha creado un prototipo de planta a escala de laboratorio con el que medir los impactos de este vector de energía, ahora en boca de todos como fundamental para la transición energética. El Laboratorio de Ingeniería Electroquímica y Ambiental del grupo de investigación TEQUIMA de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) va a ser el encargado de realizar esta medición.
Y es que, Castilla-La Mancha ya ha manifestado su apuesta por liderar la producción y almacenamiento de hidrógeno, desde iniciativas públicas como el Centro Nacional del Hidrógeno de Puertollano (Ciudad Real) o privadas como el inminente desembarco de la empresa norteamericana Cummins en Guadalajara o de la factoría Vitale en Alcázar de San Juan.
Financiado con 3,9 millones de euros, de los que casi 300.000 euros serán gestionados por el grupo de la Universidad regional, y tras haber obtenido la mejor valoración en la pasada convocatoria Horizon Green Hydrogen Pathfinder, el Proyecto MacGhyver está coordinado por la empresa francesa Eden Microfluidics.
Además de la UCLM, del consorcio de la investigación forman parte las universidades Clausthal University of Technology (TUC) y Leibniz University Hannover (LUH), ambas de Alemania; la Poznan University of Technology (PUT) de Polonia y la Delft University of Technology (TuDelf) de Holanda.
El proyecto, que tendrá una duración de cuatro años, ha reunido en la Facultad de Ciencias y Tecnologías Químicas de la UCLM en el Campus de Ciudad Real a los representantes de las diferentes partes implicadas para celebrar su reunión de lanzamiento. Y es que la institución académica no quiere perderse esta carrera por el hidrógeno: participó activamente en el I Primer Congreso Internacional del Hidrogeno H2Revolution de Puertollano, donde presentó sus principales líneas de investigación a este respecto.
Para el desarrollo de una tecnología sostenible destinada la producción de hidrógeno verde a partir de aguas residuales industriales, las partes implicadas desarrollarán un ‘stack’ de electrolizadores (el aparato que permite producir este elemento mediante un proceso químico que separa las moléculas de hidrógeno y oxígeno) y un sistema de separación y compresión electroquímica que puede ser operado con energía renovable.
También desarrollarán catalizadores con metales no nobles que presenten una elevada actividad catalítica. Finalmente, el impacto ambiental, económico y social de la tecnología desarrollada será evaluado en este proyecto y será llevada a cabo por el grupo de la UCLM.
Iniciativa “semi-secreta”
¿Cómo se medirán estos impactos? Justo Lobato, doctor en Ingeniería Química de la UCLM, explica que para que el hidrógeno sea verde debe no emitir CO2 y lo que hará el grupo de investigación es medir el impacto ambiental de las diferentes tecnologías materiales que se van a llevar a cabo en el prototipo. “Partimos de aguas residuales, con una configuración novedosa de canales, y con la idea de huir de materiales caros que hacen que aumente el coste de la producción de hidrógeno”, detalla.
Pero la institución académica también quiere centrarse en medir los beneficios de utilizar unos materiales u otros para esta tecnología, así como los costes a largo plazo. Asimismo, en la última fase del proyecto, testarán el impacto social: “Queremos saber cómo ve la ciudadanía, los expertos, los científicos y las empresas este proyecto que parte de una materia prima concreta, como son las aguas residuales”.
Por el momento, esta iniciativa es “semi-secreta” pero el experto cuenta que el prototipo de la planta constará de diferentes partes y se irá evaluando el impacto de cada una de ellas, desde los electrolizadores hasta el almacenamiento. “Que venga de aguas residuales ya es positivo, porque en cierta medida estamos reciclándola, independientemente de la aplicación para la que se utilice, y al final se va a producir agua pura. Ahí la evaluación del consumo hídrico va a ser positivo sí o sí”.
Justo Lobato lleva más de 20 años estudiando el hidrógeno. Asegura que la apuesta por su producción no es nueva. Sí lo es por convertirla en una tecnología sostenible y no contaminante dentro de un escenario “inevitable” de cambio climático. “Pero el problema es almacenarlo y distribuirlo. Supongo que esa será la siguiente revolución”, concluye.
Una decena de grupos de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha trabajan actualmente en torno al hidrógeno y las pilas de combustible derivadas de su producción. El rector, Julián Garde, ha reiterado varias veces su empeño por colaborar con el Centro Nacional del Hidrógeno de Puertollano.
El Gobierno regional ha destacado que Castilla-La Mancha afianza su posición estratégica para el desarrollo de los proyectos de hidrógeno renovable gracias a su liderazgo en la instalación de energías limpias en España en este año 2022.