Imagino que al igual que yo, ya se habrán percatado de que desde hace un mes planean sobre nuestras cabezas las luces de Navidad. ¡Llámenme loca!, como canta nuestro Amatria, porque escapa a mi raciocinio la premura con la que se monta, la sed de hacer transitar a miríadas de personas por singulares calles estrechitas, el temor a pararte ante cualquier restaurante, escaparate, heladería, o a saludar a una vecina o a un amigo que veas porque te lleva la corriente humana…
Y es que al igual que planea sobre nuestras cabezas el alumbrado navideño también planean sobre mí las preguntas de siempre. Se las voy a contar, porque lo mismo ustedes también se las hacen y hacemos juntos un ejercicio de catarsis. ¿Somos Vigo y no me he enterado por mi falta de raciocinio?, ¿no se puede invertir en otros barrios de Toledo con menos afluencia de visitas? ¿qué voy a hacer cuándo vea a esa persona con la que quiera pararme a hablar y sea llevada en volandas cual cantante en un concierto?, ¿volveré a escuchar eso de” ¡Pero cómo se le ocurre sacar el coche con tanta gente!” como si mi vida tuviera que modificarse porque él viniera?... Son tantos y tantos los interrogantes mis lectores y lectoras.
Y yo les insisto, llámenme loca, pero qué necesidad tiene nuestra ciudad de adelantar el encendido navideño. Entiendo que lugares con pocos recursos o que tienen calles con dimensiones estándar hagan malabares para atraer visitantes e innoven con adornos y artificiales afeites que embellezcan lo poquito que tienen, ¡¡¡pero igualar nuestra ciudad, Toledo, una ciudad con un casco histórico que va a contar con una entrada imperial en breve, ni más ni menos, con esas ciudades!!!, me van a perdonar, pero esto es hacerla de menos.
Por otro lado, son harto conocidas las reflexiones de las personas que vivimos en el casco por la convivencia que debe existir entre vecinos y vecinas y visitantes. Con la llegada de esta festividad las calles se llenan de vecinos del barrio, de vecinas de otros barrios, de vecinos de otros pueblos, de vecinas de las ciudades próximas… y de turistas. Todos bien apretaditos oliendo en el cogote la colonia (en el mejor de los casos) que ha tenido a bien ponerse la persona que llevas justito delante. Espero que lo estén visualizando. Y digo yo, ya que esto va a ser así, ya que un año más se han puesto las susodichas luces ¿Por qué no encenderlas como siempre, desde el puente de La Inmaculada hasta Reyes? Ya que esto va a ser una locura y tortura que al menos lo sea el menor número de días posibles.
Pero Carmen, alhaja (apostillarán las vecinas de Toledo que lean esto), ¿cuánto tiempo llevamos pidiendo esto y lejos de reducir los días vemos cómo se amplían año a tras año? Pero yo les vuelvo a decir eso que canta Amatria de ‘Llámenme loca’ porque creo que en algún momento alguien de nuestro Ayuntamiento nos entenderá.
No quiero acabar con el turismo, no me molestan los turistas; lo que quiero es poder vivir en mi ciudad. Quiero que el Ayuntamiento piense en soluciones. Mis vecinos de Hombre de Palo y yo queremos poder sacar nuestro coche, al igual que hace cualquiera de los visitantes cuando regresan a su barrio, a su pueblo, a su ciudad o a su país de origen. ¡Ah! Se me olvidaba y también quiero volver a entrar en coche a mi casa, y llámenme loca una vez más, en este caso por tener la fea costumbre de querer regresar a mi casa después de salir de ella. Lo siento, pero no es para describir la cara que se nos pone al llegar al pivote que se supone que regula el tráfico sólo para los vecinos y que cuando vamos a acceder por él los vecinos, no me den acceso porque mi calle está intransitable… ¡¡¡Pero alma de cántaro que pago mis impuestos, digo yo que alguna solución me tendrás que dar más allá de decirme que me busque la vida!!!, o ¿¿¿pretenden que no saque el coche de mi casa desde mediados de noviembre hasta el 8 de enero???....
No me quiero enervar, procede bajar un poquito las revoluciones que pasados recuerdos me están provocando.
Ya durante la Semana Santa anterior escuché a nuestro alcalde don Carlos Velázquez Romo decir que había que pensar en soluciones para mejorar esta convivencia (qué palabra tan usada en nuestra ciudad a través de los siglos y qué poco real ha sido y continúa siendo). Lo cierto es que no he vuelto a escuchar nada al respecto. Por si desde entonces no les ha dado tiempo a pensar en ello o por alguna extraña razón no han caído en que sin soluciones no se termina el problema, ofrezco unas ideas para este año muy sencillas: Que se reduzcan los días del encendido de luces y actividades navideñas en el casco, que se apueste por llevar mercadillos, encendido, y atracciones a otros barrios cuyos negocios verían aumentar sus ingresos y por último, que la Policía Local ayude a los vecinos a aparcar sus coches en sus garajes. Hay más vigilancia policial por las calles del casco esos días, lo único que habría que hacer es que la policía que esté más próxima al garaje al que se va a acceder se acerque y les pida a las personas que paren hasta que el coche entre al garaje. Llámenme loca, pero esto se me antoja bastante más civilizado que no permitirme entrar a mi casa por la que pago y cumplo con sus impuestos y todo.
Pues hasta aquí lo que quería compartir con ustedes, espero que además de catártico este escrito sea efectivo. Les cuento también que antes de redactar estas líneas he escrito al Ayuntamiento al apartado Toledo responde para preguntar por este tema. Les mantendré informados y por supuesto, escuchen a Amatria, vecino que compone y canta unos temas que animan a cualquiera.






