Este año cumple 33 al frente del coliseo cultural por excelencia de Toledo: el Teatro de Rojas. Paco Plaza lleva desde el año 1992 dirigiendo y gestionando este espacio que en 2026 celebrará 450 años de historia desde que comenzase a funcionar como corral de comedias.
A este papel suma también su labor como actor y director, pues ha llevado a escena casi una veintena de espectáculos y ha formado parte de innumerables proyectos en ambos campos desde finales de los años 70. Licenciado por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, destaca su apuesta por la innovación, tal y como ha demostrado recientemente impulsando eventos como las Primeras Jornadas Internacionales de Teatros Históricos, que se celebraron precisamente en el Rojas.
Con motivo del inicio de la temporada de otoño del Teatro de Rojas, que arranca con la Gala de Premios -el 3 de octubre- que celebran actualmente, Plaza nos habla en una entrevista con Toledodiario.es sobre su rol de director y su visión personal del teatro, así como la gestión, la programación y el impacto del teatro en la comunidad.
Asevera que un teatro público tiene "una obligación con las nuevas generaciones" y define al Rojas, que el próximo cumple 450 años, como "el templo laico del teatro". "Un teatro que tiene unos recursos públicos tiene que revertir en la ciudadanía y tiene que asegurarse de que está llegando a un espectro muy amplio de contribuyentes", subraya.
Pregunta: Como director, ¿cuál considera que es la principal misión del Teatro de Rojas hoy en día, más allá de la programación?
Respuesta: Yo creo que, como un teatro de titularidad pública que es, la primera obligación y, por lo tanto, la misión fundamental, es llegar a un espectro amplísimo de público, formar, divertir, por supuesto, pero que cuenten contenidos que tengan que ver con la sociedad, ¿no? Con la actualidad y también con el patrimonio literario español de dramaturgias. Pero sobre todo, yo creo que tenemos una obligación con las nuevas generaciones, con la infancia y la adolescencia. Creo que esa es la gran misión que tiene un teatro con vocación de servicio público.
Usted es actor y director de escena con una larga trayectoria. ¿Cómo ha influido esa experiencia artística en su manera de gestionar un espacio cultural tan emblemático?
Sí. A ver, es consustancial. Es muy diferente que haya un hombre o una mujer de teatro al frente de un teatro público o privado, porque realmente las problemáticas intrínsecas de una producción teatral o de danza son las mismas en cuanto a la producción. Pero en la parte de proyección al público, hay una vocación que probablemente te da conocer la profesión desde dentro. En mi caso, en mi época de actor, yo estaba muy inquieto en saber cómo pasaba todo detrás del escenario. Cuando me formé como director, me interesaba mucho qué se quería contar con cada espectáculo, qué queríamos del espectador, qué queríamos que le llegara, en qué queríamos cambiar al espectador. El teatro es comunicación con el público; no existe el teatro si no hay un receptor.
¿Todo ese bagaje ayuda a generar empatía con todas las compañías que llegan, sobre sus necesidades e inquietudes?
Por un lado, como conoces el interno, conoces los procesos de creación, incluso hasta la parte de los costes, tienes todo ese bagaje. Pero luego también es muy doloroso que cuando te llama un colega con el cual has trabajado, y te dice: "Oye, mira, estoy haciendo este proyecto, vente a verlo que te va a encantar, que queremos ir a Toledo". ¿Qué sucede si no encaja en la programación en ese momento? De hecho, he dejado de tener relación con algunos colegas por este asunto. Si me interesa el trabajo o encaja, yo te voy a llamar, pero no estés diciéndome permanentemente que tienes un trabajo y que es maravilloso, porque por alguna razón, en esta programación no va a estar.
Nos dedicamos a generar espectáculos para recibir en el fondo la aprobación del público, de la mayoría del público. En eso consiste el éxito. A veces piensas que has hecho algo maravilloso porque le has dedicado muchísimo tiempo, pero ves que la opinión pública y publicada va diciendo: "Es que yo no veo esto". Hay una crítica legítima. Tú en algún momento tienes que dejar tu ego en algún lado o extirparlo y decir "pues lo mejor me he equivocado".
El Teatro de Rojas es un edificio histórico con una gran relevancia para Toledo. ¿Qué siente al ser la persona a cargo de un lugar con tanta historia?
Es una responsabilidad maravillosa, es un privilegio estar en un teatro con esta solera, habiendo sido capaces de rescatar una maquinaria de 1876 maravillosa. Estas tablas han sido pisadas y se han estrenado obras de Tirso de Molina, por ejemplo. Vamos a hacer una comedia esta temporada de otoño que es 'Don Gil de las calzas verdes' que se estrenó aquí cuando vivía incluso Tirso de Molina.
Es un privilegio y, sobre todo, yo creo que la labor también que tienen los teatros de vocación de servicio público es transmitir un legado cultural a las nuevas generaciones. Hay una triple sensación: una alta responsabilidad para transmitir el legado cultural que has recibido en las mejores condiciones; segundo, el privilegio que supone; y tercero, guiar hacia la dar un salto hacia la contemporaneidad. No dejar de tener un ojo en las propuestas que se hacen que hablan de los problemas de hoy, del ser humano de hoy.
El Teatro de Rojas ofrece una programación muy diversa. ¿Cómo se equilibra la oferta de espectáculos comerciales con las propuestas más arriesgadas o de compañías emergentes?
