Querido alcalde:
Le escribo para felicitarlo en el Primer Aniversario. Es verdad que en el Corralillo de San Miguel (que mucha gente conoce como Bu por el bar que hay en esta plaza) también existe otra fuente que lleva un año sin funcionar, pero yo quería centrarme en la que está ubicada junto al mobiliario infantil. Le quería dar las gracias, de corazón. Es verdad que un año no es nada, y que quizás hubiera sido mejor esperarme a que se cumpliera el segundo, quinto o décimo aniversario, momentos más redondos. Por el camino que vamos no dudo en que habrá ocasión. Pero, entiéndame, desde que el cambio climático avanza inexorable; las temperaturas son cada vez más altas; y la boca se seca más, la necesidad de compartir momentos felices se hace más inexcusable.
Por otro lado, el hecho de que multitud de niños y niñas jueguen en este sitio muchas tardes y pidan agua tiene más que ver con las exigencias de una infancia que no conoce límites con sus necesidades básicas.
Soy consciente de ello. Se empieza por querer beber agua cuando estás jugando y se acaba por no se sabe dónde. Es verdad que el agua la usamos también para jugar o refrescarnos, pero claro, prefiero obviar tales exigencias que tienen más que ver con una sociedad insaciable que con otra cosa.
Si la política local es la gestión de la insatisfacción permanente, cuando hablamos de infancia y agua este axioma se puede quedar hasta corto. Lo sé. Además, el agua de las fuentes muchas veces deja que desear, es mucho mejor beber agua embotellada y que la relación de los microplásticos con los pequeños estómagos de nuestros inquietos menores se produzca cuanto antes. A partir de cierta edad hay cosas que ya no tienen mucho sentido.
En definitiva, porque tampoco tiene sentido extenderse más de lo necesario en una felicitación, reitero mis parabienes y muchas gracias.
Un afectuoso saludo,
Javier Manzano Fijó