Tras redactarse un informe en base a una consulta a instituciones, colectivos y profesionales de la ciudad de Toledo, siempre bajo los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 20/30, se ha abierto un periodo para que la ciudadanía realice aportaciones sobre la política cultural que se pretende para los próximos años. Iniciativa del ayuntamiento capitalino loable por lo que significa de reflexión y debate que, esperemos, obtenga los frutos deseables.
Entendemos que hay varios ejes complementarios pero que necesitan una gestión específica: la participación cultural de los vecinos y vecinas de la ciudad en materia cultural, la gestión turística que en nuestra ciudad pivota en patrimonio y la que consideramos que son las pautas para conseguir una óptima conservación del patrimonio cultural, que por otra parte es eje y motor de la economía de la ciudad y a la vez de generación de empleo.
Se creó un área municipal que se tituló de “Patrimonio Cultural”, pero nos tememos que se sigue, desde el Ayuntamiento, priorizando la gestión cultural sobre la del patrimonio cultural y ésta área se ve como una veta de explotación turística. No estamos en contra de que se estimule la participación y consumo de industria cultural, que se propicie la creación cultural, pero, por favor, no se confunda con el patrimonio cultural y natural, son conceptos distintos.
Por ejemplo, se realiza un Festival “Greco” de música clásica, y ciclos de Jazz, música étnica, flamenco, concierto de campanas, etc. Se consolidan instituciones formativas como la Escuela Municipal de Música o el Conservatorio, la banda de música o se subvencionan a grupos musicales o vocales. Pero, el patrimonio musical lo tenemos en las partituras de la capilla de música de la catedral, de la capilla mozárabe, de las iglesias y monasterios. Hay códices que hay que restaurar, fondos por inventariar, partituras por interpretar, por no hablar de los órganos, campanarios o ejemplos de tradiciones musicales de valor inmaterial.
Como saben, esta columna la dedicamos a opinar sobre “Nuestro Patrimonio”, y en este campo centramos nuestra atención. Es por ello que subrayamos la necesidad, entre otras cosas, de hacer una política activa de mantenimiento de los habitantes del espacio monumental, huyendo de lo que puede convertirse en un auténtico “agujero negro” del propio patrimonio cultural, convertido en un escenario de “cartón/piedra”. De no perseguir el turismo de masas, sino un desarrollo sostenible del sector, consiguiendo un turismo responsable y respetuoso con el patrimonio. De fomentar el conocimiento y disfrute del patrimonio por los propios vecinos y vecinas de la ciudad, no centrar el foco sólo en la captación turística. O, de desarrollar el patrimonio natural, comenzando con la recuperación del Tajo y terminando con la adecuación de los jardines, parques y parajes naturales.
Propone el plan estratégico de Cultura el edificio de la Alhóndiga como espacio de referencia para la generación de actividades culturales. Recordamos la tan traída y llevada promesa de creación de un Museo de la ciudad o Centro de interpretación, tan necesario para que el visitante a la ciudad –y el propio vecino-, tome una idea más cabal de lo que el patrimonio cultural de la ciudad le puede ofrecer en función de su interés o disponibilidad de tiempo para disfrutar de su patrimonio cultural y natural.
Es verdad que el ayuntamiento ha realizado iniciativas sobre formación y educación no formal como el “Toledo educa” o ha participado en convocatorias europeas de educación y patrimonio, pero debería la Consejería de Educación, Cultura y Deporte contemplar la existencia en Toledo, Cuenca y alguna otra ciudad conjunto histórico-artístico de contenidos transversales que acercaran al alumnado a su entorno más inmediato, así como material didáctico para que pudieran extraer más rendimiento de sus visitas a estos espacios con patrimonio cultural. Y, a falta de la iniciativa regional, el Ayuntamiento toledano podría apostar por facilitar esa imbricación entre los centros educativos y su entorno.
Otra vertiente en la educación formal y no formal la constituye la oferta del Campus de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha a través de la Universidad de mayores o de los congresos y jornadas que convoca. Debería la universidad plantearse adaptar el disfrute del patrimonio a colectivos específicos que requieran adaptaciones más singulares a sus edades, formación u origen social.
En cuanto a la difusión, es verdad que hay que mejorar los contenidos, la comunicación o la realización de las actividades que actualmente se realizan, como la “el día internacional de los museos”, el “Día del Patrimonio”, “las rutas sobre el patrimonio desconocido” o las visitas a determinados monumentos. Hay, actualmente, muchos actores (Consorcio, Ayuntamiento, Asociación de Guías, “amigos de los conventos toledanos”, etc.) y poca coordinación, echándose en falta, asimismo, una tutela sobre el uso que se hace de los espacios o de los elementos patrimoniales.
Por último, indicar las contradicciones que de la lectura del documento se extraen sobre la gestión municipal en el área, ya que si el OE1.2.2. indica “Acciones de impulso y reconocimiento a la Investigación Histórica”, los premios ciudad de Toledo a la investigación histórica no se han vuelto a convocar siquiera por el mismo concejal que promueve el Plan estratégico. Una de cal y otra de arena, la OE1.1.5. señala “Acciones encaminadas a la conservación, digitalización y mejora de la difusión del patrimonio documental del Archivo Municipal”, no sé qué mejoras se pretenden a una de por sí magnífica labor de conservación, digitalización y difusión de los fondos de la citada dependencia municipal.
Esperemos que el modelo se extienda a otros municipios de la región, diputaciones y al propio gobierno regional, que desarrolla un plan estratégico de cultura redactado hace un lustro y que ya señalamos es demasiado ambiguo en objetivos y líneas de actuación.
Epícaris