Siempre he pensado que los teatros situados en las capitales de provincia tienen que tener una polivalencia en sus líneas de programación. Pero fundamentalmente tienen que responder a un modelo que trabaje más en la dirección del teatro de arte, es decir, que lo artístico prevalezca sobre otras propuestas que tienen más que ver con el entretenimiento o el teatro ligero. Tiene que existir el teatro musical o la comedia musical, pero la misión de un teatro que tiene unos recursos públicos tiene que revertir en la ciudadanía y tiene que asegurarse de que está llegando a un espectro muy amplio de contribuyentes.
Cuando trabajé como actor y después como director de escena la referencia era el perfil de un teatro como los 'Länder" alemanes, donde pudiera haber obras arriesgadas con temáticas que van marcando caminos, que abren posibilidades con infinidad de cosas. Por ejemplo, ahora con temas relacionados con el movimiento LGTBI o el cambio climático. Todos los problemas que están en la calle deben de estar en los escenarios, aunque el teatro tenga 150 años.
Un teatro que tiene unos recursos públicos tiene que revertir en la ciudadanía y tiene que asegurarse de que está llegando a un espectro muy amplio de contribuyentes"
Con la llegada de las plataformas de streaming y las nuevas formas de entretenimiento, ¿cómo se logra que el teatro siga siendo un punto de encuentro para la gente de Toledo y la región?
Tenemos que, efectivamente, convivir. Por eso es tan importante la formación, porque yo creo que cuando la ciudadanía tiene una base cultural en la educación, es más fácil que sepa después elegir. Esa base está en la escuela. Nosotros, ¿qué podemos hacer desde los teatros públicos? Pues estar muy vinculados con los centros educativos, con los profesionales de la educación.
Detectamos que donde perdemos a los espectadores es entre los 13, 14, 15 años. En esa etapa de la adolescencia casi les perdemos. Si no has tenido previamente una base, es muy complicado escuchar versos alejandrinos de Shakespeare o endecasílabos de Lope o Calderón.
El teatro no solo presenta obras, sino que también organiza talleres y otras actividades. ¿Qué importancia tienen estas iniciativas para acercar las artes escénicas a nuevos públicos?
Es fundamental que los teatros también tengan esa posibilidad de formación, investigación. Yo proponía -cuando se postuló en 1992 para dirigir el Teatro de Rojas- la creación de una escuela de teatro en el propio teatro, basada en las herramientas básicas del actor: la voz, el cuerpo y la interpretación. Yo siempre he entendido que el teatro público también tiene que tener una fase de formación, pero también de producción y de creación escénica. Si tú generas un espacio de formación e investigación, a la larga, tendrás compañías que se vayan creando y esas compañías puedan producir con el teatro.
Yo era, todavía soy, un 'hooligan' de la formación. Yo considero que en la formación está todo el arte de la escena. El círculo que debería de cumplir un teatro que quiera ser algo más que un espacio de exhibición únicamente es: formación, investigación teatral, creación, producción y exhibición de estreno.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el Teatro de Rojas? Me refiero a la propia infraestructura, a la financiación o al diseño de la programación.
Hemos organizado hace muy poco una jornada sobre teatros históricos. Tenemos ahí un reto fundamental que es poner en valor nuestro patrimonio de arquitectura teatral en España, porque no tenemos ni siquiera registrado, no tenemos un mapa.
Los teatros históricos tienen que cumplir una misión para mostrarlo porque también generan actividad económica en las ciudades. Y es fundamental recuperar esa idea de que avance el teatro en la parte de formación e investigación teatral para que pueda tener sus propias producciones, con gente de aquí, con profesionales que no tengan que desplazarse. Tenemos presupuesto. ¿Por qué no destinar todos los años para hacer la producción con ese apoyo?.
A veces se financia y se ayuda a producciones que no se les exige que tengan un retorno de la economía. ¿Cuáles son las alternativas? Coproducir. Si ponemos todo el dinero en el mismo lugar —Diputaciones, Ayuntamiento, Consejería, Ministerio de Cultura—, nos podemos llevar una sorpresa. Hay que seleccionar y respetar al público, traer cosas de calidad, y eso se consigue probando otros caminos. Esas partes no están exploradas en nuestra región. Estamos muy por detrás.
El Teatro de Rojas también organiza los Premios Teatro de Rojas. ¿Qué significa este reconocimiento para la escena teatral en España y para la ciudad de Toledo?
Siempre iniciamos la temporada con la entrega de premios. Los premios son una apuesta para producir un lugar de encuentro entre los creadores y el público que les ha votado. Lo queremos hacer en un ambiente festivo, musical, un poco gamberro. Y este año no va a ser menos. Tenemos una orquesta de jazz maravillosa.
El 2026 va a ser un año especial para el Teatro de Rojas, ¿con qué perspectiva ve celebrar los 450 años?
Respecto a la perspectiva para el año que viene, vamos a cumplir 450 años del corral de comedias, un espacio que siempre se ha dedicado a lo mismo. Ya en su momento desvelaremos un poco los contenidos de ese programa.
Si tuviera que elegir una palabra para describir el alma del Teatro de Rojas, ¿cuál sería y por qué?
En tres quedaría perfecto: sería el templo laico del teatro. No existe, yo creo, en el mundo conocido en Europa, un lugar que se pueda asemejar a Toledo. En un periodo de tiempo coinciden Lope de Vega, Tirso de Molina o Calderón de la Barca. Es un lugar privilegiado donde te tienes que descalzar. El Teatro Rojas es una inspiración y es una parte de respeto, de respeto reverencial. Es un templo de la cultura.